Las dos cabezas visibles del nuevo Supertramp fueron entrevistadas por Javier Olivares para el suplemento dominical "La Mirada", en plena gira "One more for the road".

Hace 33 años nació ¡en Suiza! el grupo británico Supertramp. Dos de los supervivientes de la banda, Rick Davies y John Helliwell, pasean estos días por España el estilo meloso e inconfundible del grupo. Cerca de los 60 años, todavía aguantan las giras y dicen componer por afición. Y todo, sin perder su humor británico.

Repantigados en el sofá, Rick Davies y John Helliwell recuerdan a aquellos abueletes que rumiaban en el palco de la ópera de la serie “Los teleñecos”. A sus 57 años, son dos de los tres supervivientes de Supertramp, ese grupo de rock sinfónico que deleitó hace tres décadas a los que hoy rondan los 50 y pretende estimular los oídos de sus nietos. “Slow Motion”, su último trabajo, parece nacido en la ONG “Milagros sin Fronteras”: Davies vive y compone en Long Island (Nueva York), y Helliwell arregla e interpreta en Yorkshire (Inglaterra). En estos días, los ciclistas ocasionales de media España están de enhorabuena: pueden cruzarse con los retazos de la banda, émulos de Induráin a la hora de descargar tensiones.
 
 
PREGUNTA: Se han buscado buenos asesores para las escalas de su gira. En La Coruña, Granada o Málaga hay buen marisco, pescaíto, paella...
 
JOHN: Lo malo es que sólo podremos comer bien el día que no toquemos. A esta edad, las digestiones son pesadas (RISAS).
 
PREGUNTA: Una curiosidad: ¿les ilusiona algún visitante local en sus conciertos?
 
JOHN: Nos gustaría que acudiera algún tenista. A veces vienen para relajarse del circuito. Por ejemplo Carlos Moyá. Pero también “miss” Moyá (Patricia Conde les acaba de entrevistar para “El Informal”).
 
PREGUNTA: Suma el grupo más de cuatrocientos años, y todavía presumen de no trabajar por dinero. ¿Qué les mueve a componer?
 
RICK: Obviamente, la música. Como artistas, tenemos la necesidad de expresarnos. Pero que nadie piense que somos ricos, multimillonarios. En este negocio, el dinero que llega debe repartirse en otras inversiones: músicos, mánagers, agentes, etc., para que resulte rentable.
 
PREGUNTA: Tanto intermediario, ¿ha cambiado el negocio?
 
RICK: No es fácil imponerse en una industria regida por abogados y financieros que quieren cuadrar las cuentas.
 
PREGUNTA: A su edad, ¿Qué pócimas secretas llevan en el equipaje para aguantar una gira? ¿Gingseng? ¿Existe la viagra para la voz?
 
JOHN: Nos gusta mucho montar en bicicleta, y a veces, la alquilamos. Y sólo tomamos vitaminas, de verdad: Vitamina E y aceite de hígado de bacalao. Es muy bueno.
 
PREGUNTA: ¿Les asusta perder la voz?
 
RICK: Claro. Para el último álbum ha habido que hacer un esfuerzo superior. Incluso en el coche iba cantando las cintas, para calentar la garganta. En cuanto salgamos a cantar todas las noches, estaremos entrenados.
 
 
Junto a Davies y Helliwell, sobrevive, de los miembros de grupo en los setenta, el batería Bob Siebenberg. Se bajaron del éxito Roger Hodgson y Dougie Thomson. Tratan de suplirlos el percusionista Jesé Siebenberg (hijo de Bob), el teclista Mark Hart, el bajista Cliff Hugo, el guitarrista Carl Verheyen y el trompetista Lee R. Thornburg.
 
 
PREGUNTA: Supertramp siempre se parece a Supertramp. ¿Es eso tan bueno para los autores como para el público?
 
RICK: Es algo inevitable, y a nadie interesa cambiarlo. Es lógico.
 
PREGUNTA: Siempre se dijo que su único parecido con The Beatles, además del origen británico, era la simpleza de sus letras.
 
RICK: (TORCIENDO EL GESTO) No son simples. A veces, el ajuste de las letras es solo cuestión de métrica. La gente habla por hablar.
 
PREGUNTA: John, ¿cómo encaja su sonido la generación de su hijo mayor, que vive en Nueva Zelanda, entre kiwis?
 
JOHN: Charles tiene 26 años. Mamó Supertramp, The Beatles o Bob Dylan. Es muy crítico con lo que hacemos. Tiene buen oído. Peter, de 16, que vive en casa, aún no dice nada.
 
PREGUNTA: ¿Eso es bueno o malo?
 
JOHN: ¡Es bueno, seguro!
 
PREGUNTA: Rick, usted no tiene hijos. ¿Sus perros, se han acostumbrado a su música?
 
RICK: De momento no se quejan, y la oyen todos los días en el estudio.
 
PREGUNTA: Hace dos años, cuando estuvieron por aquí, se jactaban de vivir sin ordenador ni móvil.
 
RICK: Sí. Yo sigo sin teléfono, y el ordenador sólo lo uso para arreglos.
 
JOHN: Yo tengo en un rincón un ordenador por mi hijo pequeño y el móvil sólo lo utilizo para llamar. Nadie tiene mi número. Siempre está apagado. En la gira cambiará el uso, claro. De momento hago sólo tres o cuatro llamadas al mes.
 
PREGUNTA: Rick, usted compone en Nueva York y John vive en Inglaterra. ¿Cada cuánto tiempo se ven?
 
RICK: No nos vemos mucho, la verdad. Lo hice todo yo y no se lo presenté ni siquiera a mi mujer. Quería que lo viera sólo mi grupo.
 
PREGUNTA: Como buenos británicos, ¿Les gusta el fútbol?
 
JOHN: No mucho. Veo por la tele partidos con mi mujer, sobre todo las finales. Mi esposa va con una amiga a ver a un equipo de la segunda división inglesa.
 
PREGUNTA: Y usted, Rick, ¿se ha acostumbrado al fútbol americano?
 
RICK: Hace unos años, toqué la batería en la orquesta que acompaña al partido, pero luego me metí en ese deporte y he llegado a probarlo suavemente y a entenderlo.
 
PREGUNTA: En los bolsillos, ¿llevan libras o euros?
 
RICK: Hemos estado en París, en Madrid, en Alemania, y el uso de la moneda única es muy fácil. No creemos que sea un error abandonar la libra en las islas.
 
PREGUNTA: La cerveza sabe igual en todas partes, y se paga con cualquier moneda...
 
JOHN: (RISAS) Cierto. Además, al saltar la frontera, en Francia, hay cosas más baratas que en libras.
 
PREGUNTA: ¿Es difícil para ustedes encontrar algo sorprendente en la música de hoy?
 
JOHN: Nos gustan Beck, Macy Gray y Daft Punk, muy eclécticos, como nosotros.
 
PREGUNTA: Se habla de crisis mundial, económica. Su disco “Crisis? What crisis?”, ¿tendría sentido ahora?
 
RICK: Lo hecho, hecho está. Además, entonces fue una crisis del petróleo la que sacudió el planeta. Lo de ahora, como se sabe, es bien distinto, con ramificaciones políticas, territoriales y religiosas. Nada que ver.
 
PREGUNTA: Rick, ¿le pilló en Nueva York el 11 de Septiembre?
 
RICK: No. La víspera estaba en Los Angeles, mezclando el bajo y la batería del disco. Tuvimos que parar durante dos semanas. Falleció algún conocido bombero.
 
JOHN: La hija de un amigo murió en una de las torres gemelas. Estaba en Nueva York al cargo de la familia.
 
PREGUNTA: ¿Cuál es la canción que les piden en todos los conciertos?
 
JOHN: “Dreamer”, quizá, pero no la podemos tocar sin Roger Hodgson. Y también son muy solicitadas “Logical Song”, “Goodbye stranger” y “Crime of the century”.
 
PREGUNTA: Han hablado ustedes, sin que nadie les pregunte, de Hodgson, con el que no mantienen relación. ¿Podrá volver algún día?
 
RICK: No es imposible, pero sí improbable. Hace sus cosas, y siempre fue un tipo algo claustrofóbico con los grupos. De hecho, orientó sus composiciones a sus ideas religiosas (Hodgson se afilió a la filosofía oriental y al budismo).
 
PREGUNTA: Y a ustedes, como músicos, ¿cuál es la canción que más les entusiasma?
 
JOHN: Esperamos que haya una visión más amplia de la producción del grupo, pero “Crime of the century” sirvió para explotar. Fue el detonante.
 
 
Supertramp está de gira en España. 23 de Abril en La Coruña, el 25 en Málaga, el 26 en Granada, el 27 en Madrid, el 28 en Barcelona, el 29 San Sebastián y el 30 en Vitoria.