Esdale MacLean, de la publicación musical británica "Melody Maker", asistió al concierto de Supertramp en Londres, último de la gira europea de "Crisis? What crisis?".
Supertramp dio en el Royal Albert Hall un espectáculo que combinó los mejores aspectos de su trabajo en estudio con el entusiasmo de una actuación en directo. Causaron una gran impresión, con un concierto muy compacto que hacía parecer que todos piensan con el mismo cerebro. Tocaron con una precisión impecable, y lo más importante es que pusieron su corazón y sus sentimientos en cada canción.
En el escenario, desprovistos de los recursos del estudio (aunque hubo un uso evidente de sonidos grabados en "Rudy"), ofrecieron al público sus canciones, ejecutadas con cuidado y cariño, lo cual enfatizó la unidad del grupo. Que todos están muy involucrados en las canciones es obvio, pero aquí estaban presentes también el corazón y el talento.
Sobre el escenario, la sala de máquinas de Supertramp, con Bob Siebenberg a la batería y Dougie Thomson al bajo, funciona mejor aún que en un disco. Le dan al grupo un gran respaldo y echan humo controlando su propia energía. Lo único criticable es que Thomson es un bajista de aspecto “funk” que toca sus notas de forma bastante estridente, y tal vez deberían avisarle en los pasajes más suaves para que las hiciera encajar mejor. Roger Hodgson, que tocó el bajo en el primer álbum, es bastante más sutil, pero por el contrario carece de esa energía.
Rick Davies, a los teclados, tiene un estilo que le hace sonar igual en el Steinway o en un Moog. Hodgson proporciona un acompañamiento económico a la guitarra eléctrica, pero el mejor conocedor del oficio es John Helliwell, que embellece el sonido con una gran variedad de saxos y también echa una mano en el sintetizador. Añadió el toque de humor al concierto, refiriéndose a "su" grupo y presentando un tema como "una canción que les dejé componer para mi último álbum".
Los momentos brillantes fueron muchos: "Sister moonshine", "Ain't nobody but me" y "Lady", del álbum "Crisis, what crisis?", y las mejores canciones del "Crime of the century": "Hide in your shell", "Rudy" y "If everyone was listening", las cuales salieron ganando con la ausencia de las superfluas variantes del estudio. Y fue bonito ver a Roger Hodgson en un bis tocando con la guitarra acústica una preciosa versión de "Home again", un tema del primer álbum.
Los defectos: un par de pasajes fueron algo precipitados y "Dreamer" se aceleró de repente a mitad de la canción. Pero eso es buscarle tres pies al gato y detectar defectos sólo porque sí dentro de una actuación absolutamente soberbia.