Juan Lago y Abel Fuentes entrevistaron en exclusiva para THE LOGICAL WEB a Tony Klinger, cineasta británico que incluyó en la banda sonora de su película "Extremes" varias canciones del primer álbum de Supertramp y también ha trabajado con otras importantes bandas de rock como The Who, Deep Purple y The Pretenders.




TLW: ¿Cómo empezaste a trabajar en el negocio cinematográfico?

TONY: Cuando tenía 8 ó 9 años gané un par de concursos de redacción sobre películas de Cadbury y Nestlé que se proyectaban para todos los chicos menores de 11 años. Me enamoré de la idea de escribir guiones para películas y, por qué no, también de rodarlas y conseguir grandes premios… como montones de rico chocolate. Mi padre era un ingeniero con un curriculum muy brillante, así que le molestó que yo sólo quisiera dedicarme a eso sin estudiar una carrera profesional.

TLW: ¿Estudiaste algo relacionado con el cine o la televisión durante tu adolescencia?

TONY: Empecé a planificar mi camino hacia el guión y la dirección de películas, pero para mi sorpresa mi padre acabó trabajando en el negocio del cine, lo cual inicialmente me sentó mal porque esa era mi meta y de repente él se metió allí. Al principio se dedicó a construir salas de cine, luego se involucró en la distribución filmográfica y finalmente comenzó a hacer películas cada vez mejores. Mientras tanto yo empecé a aceptar trabajos de verano como ayudante de proyeccionista, chico de los recados y editor asistente. Pero mi padre insistía en que si yo quería tomarme un año libre antes de ir a la universidad antes tendría que aprender todos los niveles técnicos. Y eso fue lo que hice, mientras empezaba a rodar pequeños documentales por la noche y los fines de semana.

TLW: ¿Qué pasó después?

TONY: Cuando tenía previsto entrar en la Escuela Nacional de Cine me dijeron que aquellos sólo eran estudios de post-grado y que como no tenía los estudios principales no podía inscribirme allí. Pero para entonces ya había cumplido 20 años, había ganado algunos festivales y mis películas habían recibido buenas críticas, así que me pidieron que diese algunas conferencias para la clase a la que no podía asistir como alumno. Curiosamente, la siguiente vez que volví a trabajar para la academia de cine fue dando conferencias a tiempo completo y acabé convirtiéndome en tutor y director de producción de varios prestigiosos programas de post-graduado. La vida es extraña.

TLW: A principios de los años 70 escribiste, produjiste y dirigiste “Extremes”, un documental sobre la adicción a las drogas entre los jóvenes… ¿Cómo se te ocurrió la idea?

TONY: Estaba colaborando con un socio, Mike Lytton, y ya habíamos hecho juntos dos películas mientras trabajábamos en los estudios de la Associated British Picture Corporation. Yo era director asistente en “Los Vengadores” y él en otras series de la televisión británica. Empezamos a hacer películas sobre la gente de nuestra edad que se encontraba al borde de la marginación social, y nos metimos hasta el fondo.

TLW: ¿Cómo fue vuestro trabajo en esa película?

TONY: Durante cerca de un año estuvimos siguiendo a drogadictos, a pandilleros violentos y a jóvenes asistentes a festivales de música. El único problema fue que quien nos financiaba también era nuestro distribuidor y no tenía las mismas ideas que nosotros. Quería algo menos serio y más sensacionalista, y recuerdo que literalmente nos preguntó “¿Dónde están las tetas y los culos?”. No era una mala persona, pero tenía una perspectiva puramente comercial y nosotros queríamos hacer algo con cierta relevancia social.

TLW: Además de las imágenes del Festival de la Isla de Wight Festival 1970, ¿contiene la película extractos de otros conciertos de rock de la época?

TONY: No creímos necesario filmar otras actuaciones después de conseguir un material tan bueno en el Festival de la Isla de Wight. Conviene recordar que no estábamos allí para filmar a las bandas que tocaban, sino al público que iba a verlas. En parte fue algo intencionado, porque además no teníamos presupuesto para pagar los derechos que nos permitiesen filmar las actuaciones. Ni era fácil negociar esos derechos ni estaban a nuestro alcance económicamente hablando.

TLW: ¿Qué recuerdas de aquel festival?

TONY: Mientras preparo mi nueva película estoy escribiendo mis memorias, y nuestras aventuras en la Isla de Wight forman un capítulo de ese libro. Nos lo pasamos muy bien y fue toda una locura. Una pequeña anécdota ocurrió cuando fuimos a filmar a unas 10.000 personas desnudas en la playa mientras un helicóptero de la policía sobrevolaba el lugar amenazándoles con que serían arrestados por escándalo público si no se ponían la ropa inmediatamente, aviso que fue ignorado por completo. Entonces todo el mundo empezó a enfadarse con nosotros por filmarles desnudos, y sólo nos dejaron continuar a cambio de quitarnos la ropa. ¡Fue una de esas veces en las que agradecí tener una enorme lente de aumento en mi cámara!

TLW: ¿Cuántas imágenes de Supertramp aparecen en la película?

TONY: La banda no aparece en la película, pero sí tres o cuatro canciones suyas. Es curioso, porque actualmente se está preparando la distribución de una colección especial de mis trabajos anteriores y, por supuesto, “Extremes” será uno de ellos. Pronto será publicado en DVD por Gonzo Media. Me dicen que estará finalizado, remasterizado y a la venta a lo largo del año 2017. Os avisaré cuando me den más detalles.

TLW: Según nuestras notas, las tres canciones de Supertramp que aparecen en la banda sonora de la película son “Surely”, “And I Am Not Like Other Birds Of Prey” y “Words Unspoken”… ¿Es correcto? ¿Se trataba de las versiones originales incluidas en el primer álbum del grupo?

TONY: Sí, son las versiones originales, pero hay que dejar claro que entonces todavía no eran la banda de gran éxito en la que pronto se convertirían. Recuerdo que andaban muy justos de dinero y su representante nos pidió unos cuantos cientos de libras para poder pagarles la furgoneta y una batería nueva. A cambio de ello nos ofrecían la mitad de los derechos sobre algunas canciones. Corrimos hacía nuestro responsable financiero y le pedimos el dinero, pero se enfadó con nosotros y nos recordó que él era un cineasta y que la música era una gilipollez. Así que nos mandó a tomar por culo y nos echó de su despacho a patadas.

TLW: La película “Extremes” ganaría un premio en el Festival de Cine de Londres del año 1971… ¿Qué significó aquello para alguien tan joven como vosotros?

TONY: Nos resultó muy emocionante aquella gran recepción que tuvo “Extremes” y nos sentimos muy orgullosos de haber logrado ese premio siendo tan jóvenes, pero lo cierto es que no ganamos ningún dinero con ello. Después de tres años teniendo un gran éxito nos dimos cuenta de que apenas estábamos ingresando unas 10 libras por semana, y sin tener dinero para comida ni para gasolina decidimos poner fin a nuestra sociedad.

TLW: ¿Has tenido alguna otra relación con Supertramp a lo largo de tu carrera?

TONY: Algunos años más tarde utilicé otra canción suya en “Riding High”, y me dijeron que ellos nunca daban permiso para que su música fuese utilizada en películas. Sobre este tema tuve una conversación muy interesante cuando vivía en Los Angeles y tenía un equipo de fútbol benéfico en el que jugaban algunos miembros de Supertramp y su representante, que si no recuerdo mal se llamaba Dave Margereson y estaba a cargo de una compañía llamada “Mismanagement”. Le recordé los contratos que había firmado en el pasado con Supertramp y él intentó convencerme de que nunca hacían negocios como esos, ¡así que tuve que enseñarle el cartel de la película!

TLW: ¿Recuerdas quiénes eran los miembros de Supertramp que jugaban en ese equipo de fúbol benéfico junto a Dave Margereson?

TONY: Estaban el cantante Roger Hodgson, el saxofonista John Helliwell, que hacía de árbitro, y Peter Henderson, que en aquella época había producido su disco “Breakfast in America” y era un viejo colega de mi amigo David Courtney. David fundó y lideró aquel equipo de fútbol conmigo. En ese mismo equipo a veces también jugaba gente como Rod Stewart y Marty Feldman, así como otros muchos británicos del mundo del espectáculo que vivían y trabajaban en Los Angeles.

TLW: ¿Qué canción de Supertramp utilizaste en la película “Riding High”?

TONY: La canción de Supertramp que yo creía que formaba parte de la banda sonora de “Riding High” en realidad no está ahí. Estoy casi seguro de que en la película usamos “Dreamer”, pero no aparece en el álbum. Así que una de dos: o eliminamos la secuencia de la película o nunca conseguimos los derechos a través de Jack Fishman para incluir la canción en el disco aunque la utilizásemos en la película. No lo recuerdo con exactitud, pero intentaré averiguarlo. Dentro de unas semanas voy a comer con el protagonista de la película, Eddie Kidd, y le preguntaré si se acuerda.

TLW: Además de estos trabajos, has filmado a muchas otras bandas de rock entre las que se encuentran Deep Purple, The Pretenders, Mott The Hoople y The Who... ¿Cuáles de esos proyectos son tus favoritos y por qué?

TONY: Bueno, esta gran pregunta se merece una respuesta que abarca un rango bastante amplio de favoritos… Todas esas películas tienen en común que estábamos trabajando con los grupos más importantes y con los mejores músicos, aunque a veces esa excelencia no se viese reflejada en otros aspectos del negocio mucho más mundanos. Pero, y este es un gran pero, no me habría perdido ninguno de ellos por nada del mundo ya que mi creatividad y la de otras personas se vio fortalecida por nuestra proximidad a las bandas de rock más famosas, ricas y talentosas del mundo. No eran necesariamente las más agradables, y desde luego tampoco las más aburridas. Trabajar con ellos era algo así como subirse a una montaña rusa sin cinturón de seguridad. Me gustó mucho el resutado de la última película con The Who y creo que “The Kids Are Alright” es muy buena y en cierto modo es un icono del grupo. Pero si leéis mi libro en el que cuento cómo se hizo esa película, “Twilight Of The Gods”, entenderéis por qué su proceso de producción fue una auténtica pesadilla. Escribí ese libro para que cualquiera que piense en el glamour del mundo del rock pueda comprender el precio que hay que pagar para vivir en ese mundo. Por cierto, hay una segunda edición del libro que está a punto de ser publicada.

TLW: ¿Qué destacarías de tus dos películas con Deep Purple?

TONY: Fueron experiencias muy diferentes y cada una de ellas dejó su huella por distintos motivos. En “The Butterfly Ball” habíamos acordado un presupuesto y una producción, pero luego algunos elementos del equipo de representación de Deep Purple, que también estaban detrás de la producción, recortaron el presupuesto en dos terceras partes justo el día antes de empezar a rodar. Al mismo tiempo me informaron de que no podía filmar la lectura del libro que hacía Vincent Price sobre el escenario, y también me pidieron que no grabase nada del ensayo general previo al concierto porque el acuerdo que se suponía teníamos con la Unión de Músicos no estaba cerrado. Si hoy en día me ocurriese lo mismo abandonaría el proyecto de inmediato, pero entonces yo era muy joven, tenía poco más de 20 años, y aquella era una gran oportunidad. Había embarcado a muchos técnicos en el proyecto y no quería dejarles en la mierda. Así que decidí seguir adelante y, en vez de un gran vestuario diseñado por alguna personalidad importante tuvimos que usar ropa de una tienda normal y corriente. Y en vez de hacer ensayar a nuestros bailarines durante un par de semanas les dimos sólo un día o dos, y así sucesivamente. Fue una película muy difícil de rodar por todas estas razones, así que aunque estoy orgulloso de haberla hecho y tiene algunos momentos muy buenos y le gusta a mucha gente, se que podría haber sido mucho mejor. Simultáneamente estábamos filmando “Deep Purple Rises Over Japan”, que fue una película muy directa sobre el concierto del estadio Budokan. En realidad fue una fiesta celebrada por los grandes genios que tenía esa banda. Algunos de ellos eran los mejores músicos del planeta y se trataba de uno de los grupos que más discos vendían junto a Led Zeppelin.

TLW: Has trabajado como productor, director, guionista, escritor, ejecutivo… ¿Cuál de todos esos roles es el que prefieres?

TONY: Sin duda alguna mi rol favorito es aquel en el que mejor encajo, que es el de guionista y escritor. Empecé dedicándome a eso y todo lo que he hecho con posterioridad procede de ahí. Fundamentalmente soy un contador de historias y la mejor forma de expresarme es escribiendo, porque la interacción con otra gente es mínima. Me gusta, mejor dicho, me encanta, pensar ideas y después dar lo mejor de mí mismo para expresarlas por escrito. Crear algo literalmente de la nada es, para un hombre, lo más parecido a una mujer dando a luz un bebé. ¡Así que ellas son mucho más afortunadas que nosotros porque pueden hacer ambas cosas!

TLW: ¿Qué puedes contarnos de tu trabajo como editor?

TONY: La edición fue mi primer rol técnico y siempre la he considerado algo vital. No puedo entender a otros cineastas que no quieren dedicar parte su tiempo a editar sus películas con o sin la ayuda de un editor profesional. Una mala edición puede arruinar una película, y una buena edición puede ayudar a hacerla mucho mejor. Yo disfruto editando siempre que tengo tiempo suficiente para hacerlo como se merece, pues es algo que requiere bastante dedicación. No su parte mecánica, sino el pensar en cómo hacerlo de la mejor forma posible. Antiguamente la edición era algo muy lento porque era un proceso muy mecánico y te obligaba a tomar decisiones más despacio. Dado que la película literalmente se ralentizaba durante la edición, tenías la oportunidad de revisar todas las tomas y hacer pruebas con ellas de una forma muy sencilla. Ahora todo está en tu ordenador, pero el tiempo es dinero y no lo empleas de la misma forma.

TLW: ¿Y sobre tu trabajo de ejecutivo?

TONY: Ser un ejecutivo de la industria creativa es, para mí, algo con lo que puedes permitir a otros y también permitirte a ti mismo desplegar las alas. No me gusta ese rol porque significa que empleas la mayor parte de tu tiempo hablando de dinero y reuniéndote con gente que tiene una posición demasiado orientada al negocio. Recuerdo muy bien cuando fui jefe ejecutivo de una pequeña compañía pública americana y un accionista me regañó por gastar mi tiempo en hacer una película para la firma porque, según me dijo, “se puede contratar a alguien que lo haga”, dándome a entender que el negocio era más importante que el producto. Yo pensaba entonces, y todavía lo pienso, que los ejecutivos cinematográficos deberían ser primero directores de cine y después ejecutivos. Sin embargo, el negocio está configurado de una forma muy diferente y los ejecutivos suelen proceder de profesiones del ámbito legislativo, contable o financiero, y tienen muy poca experiencia en la gestión de talentos. Ellos estarán de acuerdo con aquel viejo accionista. ¡Así que sólo asumo el rol de ejecutivo para autoprotegerme!

TLW: ¿Hay otros roles que te gustaría desempeñar alguna vez?

TONY: El próximo podría ser el de dirigir, algo que encuentro particularmente agradable cuando expreso mis propias ideas. Pero esto lleva consigo algunas frustraciones, porque dependes de disponibilidades de actores, limitación de presupuestos, planificaciones, realidades y creatividades. Producir, si lo haces como Dios manda, también puede ser muy reconfortante, pero tristemente se ha convertido en algo cuyo único objetivo es ganar dinero y ha perdido mucho de su carácter creativo porque muchos productores no tienen ni idea de cómo deben hacer su trabajo. Como consecuencia de ello ese oficio ha pasado a ser casi un insulto, algo parecido a lo que mucha gente opina sobre agentes estatales, registradores de la propiedad o políticos. No hay nada malo en que un productor haga su trabajo, pero es un rol bastante difícil para el que la mayoría de los europeos no parecen estar bien entrenados.

TLW: ¿En qué has estado trabajando últimamente?

TONY: Actualmente estoy lanzando “Give-Get-Go”, una idea a la que todo el mundo debería echarle un vistazo. Estamos promocionándola para permitir a la gente sin recursos formar parte de una agrupación, ayudándoles a convertir en realidad sus sueños creativos. Además estamos desarrollando nuestra próxima película a gran escala, que ya he escrito y voy a producir. Para más información, visitar “Just A Boy”. Por si esto no fuera suficiente, también me encuentro en varias fases de desarrollo o pre-producción de otras cuatro películas que empezarán a ser producidas a lo largo del próximo año o año y medio. Y mi nueva novela, “Under God’s Table”, también va a ser publicada muy pronto.

TLW: La última pregunta… ¿Has trabajado alguna vez en España?

TONY: Trabajé en Barcelona allá por 1973, en una película llamada “The Barcelona Kill” (“La Redada”), que fue algo así como un enfrentamiento de culturas, estilos y formas de producción con un cineasta local. Nuestras ideas sobre cómo producir la película eran muy diferentes, pero más allá de esos conflictos él era un tipo encantador. La ciudad y todo el país fueron un escenario maravilloso, y la gente y los técnicos también eran fantásticos. Simplemente él y yo teníamos formas diferentes de hacer las cosas.



El cartel de la película "Extremes" y la portada del álbum con su banda sonora.