Brian Harrigan, de la revista musical británica "Melody Maker", habló con los miembros de Supertramp después de uno de sus primeros conciertos de la gira promocional de "Crisis? What crisis?".

Son discretos y reservados, y, a excepción de John Helliwell, pasan casi desapercibidos en el escenario. Ellos lo saben y lo compensan con un espectáculo de luces y un uso excepcional de los decorados y los elementos visuales.

Atraen al tipo de público que puede quedarse sentado durante toda una canción entonando la letra, permaneciendo en calma hasta el final, cuando estallan en rugidos de entusiasmo. "Supongo que no sé qué tipo de fans tenemos", dice Bob Benberg, el batería del grupo, tras el concierto de la banda en Leeds. "Habrá gente mayor y también algunos niños. Llegamos a todo el mundo de alguna u otra forma. ‘Dreamer’ atrajo a los más jóvenes".

Roger Hodgson (voz, guitarra y teclados) está de acuerdo: "Nos llegó una carta de alguien que decía que ‘Dreamer’ era el disco preferido de su hijo de año y medio. Sin embargo, no creo que eso sea habitual. ¿Un público educado? No pensarías lo mismo si nos hubieras visto anoche en Lancaster. Allí estaba todo el mundo vibrando con la música, hasta que un idiota saltó al escenario, se acercó a un micrófono y empezó a gritar '¡El pueblo al poder!'. Espero que no fuese fan de Supertramp... Evidentemente, si tienes éxito con un single, vas a atraer a todo tipo de gente". Incluyendo a quien decide hacer de Tarzán en Lancaster...

"Hay que hacer trizas a esos gilipollas", refunfuña el bajista Dougie Thomson. "No quiero volver a ver gente así entre nuestro público. Afortunadamente, esto no nos pasa muy a menudo, pero en América sufrimos unos cuantos casos como este. Un tipo llamó a nuestro representante cuando volvimos a Gran Bretaña. Creo que llamaba desde Chicago. 'Que se pongan Rick y Roger', le dijo. 'Ellos han cambiado mi vida, son los únicos que conocen el sentido de todas las cosas'. Dijo que volvería a llamar, pero que esta vez sería a cobro revertido porque nosotros podíamos pagarlo. ¡Menuda cara!".

"En Glasgow, durante la última gira", dice Benberg, "todas las chicas cantaron con Roger el inicio de 'If everyone was listening'. Fue realmente escalofriante". Después de su actuación en Leeds, el monosílabo Rick Davies (voz y teclados) vuelve a la partida de dardos interrumpida por el concierto. El resto del grupo se queda charlando unos momentos acerca del espectáculo, que según todos ha sido demasiado ruidoso.

Benberg se explica: "Preferimos gente que escuche. A veces nos hemos dado cuenta de que esperan hasta que suene la última nota para empezar a aplaudir. Preferimos tocar en un teatro, donde la gente esté sentada y no se distraiga. Si quisieras describirnos en pocas palabras, supongo que podrías decir simplemente que somos un grupo de teatros, una banda de colegas a los que les gusta tocar en el ambiente adecuado".

Hodgson está de acuerdo: "Hay algo de calma en el grupo. Supongo que todos somos muy introvertidos, pero así es como somos. Esto se nota en la música, es... calma. No se me ocurre una palabra mejor para describirlo".