“Bonjour” desde Toulouse, donde Supertramp ofreció anoche uno de los últimos conciertos de su gira “70-10”.

Si alguien se pregunta qué c… hago yo en Toulouse, hace bien en preguntárselo, porque ni siquiera yo me explico todavía cómo ha podido darse, casi de la noche a la mañana, este conjunto de acontecimientos que me han traído hasta aquí.

Lo único cierto es que me había quedado con la espinita de haber visto sólo un concierto, el de Madrid, de la que posiblemente sea la última gira de Supertramp, y no he podido resistirme a la tentación de presenciar otro más, aprovechando que todo se había puesto a mi favor para ello.

Si unimos la circunstancia de que Jesús, mi hermano pequeño (sólo en edad, pues en estatura me da capones con la barbilla) está trabajando actualmente en esta ciudad francesa y se ofreció a pagarme los billetes de avión y darme alojamiento, al hecho de que John Helliwell se mostró dispuesto desde el primer momento a reservarme un par de entradas y pases de invitado para el concierto, la verdad es que no había mucho que dudar…

O sí… Quedaba resolver un par de problemas “logísticos” más peliagudos… Por un lado, la necesidad de solicitar un par de días de vacaciones en la oficina, lo que no fue demasiado difícil porque, afortunadamente, ya ha pasado a mejor vida mi sobrecarga de trabajo de los últimos meses.

Y por otro, conseguir el beneplácito de mi santa esposa para que me permitiese dejar de ejercer mis funciones como padre de familia estos dos días… Debo admitir que esta “negociación” conyugal no fue tan sencilla como la laboral, aunque al final logramos llegar a un acuerdo gracias a que acepté ceder ante un pequeño chantaje cuyos detalles no vienen al caso.

El viaje no comenzó de la mejor forma posible, pues el avión despegó de Madrid con dos horas y media de retraso debido a las jornadas de “protestas laborales” que se están llevando a cabo en Francia día sí y día también (y supongo que también en parte gracias a los habituales retrasos de Iberia), lo cual provocó que el aterrizaje en Toulouse tuviese lugar en plena hora punta de tráfico en los accesos desde el aeropuerto. Así que llegué al centro de la ciudad con el tiempo justo para encontrarme con mi hermano y dirigirnos al lugar del concierto.

Nada más llegar al Zenith de Toulouse, una hora y cuarto antes del comienzo de la actuación, recogimos nuestros pases en taquilla y accedimos al recinto por la entrada que utilizan los músicos y el personal de la gira. Aunque había sido Sue quien gestionó todo el tema de los pases, indicándome en un correo de ayer por la mañana qué era lo que debía hacer cuando llegase al recinto, esta vez no me encontré con ella (ni, por supuesto, con Rick).

Supongo que Sue ya me tiene muy visto  (por cierto, hoy es su cumpleaños; muchas felicidades, señora Davies) y por eso delegó la tarea de recibirnos a mi hermano y a mí en Richard Ames, que es el “manager” de las giras de Supertramp que sustituyó a Charly Prevost en 1983. Richard, muy amable, vino enseguida a buscarnos y, tras unos breves minutos de espera (nos dijo que los músicos estaban comiendo algo), nos permitió saludar a cinco miembros de la banda.

Y así fue como estuvimos un rato departiendo amigablemente y haciéndonos algunas fotos con Lee Thornburg, Carl Verheyen, Bob Siebenberg, Jesse Siebenberg y, por supuesto, “mi anfitrión” John Helliwell. Me hizo especial ilusión encontrarme por fin con Bob, a quien aún no conocía personalmente después de más de siete años intercambiándonos correos y hablando por teléfono.

Bob es un tipo encantador, que se mostró muy agradecido por mi visita (¿no debería ser al revés?) y, como ya sabíamos por fotografías y por haberle visto en otros conciertos sobre el escenario, presentaba un aspecto físico formidable. Y su hijo Jesse es otra persona enormemente sencilla y agradable, exactamente igual que Carl y Lee. Qué banda de grandes músicos y qué grupo humano tan estupendo.

Después del encuentro, mi hermano y yo ocupamos nuestras localidades (eran todas de asiento, incluso las de pista) y enseguida empezó a entrar gente en el Zenith hasta llenarse por completo en cuestión de pocos minutos. Calculo que el aforo sería de unas 5.000 ó 6.000 personas, y se trata de un recinto muy bonito por fuera y por dentro, tanto que Lee Thornburg salió a hacer unas fotos del mismo antes de que empezase el espectáculo.

Pronto llegó la hora del concierto y, aunque no hubo ninguna sorpresa en el “set-list” (fue el “sota, caballo y rey” de casi toda la gira), disfruté mucho más que en el concierto de Madrid porque estábamos justo en el centro de una de las primeras filas (creo que la quinta), así que no perdí detalle de lo que acontecía sobre el escenario. Y es que en Madrid estuve en un lateral al lado de la valla, con lo que veía a Rick muy cerca pero tenía “tapados” a un buen número de músicos.

El sonido fue muy bueno, y sólo aprecié una pequeña distorsión en “Cannonball”, aunque no estoy seguro de cuál era el instrumento que la causaba. También me sorprendió que en algunas canciones la guitarra de Carl sonaba demasiado alta, o tal vez debería decir demasiado alta para lo que es habitual. Bob estuvo impresionante, igual que Jesse, y Lee, con permiso de John, se ha convertido en el nuevo animador del espectáculo con sus interpretaciones, sus carreras sobre el escenario y sus bromas.

Como de costumbre, uno de los mejores momentos de la actuación se vivió con el solo de piano de “Another man’s woman”, tras el cual todo el mundo se puso de pie para dar una ovación estruendosa de varios minutos. Y el final del concierto también fue apoteósico, con el público de pie y dando palmas en “School” y “Dreamer”, y con todos los pasillos de la pista llenos de gente que había descendido de sus localidades iniciales.

En resumen, un viaje y un concierto de Supertramp inolvidables. Esperemos que no sean los últimos de mi vida...

“A bientot”,
Abel.
Toulouse, 21 de Octubre de 2010.





Los hermanos Fuentes, tomando un "refrigerio" antes del concierto.




Aspecto del Zenith de Toulouse a pocos minutos del comienzo de la actuación.




Rick Davies al wurlitzer en "You started laughing", la primera canción de la noche.




Solo de Carl Verheyen en la parte final de "Gone Hollywood", con Gabe Dixon detrás de él.




John Helliwell y Lee Thornburg, tocando al alimón en "Ain't nobody but me".




Jesse Siebenberg al piano en plena interpretación de "Breakfast in America".




Rick Davies, Jesse Siebenberg, Cliff Hugo y John Helliwell en "Poor boy".




Jesse Siebenberg, guitarra acústica en ristre, protagonista principal en "Give a little bit".




"Duelo" de melódicas entre John Helliwell y Lee Thornburg en "It's raining again".




Imagen de toda la banda durante la ejecución de "Bloody well right".




Los nueve miembros del grupo se despiden del público después de "Goodbye stranger".




"School", el primero de los bises, con Jesse Siebenberg a la guitarra eléctrica.




Gabe Dixon cantando "Dreamer", con Cassie Miller al fondo haciendo los coros.




El colofón al concierto lo puso "Crime of the century", como no podía ser de otra forma.




Una última foto de Abel a la salida del concierto, con el coqueto Zenith detrás.