Crónica de Gerrit van de Vijver sobre el concierto ofrecido por Roger Hodgson y su banda en Bruselas, publicada en el portal musical belga "Musiczine".


Los aplausos antes del concierto fueron tan masivos que Roger Hodgson, el co-fundador de Supertramp, apenas pudo empezar a tocar. Un cartel de la gira nos prometía escuchar esos grandes éxitos en su formato ‘original’, y lo que nos encontramos fue una actuación íntima y sublime de uno de los mejores cantantes y compositores de su generación.

Hodgson nos ofreció todos sus éxitos de Supertramp y también algunos temas de sus discos en solitario. El arcángel Roger descendió hasta el hermoso y acogedor templo que es el Cirque Royal, y yo fui testigo de ello junto a otras personas de todas las edades. Pero tanto para los jóvenes como para los mayores, el concierto fue incomparable.

En cuanto me enteré de que Hodgson iba a venir a Bélgica, le hice un hueco en mi agenda. ¡Se trataba de una oportunidad única y casi de una obligación! Es un compositor y músico virtuoso (sólo hay que fijarse en su guitarra de doce cuerdas), así como un intérprete y cantante muy brillante. Consigue combinar todos esos talentos, y sólo hay un puñado de artistas en el mundo que lo hagan.

Para esta gira, Roger Hodgson se ha hecho acompañar de otros talentos más jóvenes y muy versátiles. Los miembros de su banda son Bryan Head (batería), Aaron MacDonald (saxofón, teclados, armónica y coros), Kevin Adamson (teclados y coros) y David J. Carpenter (bajo y coros).

La canción que suele abrir todos los conciertos es ‘Take the long way home’, la cual te hace entrar en calor rápidamente. Después de interpretarla, Hodgson pidió que se encendieran las luces de la sala para poder ver a sus fans. Enseguida se fijó en un par de niños de 6 ó 7 años de edad, y dijo “¡Qué graciosos! ¿Saben ellos quién soy yo?”. No sé si eso le dio la idea, pero la siguiente canción que tocó fue ‘School’.

Parece como si la voz de Hodgson se encontrase mejor que nunca. Pronto sonó la primera canción de su carrera solista, ‘In jeopardy’, y a continuación lo hicieron ‘Lovers in the wind’, ‘Hide in your shell’ y ‘Sister Moonshine’, cuya interpretación siempre está acompañada por una sonrisa de felicidad. Luego llegó el turno de ‘Breakfast in America’, que fue seguida por ‘Lady’ y ‘C’est le bon’. Después de ‘The logical song’, hubo un descanso de veinte minutos.

El ritmo se aceleró con ‘Child of vision’, durante la cual fue sensacional contemplar  la imagen de tres teclistas tocando a la vez y perfectamente sincronizados. Acto seguido Hodgson dedicó la tranquila ‘Lord is it mine’ a Nathalie, una anciana de 89 años que se encontraba entre el público junto a su hijo.

A continuación Hodgson interpretó la balada ‘Death and a zoo’, que plantea la siguiente cuestión: si fueras un animal y tuvieras que elegir entre morir o vivir en una jaula, ¿qué preferirías? Durante esta canción, la combinación de sonidos y la mágica voz de Hodgson mantuvieron al público clavado a sus asientos. ¿Existe algún superlativo para la palabra sublime?

La audiencia se quedó fascinada con la interpretación de los temas ‘If everyone was listening’, ‘Know who you are’ y ‘The awakening’. “Cuanto más viejos somos, más necesitamos perdonar”, fueron las sabias palabras de Hodgson al referirse a esta última, quién sabe si tendiéndole la mano a Rick Davies.

Los clásicos ‘Dreamer’ y ‘Fool’s overture’ tuvieron un sonido excelente, y durante los bises llegó el turno de ‘Two of us’ y ‘Give a little bit’. Pero la gente quería más, así que Hodgson y su banda se despidieron con ‘It’s raining again’. Llegué a temer por una invasión del escenario, algo que afortunadamente no se produjo.

Habiendo crecido en los años 70 y parte de los 80, me di cuenta de lo único, fenomenal y singular que es este cantante. Roger Hodgson era Supertramp. Antes de que alguien me reproche este ataque de nostalgia, que le pregunte a los privilegiados que asistieron al concierto.

Se trata simplemente de música, sin aspavientos ni florituras. Una voz angelical que alcanza sin esfuerzo cualquier octava, acompañada por puros instrumentos. Hodgson todavía conserva ese rango vocal sin límites, y la gira ‘Breakfast in America’ nos recuerda la banda sonora de nuestras vidas. ¡Qué suerte contar con este fenómeno!