Crónica de Richard Cromelin sobre el concierto ofrecido por Supertramp en Los Angeles durante la gira de "Crime of the century", publicada en el diario local "Los Angeles Times".
Una vez superados los ritos preliminares habituales como son tocar para unos pocos incondicionales en algún club o actuar como segunda programación, Supertramp se presentó este viernes en el Santa Monica Civic por primera vez. Resultó ser una de esas maravillas inesperadas, ese tipo de cosas que son capaces de renovar la fe perdida en lo impredecible del “rock and roll”.
El nombre de Supertramp debe añadirse inmediatamente a la lista de grupos pop con estilo de los años 60 (junto a 10cc, The Raspberries, etc.), gracias a sus cautivadoras melodías, la calidad de sus cantantes, su dominio de la dinámica, su sentido sobre la estructuración de las canciones, sus hermosos arreglos y su capacidad de inventiva en general. Recuerdan en muchas cosas a 10cc, lo que significa que su punto de referencia es la época dorada de los Beatles.
El quinteto británico es experto en la iluminación, en estribillos alegres, en canciones sombrías, en partes casi orquestales, desde sencillos temas con sólo voz y piano a complejos “rock and roll”. El espectáculo se caracteriza por su rechazo a la ñoñería y la pesadez, y por un perfecto sentido del espacio y el movimiento. Cada solo se integra dentro del conjunto de una canción, cada canción dentro de lo compacto del repertorio.
La representación de Supertramp fue de una gran frescura, demostrando un gusto excelente en el uso de los efectos (escenario limpio, iluminación soberbia y una corta película inteligentemente utilizada) y en la modesta pero suficiente personalidad de sus individuos.
Su música te hechiza de inmediato, y es lo bastante variada y sofisticada como para mantener el encanto. La accesibilidad superficial de los músicos está enriquecida por la intrigante naturaleza de su aspecto esotérico. La respuesta del público fue la de entrar en éxtasis, no sólo aprobando el espectáculo, sino celebrando que, por fin, ha llegado algo nuevo.