Crónica de Cedric Belanger sobre el concierto de Supertramp en Quebec City, publicada en el diario local "Le Journal de Quebec".

A pesar de la buena voluntad y el talento de sus músicos, Supertramp sufre sobre el escenario la ausencia de Roger Hodgson, según pudimos comprobar la noche de este miércoles en el Agora de Quebec, donde el grupo británico ha hecho escala dentro de su gira ‘70-10’.

El conflicto entre el pianista Rick Davies y el autor de varios de los éxitos más importantes de la formación (ambos no han vuelto a hablar desde que se fue al traste el proyecto de incluir a Hodgson en la gira actual) ha privado a Supertramp de un pilar básico y de un músico brillante hacia el que se vuelven todas las miradas.

Para recordárnoslo, dos chicas repartían panfletos en los alrededores del recinto anunciando los dos conciertos que ofrecerá Hodgson en Montreal a finales de Octubre. Su ausencia fue muy palpable durante la primera parte del concierto, cuando los ocho músicos y la vocalista que ocupaban el discreto escenario interpretaban una canción tras otra de una forma precisa pero demasiado mecánica y sin fervor alguno.

Los efectos de ello se hicieron sentir entre el público. Numerosos espectadores de los 2.200 que asistieron al concierto dedicaban su tiempo a charlar o a consultar su teléfono móvil, seguramente para informarse del resultado del partido entre los Bruins y los Canucks. Sólo la pareja de canciones formada por ‘Ain’t nobody but me’ y ‘Breakfast in America’ parecieron animar esa primera hora de la actuación.

Excesivamente discreto, Rick Davies se limitó a alternarse entres sus instrumentos sin decir una sola palabra para presentar las canciones de su repertorio. Esa tarea le fue asignada al saxofonista John Helliwell, quien con un vaso de vino tinto en la mano se atrevió a hablar un poco de francés, tomando el micrófono para presentar los clásicos de Supertramp.

Los cuales, por otra parte, fueron los temas que consiguieron captar la atención del público. El primer gran momento de comunión entre la banda y sus fans se produjo con la interpretación de ‘Give a little bit’, durante cuyas primeras notas los espectadores se levantaron de sus asientos.

Aunque salieron generalmente bien parados del rol que les tocaba representar, los vocalistas Jesse Siebenberg y Gabe Dixon pusieron en evidencia cuáles eran sus limitaciones y demostraron que la voz de Hodgson es insustituible en algunas canciones, sobre todo en ‘It’s raining again’ y ‘The logical song’.

Sin embargo, para casi todo el mundo esas carencias fueron compensadas por el placer de escuchar nuevamente esos éxitos de su juventud. La mayoría de ellos fueron reservados para la parte final de concierto, durante la cual se sucedieron ‘Take the long way home’, ‘Bloody well right’, ‘The logical song’, ‘Goodbye stranger’ y, en los bises, ‘School’ (con el inolvidable solo de Davies al piano), ‘Dreamer’ y ‘Crime of the century’.