Denis Armstrong estuvo en el concierto de Supertramp en Ottawa y escribió esta crónica para el periódico local "Ottawa Sun".

La que llaman reunión de Supertramp se presentó la noche de este martes en el Scotiabank Place, que seguramente todavía recuerda la actuación en solitario que ofreció allí en 2009 el co-fundador del grupo Roger Hodgson, quien tiene planeado otro concierto para el mes de Septiembre en el Festival Gatineau’s Hot Air.

Evidentemente, ver actuar a este supergrupo de los años 70 ha dejado de ser una novedad, y estos británicos que introdujeron el pop dentro del rock progresivo están casi tan ocupados como durante su época dorada.

Podría decirse que hubo un tiempo en que Rick Davies y Roger Hodgson fueron el mejor tándem musical desde Lennon y McCartney. En su mejor momento, ambos lideraron una banda capaz de crear un pop complejo y sofisticado, alternándose entre temas alegres y enigmáticos como ‘The logical song’ y ‘Dreamer’, y otros mordaces e inquietantes como ‘Rudy’, ‘School’ y ‘Crime of the century’.

Lo más destacable del concierto de la noche de este martes es cuánto echan de menos a Hodgson, que dejó la banda en 1983. Al fin y al cabo, se supone que se trataba de una gira de reunión... Pero en vez de eso, lo que tenemos es a Rick Davies con Supertramp. Y no es que me queje de ello.

Sorprendentemente, el concierto no empezó con un estallido de sonido, sino todo lo contrario, con Davies a solas en el piano para interpretar ‘You started laughing’. Podía haberse considerado un comienzo demasiado discreto, pero no le faltó cierto sentido del dramatismo.

La reducida audiencia (las estimaciones más optimistas hablaban de 6.500 personas) pareció adoptar una tranquila pose reflexiva con esa dinámica apagada de Davies. Sin embargo, la situación mejoró ligeramente con ‘Gone Hollywood’ y fue ganando enteros hasta que el saxofonista John Helliwell dio un riguroso repaso a su desayuno canadiense para presentar ‘Breakfast in America’ y, posteriormente, ‘Cannonball’.

Ahora que lo pienso, Supertramp nunca fue una banda de rock convencional, sino una fusión de rock conceptual británico y un poco de jazz americano. Casi 40 años después, suenan de una forma muy parecida a como lo hacían entonces, a pesar de la particular voz de Davies, que se ha atiplado un poco a sus 66 años.

Como líder de la banda detrás de sus teclados, Davies llevó el peso del concierto, que estuvo sutilmente dividido en dos partes. Por un lado, la mitad Davies, con temas como ‘Poor boy, ‘Downstream’, ‘Rudy’ y ‘Bloody well right’. Y por otro, los éxitos de Hodgson interpretados por Jesse Siebenberg, hijo del batería Bob Siebenberg, y Gabe Dixon: ‘Give a litte bit’, ‘It’s raining again’, ‘Take the long way home’ y ‘Dreamer’. Aunque hicieron un trabajo creíble, no tienen el carisma de Hodgson.

El grupo le dio publicidad al 'Ottawa Sun' sobre el escenario, ya que fue este periódico el que utilizaron durante ‘Another man’s woman’, recreando la portada del álbum ‘Crisis? What crisis?’ con un hombre leyendo las noticias en una calurosa playa interpretado por un actor disfrazado con un traje de baño.

Afortunadamente, el concierto fue ganando energía a medida que se aproximaba a su final y el repertorio se hizo más potente con los mejores temas de Hodgson y Davies, como ‘Goodbye stranger’ y los tres que formaron los bises: ‘School’, ‘Dreamer’ y ‘Crime of the century’.

Los fans enloquecieron de alegría por volver a escuchar esas viejas canciones. Supongo que a muchos de ellos les veré de nuevo cuando Hodgson actúe aquí en Septiembre.