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Crónica de Tom Murray sobre el concierto de Supertramp en la ciudad canadiense de Edmonton, aparecida en el diario local "Edmonton Journal".

Es importante recordar, en la era de U2, que hubo un tiempo en el que otros titanes habitaban la tierra. Y todavía siguen ahí, recogiendo las sobras que les dejan en el despiadado mundo del rock and roll.

Es habitual encontrarles en casinos y ferias, pero de vez en cuando se presentan en su hábitat natural: las pistas de hockey sobre hielo. Ahí es donde se sienten más a gusto, y ese es el mejor lugar para atrapar especies como Supertramp.

No hubo recuento oficial, pero daba la impresión de que sólo 5.000 ó 6.000 personas se habían presentado el domingo en el Rexall Place para atrapar a los dinosaurios del rock progresivo, ahora que se cumple un año desde que se reunieran sin el antiguo cantante Roger Hodgson.

Lo cual es una lástima, porque chistes sobre dinosaurios aparte, Supertramp ofreció un concierto impresionante, consiguiendo que su repertorio de más de dos horas hiciera un repaso a todos los éxitos que se esperaba escuchar y otras canciones menos conocidas de sus discos.

Es cierto que el concierto tuvo algo de insulso, aunque los clásicos brillaron por sí solos. ¿Cómo vas a discutir sobre esto después de escuchar delicias para los oídos como ‘Bloody well right’? Pero el ritmo que utilizó la banda fue sobre todo el ‘mid tempo’.

La única vez que se dejaron llevar por el ‘funk’ (¿quién esperaba eso de Supertramp?), lo hicieron con una habilidad sorprendente. Tal vez ‘Cannonball’ sea una pieza algo menos pop, pero las líneas de guitarra a lo Steely Dan y los coros la hicieron sonar como si fuese Toto imitando a la Average White Band, lo cual sería mucho más divertido de lo que puede parecer.

Tratándose de consumados artistas del rock, se lo pasaron moderadamente bien con algunas de sus típicas puestas en escena, como la de colocar a alguien a tomar el sol bajo una sombrilla mientras leía la sección de deportes del ‘Journal’ durante ‘Another man’s woman’.

El trompetista Lee Thornburg hizo algunas bonitas interpretaciones de sordina con sabor a Nueva Orleans en ‘From now on’, el veterano saxofonista John Helliwell resultó ser un maestro de ceremonias genial y el relativamente nuevo guitarrista Carl Verheyen exprimió la guitarra cuando había que exprimirla.

Respecto a los grandes éxitos, el conjunto de nueve músicos se atrevió prácticamente con todos: ‘The logical song’, ‘Take the long way home’, ‘Goodbye stranger’, ‘Give a little bit’, ‘Bloody well right’, ‘Dreamer’…

Gabe Dixon y Jesse Siebenberg se ocuparon de las canciones de Hodgson, haciendo un trabajo de un alto nivel (aunque seguramente Hodgson no esté de acuerdo con esta opinión), mientras que el co-fundador de la banda Rick Davies dio buena cuenta de sus propias canciones, aunque en ocasiones su voz resultase un poco indescifrable.

Los fans más acérrimos de Supertramp debieron lamentar la ausencia de Hodgson en esta reunión, pero para todos los demás la música sonó exactamente igual que a lo largo de todos estos años en las emisoras de rock clásico: relajante, reconocible e innegablemente pegadiza.