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Crónica de Mike Devlin sobre el primer concierto de la gira 2011 de Supertramp, publicada en el noticiero canadiense "Times Colonist".

Hace unos meses, Rick Davies dio su concierto número 1.000 con Supertramp desde 1970. Mil conciertos. Eso son un montón de actuaciones, para las cuales Davies debe haber necesitado una gran cantidad de inspiración, noche sí noche no, durante décadas.

Hay que decir en su honor que el cantante y teclista no mostró síntomas de hastío en su actuación de este martes, la primera de las doce que dará el grupo en Canadá. Aunque se trata de un hombre que no suele hablar entre canción y canción, el líder de Supertramp ejecutó el concierto con confianza y tranquilidad, respaldado por una gran banda de siete músicos.

Este concierto ha tardado mucho en llegar, por decirlo de alguna forma. La última vez que Supertramp actuó en Victoria corría el año 1977, y la banda estaba promocionando su álbum “Even in the quietest moments”. Muchas cosas han pasado desde entonces, entre ellas la marcha de Roger Hodgson, quien según mucha gente era un miembro clave de la banda.

Hodgson no sólo firmó junto a Davies la mayor parte del material del grupo, sino que también escribió y le puso voz a los grandes éxitos de Supertramp: “The logical song”, “Breakfast in America”, “Take the long way home”, “Give a little bit” e “It’s raining again”. Su presencia se echa de menos, y la historia es más triste sabiendo que él y Davies no son capaces de ponerse de acuerdo para reunirse.

Una vez dicho esto, está claro que los tiempos cambian. Aunque Hodgson fue una pieza clave en la época clásica de Supertramp, no es esencial en la versión moderna de la banda. Evidentemente, sería bonito tenerle sobre el escenario, pero no es imprescindible.

La audiencia de 6.000 personas apreció sin reservas el trabajo de Davies y Supertramp, que incluye dos miembros que llevan en el grupo desde 1973: el multi-instrumentista John Helliwell y el batería Bob Siebenberg.

La producción fue discreta, destacando la recreación de la portada del disco “Crisis? What crisis?” sobre el escenario, con un tipo leyendo una copia del ‘Times Colonist’ sentado en una tumbona bajo una sombrilla playera. Pero los fans no habían esperado 34 años para disfrutar de los rayos láser. Estaban allí por Supertramp.

Los momentos más estrictamente musicales fueron las interpretaciones de algunos clásicos de Davies, con unas aportaciones de toda la banda dignas de ponerle los pelos de punta a cualquier fan acérrimo. El grupo estuvo sublime con “Put on your old brown shoes”, una canción poco conocida que merecía la pena rescatar. Con un ligero toque sureño, Davies, británico de 66 años, recordó al gran Leon Russell, tanto en la voz como en el piano.

Sin embargo, las mayores reacciones del público llegaron con la interpretación de los grandes éxitos del grupo. Davies se mostró duro con “Bloody well righ”, aunque a su voz le faltase algo de fuerza en el registro más bajo, y se tornó temperamental pero efectivo con “Rudy”. Sus frases en “Goodbye stranger” fueron sólidas, igual que su épica interpretación de “Crime of the century”.

Los temas de Hodgson tuvieron altibajos. Fueron mejor interpretados por Jesse Siebenberg, cuya voz en “Give a little bit”, “School” y “Breakfast in America” estuvo perfecta. Su interpretación de “The logical song” tuvo algunos errores, al igual que las consistentemente planas interpretaciones de Gabe Dixon, quien cantó sin demasiado acierto “It’s raining again”, “Dreamer” y “Take the long way home”.

Al final del concierto, cuando todo estaba dicho y hecho, el público abandonó el local siendo consciente de que la banda había dado todo lo que tenía. Supertramp se aseguró de que todo fuese lo más fiel posible a lo original. A veces dos horas de fidelidad son suficientes.