Artículo de Stephen Holden aparecido en el periódico norteamericano "The New York Times" con motivo de la actuación de Supertramp en la ciudad neoyorquina durante la gira del álbum "Famous last words".

Entre las numerosas bandas de los 70, casi todas ellas inglesas, que hicieron encajar el rock en modelos de música clásica, ninguna fusionó ambas influencias de una forma tan ingeniosa como el quinteto británico-americano Supertramp.

Liderado por el grupo de compositores y teclistas formado por Rick Davies y Roger Hodgson, el grupo desarrolló el estilo melódico de la última época de los Beatles hacia un diseño orquestal altamente cromático cuya densidad podría asemejarse a la de la música de Wagner.

Todas las tendencias del grupo que amenazasen con convertirse excesivamente pesadas eran compensadas por unas letras llenas de ironía y un enfoque musical animado y rítmico.

Desde 1979, cuando el quinteto alcanzó su cima comercial con el álbum “Breakfast in America”, la propuesta casi sinfónica de Supertramp empezó a estar un poco pasada de moda.

Pero el martes, en el Byrne Meadowlands Arena, el grupo ofreció un concierto acústico bien afinado que resultó ser un buen ejemplo del renacimiento definitivo de su mezcla de pop y música clásica.

Ya que Roger Hodgson va a abandonar la banda para emprender una carrera en solitario, la noche tuvo connotaciones de funeral. Con su aguda voz, cargada de emoción, y su estilo puntillista a los teclados, el Sr. Hodgson posee la sensibilidad más claramente definida dentro del grupo.

Quedan muchas dudas sobre si el Sr. Hodgson por su cuenta o el resto de la banda sin el Sr. Hodgson podrán conseguir el mismo impacto que obtuvieron a finales de los años 70.