Mark Harding, del periódico canadiense "Montreal Star", presenció una de las dos actuaciones del grupo en la ciudad más grande de Quebec durante su gira "An evening with Supertramp".

Dos noches y dos llenos absolutos de más de veinte mil fans exhuberantes en el Forum de Montreal. Para esos más de cuarenta mil admiradores y seguidores devotos del quinteto británico Supertramp, las actuaciones del grupo tienen lugar de forma demasiado rápida.

Después de una larga gira por Norteamérica, Supertramp llegó a Montreal, donde, como amablemente han admitido, siempre son recibidos con los brazos abiertos.

El aprecio y el respeto del público por el grupo podía sentirse horas antes de que el penetrante sonido de la armónica de Davies diese comienzo al  habitual tema inaugural, "School", del álbum "Crime of the century".

Un aire de ilusión se extiende por la cancha de hockey. La gente duda entre sentarse y mirar o tomar parte de actividades previas al concierto, como tirar rollos de papel higiénico, lanzar platillos o jugar con balones de playa. Saben por qué se encuentran en el Forum.

"Bon soir et bienvenue a un soir avec Supertramp", dice el músico de viento y portavoz John Helliwell después del rugido del público que sigue a las dos primeras canciones, "School" y "Ain't nobody but me".

Rápidamente la guitarra acústica de doce cuerdas de Hodgson toca las primeras notas de su single de moda, "Give a little bit". Si hubo un defecto en la actuación de anoche, este fue la tendencia del grupo por pasar enseguida de una canción a otra, sacrificando el calor con el público que componía la atmósfera relajada del concierto.

También se echó de menos la interpretación de la canción que da título a su reciente álbum "Even in the quietest moments", que era esperada por los miles de personas que abarrotaban cada pulgada del local, ya fuera de pie o sentadas.

Pero a pesar de esos y otros errores evidentes, como olvidarse de la letra o tocar algún solo de forma inconexa, el grupo fue repetidamente perdonado por un público que les ovacionaba como si se tratase de Auld Lang Syne.

El punto fuerte de Supertramp es saber qué es lo que quiere oir el público por estar más familiarizado con ello. Tocaron dieciséis canciones y sólo cuatro de ellas fueron del disco "Even in the quietest moments", número 1 en ventas en Montreal hace dos semanas y número 7 la semana pasada.

Los temas de los discos "Crime of the century" y "Crisis, what crisis?" fueron los que dominaron el espectáculo. Ya los habían tocado aquí el año pasado y volvieron a hacerlo anoche. Pero eso es lo que quiere oir la gente, a juzgar por las ovaciones que recibieron "Dreamer", "Bloody well right", "Hide in your shell" y "Asylum".

El momento más emocionante del concierto fue la aclamación de quince minutos que siguió al primer bis del grupo. Las luces del Forum ya estaban apagadas y habían empezado a desmontar el equipo, pero de nuevo los fans fueron complacidos y el grupo volvió a salir.