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Crónica de Ian Meikle publicada en el diario australiano "Adelaide Advertiser" sobre uno de los últimos conciertos de la gira "Crisis? What crisis?".

Supertramp es un grupo considerado como “la sensación tranquila” de Gran Bretaña, pero sólo por su discreto ascenso hacia el estrellato. En realidad, Supertramp es indiscutiblemente una sensación muy ruidosa, como pueden atestiguar las atronadoras ovaciones que recibieron anoche del público que abarrotaba el Apollo Stadium.

El concierto empezó simplemente con el telón abriéndose mientras se escuchaba la solitaria armónica de Rick Davies haciendo la introducción de ‘School’. Después, sus otros cuatro colegas fueron entrando en escena poco a poco para ofrecer noventa minutos de música de los dos últimos discos de la banda, los triunfales ‘Crime of the century’ y ‘Crisis? What crisis?’.

La música de Supertramp se va levantando como si fuese un castillo de naipes. El explosivo sonido de la batería del americano Bob C. Benberg se apoya sobre el alegre bajo del escocés Dougie Thomson. Por encima de ellos se sujetan el lacónico piano de Rick Davies y el saxofón de John Helliwell. Finalmente se colocan en lo más alto, con mucha delicadeza, la emocionante voz aguda y la guitarra de Roger Hodgson.

La verdad es que estuvieron impresionantes con sus memorables versiones de ‘Bloody well right’, ‘Sister moonshine’, ‘Asylum’, ‘Dreamer’, y el momento culminante de la noche, el remolino dramático de la voz de Hodgson durante la ejecución de ‘Hide in your shell’.

Pero tal vez los pasajes más espectaculares fueron la excitante parte final de ‘Lady’ y el bis ‘Crime of the century’, en el que pudo presenciarse una breve película con la portada del álbum del mismo nombre.

Nos habían dicho que Supertramp es capaz de reproducir sobre el escenario, rozando la perfección, sus trabajos de estudio. Y a juzgar por el concierto de anoche, vaya si lo hacen…