Pat Bowering, del diario australiano "The Sun", asistió a uno de los conciertos de Supertramp en Melbourne durante su gira "Crisis Tour".
Una de las bandas de rock más brillantes, Supertramp, ejerció anoche un control total sobre el público que acudió a su concierto en el Festival Hall. Oscureciendo la parte del escenario que no utilizaban, ofreciendo un excelente espectáculo de luces y utilizando el volumen de sonido más adecuado, el grupo se aseguró de que todos los sentidos estuviesen puestos sobre su actuación.
En una época en que todavía triunfan los singles de dos minutos, la banda británica hizo una auténtica declaración de intenciones musicales que no tiene nada que ver con los repetitivos temas cortos y simples que solemos escuchar en la radio. Fue una interpretación llena de color, movimiento, energía y, en ocasiones, sensibilidad.
Rick Davies estuvo increíble con sus ejecuciones de estilo jazz a los teclados. John Helliwell combinó su excelente interpretación de los instrumentos de viento con algunas intervenciones cómicos. Y Roger Hodgson demostró su habilidad a la guitarra, una faceta del grupo que no está suficientemente resaltada en los discos. Todo ello reforzado con el soberbio toque de batería de Bob Siebenberg y la precisión al bajo de Dougie Thomson.
El concierto fue excelente, y esta noche volverán a repetirlo dentro de su segunda actuación en el Festival Hall.