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Marie Jund, del diario francés L'Alsace, estuvo en el concierto que Supertramp ofreció en Estrasburgo durante su gira "70-10".

“Siempre me han encantado, es un grupo genial. Me habría gustado bailar un poco, pero me he encontrado bastante arrinconada en mi asiento”. Cornelia, de 35 años, resume en una sola frase el concierto que ofreció Supertramp este viernes en el Zenith de Estrasburgo.

Llegaron a su hora, interpretaron todos sus grandes éxitos y se marcharon. La banda de rock progresivo se mostró muy disciplinada, haciendo incluso los cumplidos de rigor sobre el vino francés. “A esto le falta un poco de fantasía”, se lamenta Marion, de 19 años, que asistió al concierto con su padre. “Son demasiado fieles a las versiones de los discos”.

El saxofonista le pidió al público que primero cantase y después aplaudiese, así que nadie pudo sentirse engañado. “No he cantado, pues no conozco demasiado bien las letras”, reconoce Guillaume, de 22 años.

Los aplausos rítmicos eran siempre sofocados casi de inmediato, y el público pasó mucho tiempo sentado en sus sillas. Marc encuentra una explicación a todo eso: “La media de edad debe ser de 60 años. Y los jóvenes que han venido han sido bien educados por sus padres”.

No obstante, a pesar de ese ambiente tan poco agitado para tratarse de un grupo de rock, nadie salió del concierto defraudado. “Son recuerdos de juventud”, dice Alain, de 45 años, con una sonrisa. “Y poner vídeos para acompañar las canciones ha sido una buena idea, pues esas películas están llenas de nostalgia”.

Hubo otros que se entusiasmaron más con la calidad musical del grupo. Los solos de piano, retransmitidos por las pantallas gigantes, fueron increíbles e hicieron gritar al público con la misma fuerza que durante la interpretación de los temas más famosos.

¿Y qué pasa con los nuevos músicos que han sustituido a otros originales? “Ah sí, ya decía yo que había algo diferente”, dice Leo, de 20 años. “Seguro que algunos de los sustitutos no habían nacido todavía cuando publicaron esas canciones, pero a pesar de todo lo han hecho bastante bien”, afirma Marie Jose.

Se trató de una actuación satisfactoria y el público estaba entusiasmado a la salida, pero definitivamente el ambiente fue demasiado tranquilo. Lo que falta saber es quién tuvo la culpa, si una banda que se limitó a funcionar como una máquina bien engrasada (tres canciones, unas pocas palabras para presentar la siguiente, otras tres canciones y “buenas noches”) o un público demasiado aletargado por los recuerdos y las emociones.

Sin embargo, nadie pareció preocupado por ello, y escuchando la música que salía de los coches mientras abandonaban la zona era evidente que cada uno había llevado su CD de Supertramp para intentar alargar el concierto el mayor tiempo posible.