Crónica de la revista musical Disco Exprés" sobre el histórico primer concierto de Supertramp en España.

El “sophisto Rock”. Ejem, bueno... Si Richard Davies se empeña en llamarlo así, no vamos nosotros a quitarle la ilusión al chico. Hablemos pues del “sophisto rock” (se refieren a la sofisticación, ¿verdad?) ese que ha conseguido que un grupo como Supertramp haya llegado a la cima basándose tan sólo en sus tres últimos discos. Desde que el grupo grabó y publicó “Crime of the Century”, la cosa se veía venir más o menos claramente.

Porque Supertramp son el grupo “sophisto pop” por excelencia: voces bien conjuntadas, muy angelicales; instrumentaciones llenas de color, composiciones agradables muy apropiadas para muchachitas dieciséis añeras y tal.

Pese a todo, Supertramp es un grupo de esos que escuchas gustosamente y sin que se te caigan los anillos. De todos modos, y esto es una apreciación “very” particular, prefiero a los cinco tíos estos en disco que en directo, y la explicación es fácil de comprender: en disco, al escucharlos, te lo montas a tu gusto pero en directo resulta que Supertramp no acaba de identificarse con ninguna imagen concreta ni a nivel visual ni aún menos a nivel musical... Más claro, agua.

O si no, ya me contarás qué queda de rock en esta banda. Escuché o leí en alguna parte que Supertramp hacen la música que harían los Beatles de seguir dando la bronca hoy en día y aunque al principio me hizo gracia y no me tomé tal afirmación en serio, ahora, al pensarlo un poco mejor, creo que la cosa no va tan descaminada.

Tú ponle un fondo de sintetizadores, mellotrones y otros aparatejos y un coro así... Que hagan “uhhhhhhhhh” de fondo y verás si los Beatles no podrían ser los Supertramp estos que les comen el coco a todo dios de un tiempo a esta parte. En fin, vayamos al concierto y dejemos las cábalas para mejor ocasión. Que cada uno haga de su capa un sayo y vale.

Uno de los aciertos de Davies, Hodgson, Helliwell, Benberg y Thomson es la distribución que hacen del escenario en plan de varios niveles para los teclados y la batería. Otro acierto, repartirse los teclados (todos blancos, muy “nice”) para que cada uno toque al menos uno o dos.

Musicalmente el más serio y profundo de todos parece Richard Davies, sus arrancadas de piano eran verdaderamente magníficas. Roger Hodgson también se mostró como un aceptable instrumentista tanto con las guitarras eléctricas como con la acústica.

Por el contrario, Bob C. Benberg me pareció un batería demasiado seco y contundente para la música de matices de Supertramp. Thomson se paseó arriba y abajo con sus cuatro cuerdas dando caña y brillando poco quizá porque el sonido de la guitarra de bajos quedaba muy tapada por los demás instrumentos. John Anthony Helliwell tocó de todo un poco, cantidad de saxofones y algún que otro sintetizador.

Dieron un repaso a sus tres famosos discos con temas como “School”, “Dreamer”, “Give a little Bit”, “Babaji”, “Sister Moonshine”, “Hide in your shell”, “Fool´s Overture”, “From now on”, “Two of us” y “Crime of the century”, que cerró la actuación. Proyectaron algunos metros de película en la gran pantalla que había detrás... Sí, esa que suelen usar los grandes que en este mundo son.

Y colorín colorado, el “sophisto rock” se ha terminado. ¡Ah! Casi se me olvida: vivieron felices mientras las rentas duraron.