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Crítica del álbum "Crisis? What crisis?", publicada en la revista musical "Sounds" y firmada por Geoff Barton.

Es una tarea difícil superar un disco tan completo como "Crime of the century", pero Supertramp acaba de conseguirlo. "Crisis? What crisis?", a pesar de no ser una obra maestra y de ser menos conceptual que "Crime of the century", sigue siendo un álbum extraordinario.

Lo que más admiro de Supertramp es su capacidad para construir lentamente, extender y detallar una canción con el mínimo de instrumentación. Sobre el original sonido de los teclados de Hodgson, las canciones son exploradas al máximo.

Por ejemplo, "Lady", el último single del grupo, comienza de forma inofensiva, para ir creciendo progresivamente hasta alcanzar una calidad casi digna de una ópera. Al igual que "Dreamer", cuenta con un estilo vocal que hace de ella la canción más comercial del álbum. Da la impresión de que ha sido colocada ahí para editarla como single.

El resto del disco es menos evidente. "Crisis? What crisis?" arranca de forma suave, con bocinas de coches que se oyen a lo lejos y unos silbidos que llegan hasta nosotros como los primeros sonidos del amanecer. Una voz que susurra nos evoca imágenes de paz y nos recuerda con nostalgia al dúo folk Tir Na Nog.

"Easy does it, easy does it", canta esa voz y todo se vuelve espiritual, tomando una dirección más positiva. La canción nos conduce hasta "Sister Moonshine", más ruidosa, más intensa, con una guitarra fluida, y casi sin darnos cuenta el LP empieza a tomar forma.

Supertramp, con un cuidado impecable, coloca un pequeño sonido sobre otro, lo cual, acompañado de un sentido preciso del dramatismo musical, hace que el álbum sea variado y complejo. Después canta un coro, las cuerdas se lamentan, las voces se quedan sin respiración y se palpa la calidad de la banda sonora de una película.

Lo mismo ocurre con la otra cara del disco. Aunque es menos concisa, las canciones también son elaboradas, como "Two of us", e ingeniosas, como "Poor boy", que presenta un sonido de sordina de trompeta de los años 30 con una especie de graznidos de pato.

A pesar de que el álbum es bueno, tengo la sensación de que Supertramp puede haber ido demasiado lejos agotando sus ideas. Sospecho que tendrán que presentarse con algo distinto la próxima vez para asegurarse otro éxito.

Pero mientras tanto, ahí está un álbum con el que, como el título sugiere, puedes encerrarte en tu habitación y olvidarte de los problemas de tu Chrysler, de las bombas en Londres, del mal juego de la selección inglesa de fútbol y de otras crisis parecidas, y simplemente disfrutar.