Querido Sam:

¿Qué puedo decir? Lo que cualquiera podría decir.

Tu carta llegó en un momento de máxima tensión dentro del grupo. Teníamos el material, los músicos, la historia… Pero parecía que siempre teníamos que acabar enfrascados en discusiones sobre la forma de gestionarlo todo.

Necesitaré tiempo para asimilar lo que ha ocurrido, pues no tengo ni idea de qué es lo que habrá pasado por tu cabeza. Sólo espero que sea lo mejor para todos.

Hace apenas un par de meses que encontramos un nuevo bajista (gracias a Dios). Desde entonces hemos hecho algunos progresos, pero todavía nos queda un largo camino por recorrer.

Sea cual sea nuestro futuro, quiero que sepas que tu contribución a Supertramp ha sido esencial, y si logramos ganar algún dinero nada me haría más feliz que devolverte lo que te debemos. Y estoy seguro que Dave y Roger piensan igual que yo.

Soy consciente de que te he dicho muy pocas cosas en esta carta. Espero contarte más en la próxima.

Con cariño,
Rick.