Artículo de Marcel Anders publicado en la revista musical alemana "Eclipsed", el cual gira en torno a la controversia de la gira de 40º aniversario de Supertramp.

Podría ser la reunión del año, si pudiese ser considerada como una reunión. Pero quienes estarán de gira de 40º aniversario este otoño no serán Supertramp, sino Rick Davies y su banda de acompañamiento. Eso a pesar de los esfuerzos que han hecho Roger Hodgson y Dougie Thomson, antiguos miembros del grupo, para participar en la gira. Durante nuestra conversación con ellos, ambos se han mostrado poco optimistas.

Existe un ambiente depresivo alrededor de todo esto: Roger Hodgson acaba de actuar en la localidad de Hemer ante una audiencia de 500 personas, dentro de un recinto habilitado para una audiencia cuatro veces mayor. Sin embargo, la persistente lluvia y la poca promoción que ha tenido el concierto han impedido una afluencia mayor.

Los asistentes al festival "Schuetzenfest" ni siquiera conocen el nombre de las famosas canciones de Supertramp que Hodgson interpreta, a excepción de ‘It’s raining again’, que es presentada por el músico de 60 años muy educadamente, igual que otros de sus éxitos de los 70 como ‘Take the long way home’, ‘Give a little bit’, ‘The logical song’, ‘Breakfast in America’, ‘Dreamer’, ‘Fool’s overture’ o ‘School’.

Se trata de temas que, hay que admitirlo, no han perdido un ápice de su clase con los años y siguen conquistando a quienes los escuchan con sus intensas melodías y sus encantadores arreglos. Y Hodgson sigue presentándolos con la misma pasión con la que debía hacerlo en 1983, como si estuviese actuando de nuevo en el estadio de Dortmund.

Esta capacidad de resistencia, que a veces parece rozar el masoquismo, conforma el peculiar método de Hodgson para desafiar a su antiguo amigo y socio Rick Davies. Tocar lo mejor de su repertorio en ciudades pequeñas y con unos precios relativamente bajos supone un hábil bombardeo sobre la posición de Davies.

Porque hasta este momento la venta de entradas anticipadas para la gigantesca gira de dos meses que tendrá lugar en Europa, con precios que oscilan entre los 69 y los 85 euros, está resultando un auténtico fiasco. Eso a pesar de que los anuncios estén utilizando la imagen y las canciones de Hodgson, algo que a éste le parece un engaño hacia los fans.

“No tengo ningún problema en que Rick salga de gira como Supertramp, pero siento que está traicionando al público con su forma de promocionarlo”, dice Hodgson. “Yo he escuchado mis canciones y mi voz en la radio para anunciar esos conciertos, y eso no está nada bien porque yo no formaré parte de la gira Y la otra cosa que me molesta es que nuevamente vaya a interpretar mis canciones en la voz de otro cantante, lo que claramente es un incumplimiento de nuestro acuerdo”.

En 1983, cuando Hodgson decidió abandonar Supertramp para pasar más tiempo con su familia, se estableció un pacto de caballeros entre los dos fundadores de la banda: Davies se quedó con todos los derechos para usar el nombre Supertramp a cambio de no interpretar las canciones escritas por su colega Hodgson, las cuales formarían la base de éste para su inminente carrera en solitario. Pero Davies no fue fiel a ese acuerdo, lo cual le acabó provocando una pelea con el bajista Dougie Thomson, así como una larga disputa con Hodgson.

“Nos miramos a los ojos, nos dimos un apretón de manos y llegamos a aquel acuerdo”, asegura Hodgson. “Eramos un par de amigos que se separaban respetándose mutuamente y en completa armonía. Así que me duele mucho que Rick incumpliera su parte del pacto. Echando la vista atrás, pienso que debería haberlo plasmado todo por escrito, pero en ese momento no creí que fuese necesario. Yo no era nada bueno en asuntos de negocios, y confié en él. Y ahora esto es lo que hay”.

Aún así, ambas partes volvieron a reunirse nuevamente en 2008 para hablar sobre la posibilidad de hacer una gira juntos. Según Hodgson, aquella conversación fue bastante constructiva, incluso aunque el proyecto no contase por entonces con la presencia de otros miembros de la formación clásica de Supertramp como John Helliwell, Bob Siebenberg y Dougie Thomson porque habían emprendido un pleito legal contra Davies en relación a los derechos del grupo.

“Rick estaba muy dolido con ellos por el pleito”, recuerda Hodgson, “pero yo tenía la esperanza de que lo superase pronto y pudiéramos volver a trabajar juntos. Sin embargo, entonces sucedió algo increíble. El dejó de hablar directamente conmigo y de atender a mis llamadas telefónicas, y me dijeron que a partir de entonces tenía que dirigirme a su abogado y a su mujer, Sue, que también es su representante. En ese momento me dí cuenta de que el proyecto no llegaría a buen puerto”.

Por eso Hodgson no forma parte de la actual versión de Supertramp, lo mismo que sucede con su amigo del alma Dougie Thomson. Respecto a los señores Siebenberg y Helliwell, ellos han aceptado participar en la gira sólo porque necesitan dinero, no porque sigan siendo buenos amigos de Davies. Eso es lo que nos dice Thomson, que ahora trabaja como representante de la banda de heavy-metal Disturbed.

“Para mí Supertramp es un capítulo cerrado, de una vez por todas”, explica Thomson, que nació en 1951 y era el miembro más joven del grupo original. “Creo que vivimos una época estupenda y que alcanzamos unos logros increíbles, pero ya no es la misma banda. Ya no se trata de esos cinco grandes amigos que pasaron juntos los buenos y los malos momentos. Ahora todo gira en torno a los egos y el dinero, y yo no quiero formar parte de eso. Prefiero recordarlo como algo hermoso”.

Hodgson ve las cosas de un modo completamente distinto, e incluso expresa su interés en unirse a Davies para algunos conciertos especiales de la gira. “Si mi agenda me lo permite, me encantaría hacerlo”, dice Hodgson. “Rick sólo tiene que pedírmelo”. Sin embargo, no parece que eso vaya a ocurrir. El propio Hodgson no evita lanzar dardos envenenados hacia Long Island, donde Rick Davies reside.

“Rick no mantiene ninguna relación con los fans, y no tiene ni idea de lo que Supertramp significa para la gente”, señala Hodgson. “Creo que esa música se ha convertido en algo mucho más grande que él y que yo, y ya lleva cuarenta años haciendo feliz a un montón de gente en todo el mundo. Pero mientras yo aprecio eso e intento mantenerlo vivo con mis conciertos, él prefiere ver Supertramp como una marca registrada y una forma de hacer dinero. Como si no tuviera bastante”.

“Y lo más triste de todo”, añade Hodgson, “es que interpreta mis canciones sin que le gusten. Nunca le han gustado, y muchas de ellas ni siquiera las entendía porque cada uno de nosotros siempre ha tenido unas creencias y una filosofía muy diferentes a las del otro. Quiero decir que yo siempre he llevado a cabo una búsqueda espiritual del amor, la felicidad y el sentido de la vida, mientras que él buscaba la seguridad y la estabilidad. En ese aspecto, es particularmente triste que no muestre ninguna integridad y siga maltratando mis canciones”.

La pregunta es por qué Hodgson no se defiende a sí mismo ante los tribunales y acaba con esta gira de aniversario que amenaza con arruinar la reputación de Supertramp. “Porque la vida es demasiado corta”, explica Hodgson, “y yo soy un hombre pacífico, algo que además Rick sabe muy bien. Así que, aunque mucha gente me haya aconsejado que me busque un buen abogado y emprenda un proceso judicial, yo no quiero seguir ese camino”.

En vez de ello, y no sólo lo ha demostrado en Hemer sino también en otros muchos festivales en los que ha actuado este verano, Hodgson prefiere retar a Davies presentando esas canciones sobre los escenarios, algo en lo que sabe muy bien que es muy difícil que le ganen. “Ahora soy más viejo, más sabio y mucho mejor artista que nunca. Y compuse canciones que han superado la prueba del tiempo y siguen sonando frescas hoy en día”.

Ahora le toca a Davies rebatir estos argumentos. Esperemos que nos conceda una entrevista en nuestro próximo número, aunque Hodgson se muestra pesimista al respecto. “Creo que se esconderá, eso es lo que siempre hace. ¡Así que te deseo suerte!”, dice Hodgson mientras desaparece para atender al alcalde, al jefe de policía, al jefe de bomberos y a la prensa de Hemer. Es lo que podría llamarse una guerrilla de ‘marketing’, y funciona…