Artículo de Tom Harrison publicado en el diario canadiense "The Province" tras el regreso de Supertramp a la ciudad de Vancouver durante la gira "One more for the road".

 

La gira mundial de Supertramp en 1997 fue una de las que más éxito tuvo ese año. El grupo tocó ante más de diez mil personas en el GM Place de Vancouver, en una época en la que las ventas de entradas para otras bandas como ZZ Top eran discretas. Nadie esperaba que Supertramp, a quienes se suponía en el cementerio de los dinosaurios, tuviera una acogida tan buena. ¡Menuda sorpresa!

Mañana Supertramp actuará en el Coliseum posiblemente por última vez, si Rick Davies es serio en cuanto a su retirada. De ser así, su última palabra la tiene “Slow motion”, un disco que el grupo está promocionando por su cuenta y que revela sus raíces en el rhythm and blues y en el jazz.

"Eso es lo que pienso yo también cuando lo escucho", dice John Helliwell, que lleva tocando el saxo con Supertramp casi desde que Davies formara el grupo junto a Roger Hodgson en 1969. "Hemos tenido muchas influencias. Hemos tenido la suerte de acercarnos al jazz y al blues, y también tuvimos nuestro aprendizaje clásico y las influencias pop y melódicas de los Beatles.

Mezclando todo esto en un puchero tienes “Crime of the century”, el tercer álbum de Supertramp y el que consagró al grupo, que siempre ha mantenido una relación muy estrecha con Canadá, donde ya actuaron como grupo principal antes de que los Estados Unidos les recibieran con los brazos abiertos tras el “Breakfast in America” de 1979.

Hodgson dejó el grupo después del proféticamente titulado disco “Famous last words” de 1982, y a partir de entonces Supertramp cayó en picado incluso aunque Davies se esforzara en mantener el rumbo. Esto originó que la gira de 1997, en la que consiguieron el premio a la mejor reaparición del año que entrega la revista Pollstar, resultara especialmente dulce. "Nos alegramos mucho de aquello", dice Helliwell, "pero no nos cogió por sorpresa. Habíamos trabajado muy duro y nos habíamos construido una buena reputación".

La banda que regresa a Vancouver es básicamente la de 1997: Davies, Helliwell, el co-fundador Bob Siebenberg, y Mark Hart, Cliff Hugo, Jesse Siebenberg y Carl Verheyen.

Helliwell valora las aportaciones a los solos, pero curiosamente ese no es el método actual de Davies a la hora de componer. "Rick ha convertido esto en una especie de autocracia", dice Helliwell. "Antiguamente Rick y Roger se presentaban con el esqueleto de una canción, y los demás miembros del grupo le dábamos vueltas al tema hasta que conseguíamos algo".

Al ser más viejos, tienen que enfrentarse a la percepción de ser los abuelos del rock progresivo. "Es algo con lo que hemos crecido", dice. "Sí, puede ser un problema. Supongo que esto es rock and roll y que se supone que debe ser hecho por jóvenes. Pero para nosotros esto sólo es música, y hacemos la mejor música que podemos. Bach lleva cientos de años sonando y a la gente todavía le gusta".