Extenso reportaje de Robin Platts aparecido en la revista musical "Goldmine", en el que se repasa la historia de Supertramp tras la publicación del recopilatorio "Retrospectacle".

 

Después de 35 años, numerosos temas y discos famosos, y giras en grandes estadios, Supertramp sigue siendo una banda un poco enigmática. La fotografía de los miembros del grupo jamás ha aparecido en la portada de un álbum, y todos ellos podrían pasear por cualquier calle del mundo con pocas posibilidades de ser reconocidos.

A pesar de su relativo anonimato y del hecho de que hayan grabado y salido de gira con poca frecuencia durante las dos últimas décadas, la música de Supertramp sigue siendo muy popular. El pasado mes de Octubre, mientras Robbie Williams, Prodigy y Destiny’s Child se peleaban en las listas de discos de Gran Bretaña, Supertramp se deslizaba sigilosamente hasta el puesto número 9 con “Retrospectacle”, un nuevo disco doble que repasa la carrera del grupo británico desde 1970 hasta la actualidad, incluyendo todos los éxitos como “The logical song,” “Give a little bit” y “Take the long way home,” varias selecciones de discos como “Crime of the century” o “Breakfast in America” y algunas rarezas.

La historia de Supertramp es, en muchos aspectos, la historia de Rick Davies y Roger Hodgson, dos autores y cantantes cuyo contraste de estilos (tanto en lo musical como en lo personal) creó una dinámica irresistible.

Se conocieron en 1969. Davies, seis años mayor que Hodgson, había sobrevivido durante varios años en una banda llamada The Lonely Ones. Aquel grupo contó originalmente con la presencia de Noel Redding, pero este ya se había marchado cuando Davies entró en 1966.

The Lonely Ones era “un equipo extraño”, según recuerda Davies. “Nos las arreglábamos para sobrevivir sin representante, sin agente, sin compañía de discos y sin nada. Y acabamos quedándonos sin blanca en Europa”. Uno de sus contactos en Munich les presentó a un millonario holandés llamado Sam, que accedió a ser su patrocinador.

Viajaron hasta la casa que tenía Sam en Ginebra y empezaron a ensayar, según recuerda Davies, “con el objetivo de grabar un disco y conseguir un contrato y todo lo demás”. Pero pronto quedó claro que la banda, que por entonces ya se llamaba The Joint, no iba a llegar a ninguna parte.

“Firmamos con Robert Stigwood en Londres y fuimos allí para dar un par de conciertos en clubes”, dice Davies. “Fue un desastre. Sam decidió retirarnos su apoyo y cuando intenté salvar la situación acabó ofreciéndome una nueva oportunidad para intentarlo. Y así es como nació Supertramp”.

Davies regresó a Londres y puso un anuncio en el “Melody Maker”, a través del cual conoció a Hodgson, que acababa de publicar un single (“Mr. Boyd”/“Imagine”) bajo el nombre de Argosy. Se trataba realmente de una banda de estudio en la que Hodgson estuvo acompañado por un entonces desconocido Elton John y por Nigel Olsson, también futuro miembro de la banda de éste, y Caleb Quaye.

“Yo tenía 19 años, acababa de salir del instituto y nunca había pisado un estudio de grabación”, dice Hodgson. “Fue una experiencia reveladora y emocionante, aunque no era lo que yo esperaba. El editor que me había descubierto, Lionel Conway, había contratado una banda de músicos de sesiones de primer nivel para que interpretaran las canciones, y lo único que hice yo fue añadir las partes vocales y los coros”.

El single de Argosy, ahora convertido en artículo de coleccionista, no entró en las listas y Hodgson decidió buscar una mejor salida a su talento. “Por entonces vivía con mi madre en Inglaterra, y ella vio un anuncio en el ‘Melody Maker’ que decía ‘auténtica oportunidad para músicos’”, recuerda Hodgson.

“Las audiciones fueron un caos absoluto. Rick estaba como absorto al fondo de la sala, y parecía desbordado por la situación. Después de mi audición, ambos nos fuimos a un pub y nos pusimos a hablar. Nos caímos bien mutuamente y ese día sembramos las semillas de Supertramp”.

“Roger llegó como guitarrista”, recuerda Davies, “pero al principio se hizo cargo del bajo porque yo ya había encontrado otro guitarrista, un tipo llamado Richard Palmer”. Palmer había tocado anteriormente en una banda llamada Tetrad, de la que formaba parte el bajista y vocalista John Wetton, futuro miembro de King Crimson.

Con la adición de Keith Baker a la batería, el grupo tomó el nombre de Daddy y se dirigió a Europa para empezar a dar conciertos. Daddy regresó a Inglaterra a principios de 1970, cuando se hicieron con los servicios de un nuevo batería, Robert Millar, y con un nuevo nombre, procedente de la novela de W.H. Davies “La autobiografía de un supervagabundo”.

La banda firmó con A&M y en Junio de 1970 grabaron su primer álbum, de título homónimo. Aunque posteriormente los discos de Supertramp ganaron mucho con el contraste de estilos vocales de Hodgson y Davies, el primero presentaba a Hodgson como vocalista principal. “Yo no cantaba demasiado en The Lonely Ones”, dice Davies. “Me dedicaba a tocar el órgano y a hacer algunas armonías vocales. Cuando empecé a componer fue cuando comencé a cantar más”.

A principios de 1971, Palmer dejó la banda durante una gira por Alemania. “Básicamente, él conoció a alguien en Munich y decidió quedarse allí”, dice Davies. “Y todavía vive allí, pues se casó con una mujer de Munich”. Después de su etapa en Supertramp, Palmer compuso música para películas en Alemania y, gracias a su relación con Wetton, escribió algunas letras para King Crimson a principios de los años 70.

En el primer álbum de Supertramp las canciones fueron compuestas por Hodgson, Davies y Palmer, con Palmer escribiendo las letras. Después de la marcha de Palmer, las tareas compositivas quedaron a cargo de Davies y Hodgson. “Richard Palmer era una fuerza muy dominante en la banda”, dice Hodgson. “En el primer álbum, él compuso todas las letras. Cuando por fin nos tocó hacerlo a Rick y a mí, descubrimos que teníamos talento para hacerlo”.

Cuando Palmer se marchó, el bajista Frank Farrell entró en el grupo y Hodgson pasó a ocuparse de la guitarra. Poco después de la publicación del primer disco, la banda incorporó a un saxofonista, Dave Winthrop, y el batería Kevin Currie sustituyó a Robert Millar.

El segundo álbum del grupo, “Indelibly stamped” (1971), supuso otro cambio significativo. Davies emergió como vocalista principal, y su voz nasal, muy al estilo ‘blues’, llevó el peso de la mitad de las canciones del disco. Aquel cambio fue idea de Hodgson.

“Fue Roger quien lo sugirió”, recuerda Davies. “A él le gustaban grupos como Traffic y Spooky Tooth, que tenían un par de vocalistas. Por entonces, él no estaba muy contento de ser el único cantante del grupo, pues pensaba que las bandas con un solo cantante eran un poco aburridas. Así que yo me animé a cantar y me di cuenta de que tenía voz”.

Hodgson lo recuerda así: “Cuando hice la audición para el grupo, Rick me eligió porque quería que yo fuera el vocalista principal. Pero con el tiempo él fue cogiendo confianza como cantante”.

Supertramp se dirigía poco a poco hacia el sonido que les proporcionaría el éxito internacional, aunque todavía no consiguieron encontrarlo en “Indelibly stamped”. El disco, envuelto por una funda que presentaba el pecho desnudo de una mujer cubierta de tatuajes, hizo poco a favor de la causa, y los sonidos que contenía apenas fueron amagos de lo que vendría después.

En aquel álbum, Davies brillaba en “Your poppa don’t mind”, “Forever” y “Friend in need”, mientras que Hodgson destacaba en algunos temas acústicos de carácter melancólico y en la pieza más dura, “Potter”. Pero el contraste de estilos hacía que ambos se estorbasen en vez de complementarse.

“Todavía no habíamos encontrado nuestra dirección como grupo o como compositores”, dice Hodgson. “Nuestro primer álbum fue una especie de metáfora que venía a decir que estábamos aprendiendo a caminar. ‘Indelibly stamped’ fue como la culminación del ciclo de nuestro crecimiento, y estaba repleto de testosterona confusa que iba en todas direcciones. No había un tema central o una continuidad en el álbum o en su portada, aunque contenía algunas canciones interesantes”.

“Indelibly stamped” no llegó a entrar en las listas y Supertramp hizo lo que pudo durante los dos siguientes años, sin conseguir demasiados progresos. “Tocábamos en institutos y en clubes. Llegábamos, dábamos nuestro concierto y después no teníamos nada que hacer hasta seis semanas o tres meses después”, recuerda Davies.
 
En varias ocasiones Hodgson y Davies pensaron en dejarlo todo. “¿Pero a qué íbamos a dedicarnos después?”, dice Davies con una sonrisa. “Los dos éramos bastante inútiles para hacer cualquier otra cosa”.

“Lo hablamos y decidimos darnos otra oportunidad”, recuerda Hodgson, “y estoy contento de ello. Porque en aquel momento teníamos un montón de grandes canciones esperando a que las grabásemos”.

Mientras el grupo buscaba una dirección, Hodgson y Davies siguieron componiendo. Aquella época comprendida entre 1971 y 1973 proporcionó un importante número de canciones no publicadas de Hodgson y Davies, como “Pony express”, “Mexico”, “Hey Laura” y “Black cat”.

En Octubre de 1972, con el grupo totalmente estancado, Supertramp y Sam separaron sus caminos, pero la banda siguió adelante. Aunque el éxito comercial les esquivase, su sonido se seguía desarrollando. “Estábamos atentos a lo que pasaba con la actualidad musical”, dice Davies. “Sabíamos que grupos como King Crimson, Jethro Tull y Spooky Tooth estaban grabando discos muy dignos”.

“Hubo una transición dentro del grupo, buscando nuevos miembros, y también una transición musical”, dice Hodgson. “Y durante aquella época Rick y yo nos hicimos mejores compositores, fue un período muy fértil para ambos. Así que cuando llegó el momento de grabar ‘Crime of the century’, teníamos un gran material de donde escoger”.

Mientras 1972 llegaba a su fin, el repertorio de Supertramp ya incluía la mitad de las canciones que posteriormente significarían el triunfo del álbum “Crime of the century”: “Rudy”, “Dreamer”, “If everyone was listening” y “School”. Pero las canciones solas no eran suficientes.

“Llegamos a la conclusión de que necesitábamos renovar la banda”, dice Davies. “Era algo difícil, pues un grupo es algo más que tener músicos de sesiones, algo más que tener un simple trabajo. Cuando hay cambios de personal se trata de un asunto más emocional. Pero tuvimos suerte de incorporar a John, Bob y Dougie”.

A finales de 1972, Dougie Thomson, natural de Glasgow, pasó a encargarse del bajo, y a mediados de 1973 el batería Bob Siebenberg (un americano que había formado parte de Bees Make Honey) y el saxofonista John Helliwell (que había tocado junto a Thomson en Alan Bown Set) también entraron en el grupo.

“Dougie me llamó cuando yo acababa de terminar una actuación en Alemania”, recuerda Helliwell. “Fui hasta allí para hacer un par de ensayos y me quedé impresionado. Nunca me pidieron oficialmente que me uniese al grupo, ¡simplemente me quedé con ellos!”

La nueva formación encajó casi de inmediato y su repertorio se vio reforzado con nuevas canciones de Hodgson y Davies como “Land ho”, “Another man’s woman” y “Just a normal day”. El nuevo Supertramp entró en el estudio en Julio de 1973 para grabar dos temas nuevos, “Land ho” y “Summer romance”.

Ya que el resultado inicial de aquella grabación no fue demasiado satisfactorio, A&M le pidió al productor Ken Scott que volviese a mezclar ambas canciones. Su trabajo apareció como single a principios de 1974, poco después de que en A&M, claramente impresionados por el progreso que había hecho el grupo desde “Indelibly stamped”, renovasen el contrato de la banda.

Con una nueva formación, con nuevo material y decididos a hacer de su tercer álbum un trabajo más memorable que los dos anteriores, Supertramp se dispuso a conjuntarse en medio del campo. Entre Noviembre de 1973 y Enero de 1974, el grupo estuvo enclaustrado en una granja de Somerset, “para conocernos a nosotros mismos”, según Davies. “Eso es lo que los grupos solían hacer por entonces”.
 
“A&M tenía fe en nosotros y nos alquiló una granja en la campiña inglesa para que estuviésemos ensayando durante tres meses”, dice Hodgson. “Fue entonces cuando experimentamos más y nos compenetramos como grupo”.

En aquella granja también ocurrieron algunas cosas extrañas. “Una vez, cuando estábamos descansando después de cenar, escuchamos a través de los altavoces cómo sonaban los platillos de la batería en el estudio, y allí no había nadie”, recuerda Helliwell. “Llegamos a la conclusión de que se trataba de un fantasma... ¡Qué miedo! Casi tuvimos que retener a Roger, que decidió que prefería marcharse a la India de búsqueda espiritual en vez de quedarse a ensayar y grabar”.

“Bob llamaba ‘zumo de cólera’ a la maravillosa leche fresca que nos traían en un cubo desde una granja próxima, y se negaba a beberla”, añade Helliwell. “Así que teníamos un par de botellas que rellenábamos con aquel líquido ofensivo, cambiando la chapa todos los días. ¡Y él se las bebía tan contento!”

Aparte de los desafíos del mundo rural, el grupo puso un especial interés en seleccionar las canciones para el nuevo álbum. Según Davies, “compusimos algunas nuevas y recuperamos otras antiguas, probando que todas funcionasen en secuencia. Fue el primer álbum que intentamos diseñar desde el inicio hasta el final, ajustándonos a una especie de concepto”.

“Me pasé horas y días intentando dar con la combinación adecuada de canciones que hiciera que todo encajase”, recuerda Hodgson. “Combiné las canciones de forma que cada una fluyese hacia la siguiente, para comprobar lo que sería emocionalmente esa excursión musical a través del álbum. No me centré en una canción, sino en la sensación global de todo el disco: ¿adónde te podía llevar? Creo que lo hicimos bien, pues cuando acabas de escuchar ‘Crime of the century’ piensas ‘guau, esto me ha llevado a alguna parte’”.
 
La llegada de Ken Scott, que acababa de encargarse de la producción de David Bowie, fue la última pieza del rompecabezas. Davies dice que Scott “logró una gran diferencia en el sonido al conseguir la mejor calidad posible”. Antes de aquello, el grupo había producido sus propios discos, pues, según Davies, “era lo que se llevaba entonces, aunque no estábamos preparados para hacerlo”.

En Febrero de 1974, Supertramp y Scott se metieron en un estudio de grabación londinense en el que, durante los siguientes meses, perfeccionaron los ocho temas que habían elegido para el nuevo álbum, “Crime of the century”.

La primera canción del disco, “School”, es uno de los resultados más memorables de la sociedad compositiva de Hodgon y Davies. “Necesitábamos algo con lo que abrir el álbum”, dice Davies. “La primera parte de ‘School’ fue obra de Roger. Creo que yo compuse parte de la letra, y también me encargué de la armónica y del solo de piano. Hubo mucha interacción entre ambos en aquella canción, era algo habitual en aquella época”.

Hodgson está de acuerdo. “Hubo una gran colaboración entre ambos en ‘School’. La estructura de la canción y el noventa por ciento de la letra son mías, pero Rick también participó con ese impresionante solo de piano y añadiendo parte de la letra aquí y allá, como lo de ‘what are they trying to do, make a good boy of you, do they know where it’s at?’”.

A pesar de que la época de “Crime of the century” dio inicio a un Supertramp nuevo y mejor, también significó el final de la sociedad compositiva de Davies y Hodgson. Aunque sus canciones continuaron siendo firmadas de forma conjunta hasta la marcha de Hodgson en 1983, a partir de entonces empezaron a componer por separado.

“Ya que cada vez teníamos más éxito, cada uno se fue buscando su propia situación”, dice Davies. “Al principio vivíamos juntos en apartamentos. Yo me sentaba al piano eléctrico y Roger cogía la guitarra. Nos poníamos a improvisar a partir de pequeñas secuencias que teníamos, y así íbamos construyendo las canciones. Pero creo que cuando te haces mayor te vuelves un poco más independiente y te buscas tu propia situación, y haces tus propias maquetas y demás”.

A la vez que la sociedad compositiva de Davies y Hodgson llegaba a su fin, Supertramp por fin conseguía el éxito. Las canciones repletas de alienación y desilusión que formaban “Crime of the century” conectaron muy bien con el público. El álbum entró en el Top 10 británico y el single “Dreamer” también tuvo un gran éxito. Además, tanto el disco como el single “Bloody well right” llegaron al Top 40 en Estados Unidos, donde dieron una serie de conciertos a principios de 1975.

El nuevo espectáculo en directo, igual que el álbum que le precedía, también fue algo bien estructurado. La banda interpretaba el disco “Crime of the century” al completo y en secuencia, añadiendo, entre las dos caras del álbum, cuatro canciones por entonces aún no publicadas: “Sister moonshine”, “Just a normal day”, “Another man’s woman” y “Lady”.

Para entonces, Helliwell ya había asumido el papel de portavoz del grupo sobre el escenario, encargándose de la mayor parte de los discursos entre canción y canción. “¡Nadie más quería hacerlo!”, dice. “Descubrimos que mi sentido del humor era un buen antídoto para la seriedad de algunas canciones, sobre todo las del ‘Crime of the century’”.

Tras el éxito de “Crime of the century”, pronto llegaron las presiones para publicar un nuevo disco. Con esto en mente y con vistas a consolidar su éxito en América, Supertramp se trasladó a Los Angeles para grabar su cuarto álbum. “Ya teníamos un público importante en Europa, y alguien sugirió que debíamos intentar conquistar los Estados Unidos”, recuerda Davies.

En principio el traslado iba a ser temporal, pero el grupo acabó estableciéndose allí, y aquel nuevo entorno acabó afectándoles. “Crecimos muy rápido, y nuestros límites se expandieron tanto musicalmente como en cuanto a nuestro estilo de vida”, dice Helliwell.

“Cuando llegué a América, todo un panorama de posibilidades se presentó en mi vida”, dice Hodgson. “Y para mí fue el espíritu de California, no de América, con lo que conecté bien. California siempre ha estado al frente de la tecnología, de la investigación espiritual y de las nuevas formas de pensamiento. Es un lugar libre en el que es fácil ser lo que quieras ser. Después de haber vivido en Inglaterra los primeros 23 años de mi vida, mi espíritu lo necesitaba. Fue una liberación para mí”.

Aunque el grupo tenía un buen catálogo de canciones en la reserva, la presión de sacar un nuevo producto cuanto antes dio como resultado un álbum que carecía de la solidez de “Crime of the century”. El título del disco, “Crisis? What crisis?”, era un guiño a las difíciles circunstancias en las que fue preparado.

“Creo que algunas canciones eran bastante buenas”, dice Davies, “pero fue un álbum complicado. Habíamos hecho la gira de ‘Crime of the century’ y, por supuesto, quisieron que hiciésemos inmediatamente otra gira, así que tuvimos que pelearnos con el material un poco más”.

“Es una hermosa colección de canciones, aunque no alcanzaron todo su potencial”, afirma Hodgson. “Recuerdo que ‘Crisis? What crisis?’ me decepcionó porque me gustaban esas canciones. Las mezclas finales no fueron lo que yo esperaba, y había mucha presión sobre nosotros. Nos estaba esperando una nueva gira y no teníamos el tiempo que necesitábamos para hacer las cosas como yo quería. No tuvimos varios meses para planificarlo todo y para ensayar como habíamos hecho con ‘Crime of the century’, y además teníamos la presión de tener que prepararnos para otra gira. Creo que esa fue la razón de que no pudiésemos volver a mezclar algunas canciones, que era lo que yo quería hacer”.

A pesar de todo, el disco incluye parte del mejor trabajo de la banda, destacando “Lady” y “Sister moonshine” de Hodgson y “Another man’s woman” y “Ain’t nobody but me” de Davies. Otro tema brillante es “Just a normal day”, una auténtica colaboración entre Hodgson y Davies. “Rick encontró unas estrofas hermosas, pero no tenía nada más para acompañarlas”, recuerda Hodgson. “Así que yo compuse un estribillo de respuesta  y también lo canté, por lo que en esa canción ambos éramos vocalistas, y la cosa funcionó muy bien”.

Hodgson tiró de su catálogo de canciones no grabadas con “Two of us” y “A soapbox opera”, ambas compuestas, o al menos empezadas, antes de unirse a Supertramp. “Después de ‘Crime of the century’ empezamos a grabar algunas de las canciones que yo había compuesto en un período creativo muy fértil durante mi adolescencia, antes incluso de que Rick y yo formásemos Supertramp”, dice Hodgson.
 
Aunque ninguno de los singles que se extrajeron del disco, “Lady” y “Sister moonshine”, llegó a las listas de ventas, el álbum estuvo cerca de repetir el éxito de “Crime of the century”, nuevamente respaldado por una larga gira.

En 1977 el grupo grabó su siguiente album, “Even in the quietest moments”, en el estudio que el productor Jamer Guercio tenía en el Caribou Ranch de Colorado. “Creo que era Roger el que quería salir de Los Angeles para grabar el disco”, dice Davies. “Quería que nos marchásemos a las montañas y allí encontrásemos la inspiración”.

“Estar en el Caribou Ranch de las Montañas Rocosas fue una experiencia increíble”, recuerda Helliwell. “Estaba todo nevado y era un escenario muy hermoso. Sin embargo, Rick y Roger no se llevaban muy bien por entonces, y Rick desapareció durante unos cuantos días con Sue, su esposa”.

“Rick no estaba contento de estar allí, y Sue tampoco”, recuerda Hodgson. “Rick acababa de conocer a Sue, con la que se casaría después, y necesitaba darle a ella parte de su energía, así que a menudo él ni siquiera estaba en el estudio. En ese álbum mi energía creativa fue más fuerte que la de Rick, con canciones como ‘Fool’s overture’, ‘Even in the quietest moments’ y ‘Give a little bit’. Fue una época en la que descubrí la fuerza de mi vida espiritual, y creo que el álbum lo refleja”.

El álbum “Even in the quietest moments” llegó al Top 20 a ambos lados del Atlántico, y sus ventas se dispararon gracias al éxito del single “Give a little bit”, una canción melódica de Hodgson en la que destaca su guitarra de doce cuerdas y que también alcanzó el Top 20 de las listas de singles en Estados Unidos.

En realidad, Hodgson había compuesto esa canción varios años atrás. “Una de las cosas que inspiraron mi música y mi creatividad desde mis comienzos fueron los Beatles”, recuerda Hodgson. “Comprobé que la música puede enviar un mensaje de amor y esperanza y conseguir que el mundo se una en la búsqueda de cambios positivos. Mirando hacia atrás, creo que su canción ‘All you need is love’ me ayudó a componer ‘Give a little bit’. Incluso a esa edad tan temprana, pues la compuse cuando tenía 19 años, yo veía que el mundo necesitaba amor y que yo necesitaba amor, y todo eso dio lugar a ‘Give a little bit’”.

En 1978, Supertramp regresó a Los Angeles, para preparar en Village Recorders “Breakfast in America”, el álbum que les lanzaría al estrellato. Los ensayos y las grabaciones les tuvieron ocupados la mayor parte del año, mientras construían su trabajo más cohesivo desde “Crime of the century”.

Aunque nadie podía predecir el éxito masivo que tendía el álbum, se empezó a hablar del nuevo disco de Supertramp incluso antes de que estuviese finalizado. “Cuanto más nos retrasábamos, más órdenes recibíamos para seguir adelante”, recuerda Davies. “Tal vez eran rumores que salían del estudio... Supongo que había llegado nuestra hora. Empezamos la gira dos o tres semanas antes, así que la publicación del disco fue un ejercicio perfecto de sincronización. Además, había un buen número de canciones que triunfaron como singles, por lo que sonábamos continuamente en la radio”.

A pesar de ser tan perfecto a su manera como “Crime of the century”, “Breakfast in America” fue un álbum muy diferente, con un sonido cálido y unas melodías alegres que reflejaban el nuevo hogar de Supertramp en la Costa Oeste.
 
Una vez más, la interacción entre las personalidades y los estilos de Davies y Hodgson causó un gran efecto. La canción “Casual conversations”, de Davies, podría estar dedicada a Hodgson, con quien cada vez se comunicaba menos, igual que el tema “Child of vision”, de Hodgson, podría tener como protagonista a Davies, un “bebedor de coca-cola” que había intentado “cometer el crimen perfecto” pero ahora estaba “ocupado en ir a ninguna parte” y “tumbado al sol”.

“¡Todavía bebo coca-cola!”, dice Davies entre risas cuando se habla sobre ello. “Es decir, en un sentido general solía haber un diálogo entre nosotros, aunque no siempre específicamente de uno hacia el otro. Esperábamos que ese diálogo también afectase a nuestro público, y que ellos pudieran encontrar frases con las que identificarse”.
 
“A lo largo de los años, la principal vía de comunicación entre Rick y yo fue musical, y mientras nos desarrollábamos como personas en nuestras vidas privadas, empezamos a tomar direcciones distintas”, dice Hodgson. “Y eso nos alejó todavía más. No creo que yo escribiese ‘Child of vision’ para Rick, aunque creo que ‘Casual conversations’ sí puede estar dedicada a mí”.

“Rick era más terrenal y convencional”, añade Hodgson, “y yo siempre fui un soñador y un buscador de nuevas ideas, nuevas aventuras y un sentido más profundo de la vida”. Helliwell define así a ambos: “Rick: filetes, jazz, blues, casa grande, ciudad grande... Roger: arroz integral, Beatles, tienda de campaña, montañas...”

La banda estuvo todo el verano de 1979 de gira, la más extensa que habían hecho por Norte América hasta entonces, y el álbum permaneció durante seis semanas en lo más alto de las listas americanas, apoyado por no menos de tres singles de éxito, “The logical song”, “Goodbye stranger” y “Take the long way home”.

En 1980, para acortar el período de espera hasta su siguiente trabajo de estudio, Supertramp publicó un disco doble en directo, “Paris”. Dos años más tarde reaparecieron con “Famous last words”. “Grabamos ese álbum en el estudio que tiene Roger en Nevada City”, recuerda Davies. “Roger estaba cada vez más confuso sobre lo que quería hacer”.

“Rick no quería ir al estudio de Roger en Nevada City, y Roger no quería ir al estudio de Rick en Los Angeles, así que ambos tuvieron que llegar a un acuerdo”, dice Helliwell, que recuerda con cariño aquellas sesiones. “Yo me lo pasé muy bien. Para mí, un día típico de grabación en Nevada City era así: dos o tres horas montando en bicicleta, un gran almuerzo americano, un largo paseo hasta el estudio, una botella de Guinness, una siesta, un poco de grabaciones, una divertida cena con los demás, un poco más de grabaciones si no estábamos demasiados cansados o intoxicados tras la cena, y una última copa en la taberna”.

Hodgson recuerda aquel período de una forma menos agradable. “En la época en que hicimos la gira de ‘Breakfast in America’, todos empezamos a tener una familia y aparecieron distintas fuerzas y prioridades que hicieron que todo se volviera más difícil. Y después de aquella gira todos necesitábamos un descanso, en el que empezamos a hacer las cosas de una forma más independiente e individual”.

“Cuando llegó el momento de preparar ‘Famous last words’, estábamos muy divididos y fue un álbum muy difícil de grabar”, dice. “Cuando terminamos el disco me di cuenta de que había dedicado catorce años de mi vida a Supertramp y sentí que ya había llevado a la banda todo lo lejos que podía llegar. Por entonces yo tenía dos hijos pequeños y quería dedicar más tiempo a ellos, así que decidí que en la siguiente fase de mi vida mi familia sería lo primero. Esa fue la razón principal por la que tomé la determinación de dejar el grupo”.

Davies no podía entender que Hodgson decidiese marcharse. “Para mí aquello no tenía ningún sentido”, dice. “Nos había costado tanto conseguir el éxito que yo no le veía sentido a su decisión, pero Roger hace las cosas como mejor le parece y ya está”. Mientras tanto, el nuevo álbum también triunfó y de él se extrajeron dos singles que entraron en las listas de ventas, “It’s raining again” y “My kind of lady”.

“Famous last words” es un disco sólido pero algo decepcionante si lo comparamos con “Breakfast in America”. Hogdson dice que varias de las mejores canciones suyas (“Had a dream”, “Only because of you” y “Hooked on a problem”) y de Davies (“Cannonball”, “Brother where you bound” y “Free as a bird”) iban a ser incluidas en aquel álbum.

“Pero ya que la banda estaba tan resquebrajada y nos costaba tanto sacar adelante las canciones, acabamos decidiéndonos por otras más sencillas que no necesitasen la participación de todo el grupo, o incluso que pudiesen ser interpretadas por un solo músico. ‘Know who you are’ y ‘C’est le bon’ las hice yo a solas, no creo que Rick llegase a participar en ellas”.

“Podía haber sido un álbum realmente bueno”, afirma Hodgson, “por lo que me quedé muy decepcionado, sabiendo el potencial que podría haber llegado a alcanzar. Yo pensaba que podía ser un digno sucesor de ‘Breakfast in America’”

Después de la publicación del álbum, Hodgson salió de gira por última vez como miembro de Supertramp. “Había muchos sentimientos mezclados”, recuerda. “Fue una época muy emotiva y yo estaba tan entusiasmado como asustado. Lógicamente, yo tenía un montón de sensaciones porque había invertido catorce años de mi vida en Supertramp, desde que Rick y yo fundamos la banda en 1969. Sin embargo, sabía que había llegado la hora de marcharme y que había tomado la decisión correcta. Mi prioridad era mi familia, y además sabía que yo seguiría contando con mi voz y con mis canciones, y eso me hacía sentirme bien”.

“Creo que él sentía que en el grupo ya había desaparecido la inspiración o la chispa”, dice Davies. “Quería conocer nuevos músicos y tener nuevas aventuras. Yo, que soy mucho más realista que él, pensé que no era tan fácil hacerlo como decirlo. Ya las habíamos pasado canutas en los inicios de la banda, así que yo no quería volver a empezar desde el principio”.

El primer álbum en solitario de Hodgson, “In the eye of the storm”, apareció en 1984 y contenía el éxito “Had a dream”. En 1987 vio la luz su siguiente disco, “Hai hai”, el último que publicaría durante prácticamente una década.

Aunque Davies y los demás estaban decididos a permanecer juntos, el reto de seguir adelante sin Hodgson era poco atractivo, sobre todo porque Hodgson era la voz de la mayoría de los éxitos del grupo.

“La pregunta en aquella época era: ¿seremos lo suficientemente buenos o atraeremos al suficiente público para seguir adelante?”, recuerda Davies. “Y ¿tendremos suficiente capacidad musical para mantener en pie la banda?”

Los miembros restantes decidieron que sí. “Bob, Dougie y yo le dijimos a Rick que si contaba con nosotros nos encantaría seguir trabajando con él”, dice Helliwell.

La nueva encarnación de Supertramp fue presentada en 1984, poco después del primer disco en solitario de Hodgson, con el álbum “Brother where you bound”, que tuvo una buena acogida (llegó al puesto 21 en las listas norteamericanas) e incluía el famoso single “Cannonball” y la canción épica que daba título al disco, en la cual participaba David Gilmour, de Pink Floyd, a la guitarra.

Cuando el nuevo Supertramp salió de gira para promocionar el álbum, decidieron no interpretar ninguna de las canciones de Hodgson. “En la gira de ‘Brother’ sólo tocamos mis canciones”, dice Davies. “Era una forma de probar si podíamos seguir adelante o no”.

“El primer concierto lo dimos en Canadá, en St. John’s. Tocamos dos o tres noches en un gigantesco estadio de hockey, y se armó la de Dios. Es decir, al público pareció no importarle demasiado, así que eso nos dejó contentos”.

Es más, muchos fans recibieron con los brazos abiertos al Supertramp sin Hodgson, comprando los discos y llenando a rebosar los conciertos de cada gira. El grupo regresó en 1987 con “Free as a bird”, que contenía otro éxito, “I’m beggin’ you”.

La consiguiente gira marcó un punto de inflexión, pues Davies decidió incorporar algunas de las canciones de Hodgson en el repertorio, que fueron cantadas por el nuevo guitarrista y teclista del grupo Mark Hart. El resultado de aquello fue incluido en el disco en directo que fue publicado el año siguiente, “Live 88”.

Después de la gira de 1988, los miembros de Supertramp siguieron caminos distintos. No se separaron oficialmente, pero permanecieron inactivos durante casi una década. “Estábamos un poco decepcionados con ‘Free as a bird’”, dice Helliwell, “y decidimos dedicarnos a hacer otras cosas durante un tiempo”.

A principios de los años 90, Hodgson y Davies reconsideraron sus posturas e intentaron reavivar la llama de su sociedad, aunque finalmente Hodgson se echó atrás. “Nos entusiasmamos un poco con la idea de volver a trabajar juntos”, recuerda Davies, “pero según te haces mayor cada vez resulta más complicado, con familias y estilos de vida de por medio”.

En 1997 el grupo, sin Hodgson y esta vez también sin Thomson, volvió a unirse para grabar el álbum “Some things never change”, que incluía el éxito “You win I lose”. El disco fue seguido por una gira y, en 1999, por un nuevo álbum en directo, “It was the best of times”. En 2002 apareció “Slow motion”, el disco en estudio más reciente del grupo.

Hodgson, mientras tanto, ha estado bastante ocupado durante los últimos años. “Entre 1984 y 2000 preferí quedarme en casa y no salir de gira, y así pude estar con mis hijos mientras crecían y crear un entorno natural para ellos durante ese período”, explica.

“En 1996 publiqué un álbum en directo llamado ‘Rites of passage’, que fue un proyecto que hice con mi hijo Andrew. Después empecé a salir de gira otra vez, pues mis hijos ya eran mayores. Y más tarde grabé un disco de estudio, ‘Open the door’, que fue publicado en Europa en el año 2000”.

“Una vez que mis hijos han crecido y he superado un divorcio largo y doloroso, estoy volviendo a dar conciertos y a disfrutar con ellos más que nunca”, dice Hodgson. “Estoy teniendo un nuevo romance amoroso con mis canciones, y al público le encanta volver a escucharlas”.

Mientras tanto, el futuro de Supertramp está, en palabras de Davies, “un poco borroso. Estamos recibiendo ofertas de promotores, y creo que tenemos que esperar a ver qué pasa. No estoy seguro de que vayamos a grabar otro álbum, aunque es posible que salgamos de gira. Si salimos de gira, será probablemente en el año 2007. En nuestra anterior gira dimos unos cien conciertos y la producción era enorme, así que no es algo que pueda hacerse a la ligera”.

Al preguntarle si volvería a trabajar con Hodgson, Davies responde con evasivas. “Nunca se puede decir ‘nunca jamás’. Ya hemos tenido algunos acercamientos y alejamientos, y ha llovido mucho en todo este tiempo. No voy a decir ‘nunca jamás’, pero tampoco voy a decir mucho más”.

Hodgson tampoco descarta la idea de algún tipo de reunión. “Por varias razones personales y por mi estilo de vida, hasta ahora no me ha interesado esa reunión”, dice, “pero el año pasado estuve más abierto a ello. Un promotor de una gran compañía multinacional me vio tocar en el festival europeo “Night of the Proms”, acompañado de orquesta, y después de la actuación vino a mi camerino y me dijo: ‘Al oir tu voz he sentido un escalofrío, y me he acordado de cuando te vi con Supertramp en Detroit en 1979’. Me dijo que mi voz era aún mejor de lo que él recordaba, y que quería que me uniese de nuevo a Supertramp para una gira”.

“Yo estaba totalmente abierto a hacerlo, y los otros miembros del grupo dijeron que ellos también. Pero en comunicaciones recientes Rick y Sue indicaron que no están interesados en salir de gira hasta 2007. También dijeron que si alguna vez vuelvo a unirme a Supertramp sería bajo la condición de que Sue Davies, la esposa y representante de Rick, se encargue de la representación del grupo, y por tanto de ser también mi representante”.

“Obviamente, yo tengo mi propio equipo de representación, con quienes llevo trabajando durante años, y debo ser fiel a ellos. Si yo me uniese a Supertramp, sería sólo para algún acontecimiento especial o alguna pequeña gira. Después volvería a actuar en solitario y en espectáculos con orquesta, tocando mi música de la misma forma que llevo haciéndolo años y años, por lo que necesitaría conservar mi equipo de representación. Así que ya veremos qué ocurre en el futuro”.