Ilene Roizman, de la revista local "East Hampton Star", visitó a Rick Davies y su esposa Sue en su casa poco después de que ambos se instalasen en Nueva York.

 

"Fue ayer por la mañana temprano,
me levanté antes del amanecer.
Y la verdad es que había disfrutado de mi estancia,
pero tenía que marcharme”.

Con su sencilla "intro" de piano y su coro "de falsete", la canción "Goodbye stranger" puede ser reconocida de inmediato por cualquiera que haya escuchado música a finales de los 70 y principios de los 80.

El álbum de platino que contiene esta canción, "Breakfast in America" de Supertramp, se ha convertido posiblemente en un icono cultural, mostrando en su portada a una camarera que sostiene un zumo de naranja como si fuera la Estatua de la Libertad, delante de una blanca ciudad de Nueva York formada por platos, tazas y otros utensilios para el desayuno.

Pero fue la agrupación de canciones (que también incluían "Take the long way home", "The logical song" y el tema que da título al álbum) lo que hizo del sexto disco del grupo, publicado en 1979, un éxito imperecedero, internacionalmente conocido.

Como el fundador de Supertramp, Rick Davies, dice humildemente, "es sorprendente pensar que te da de comer el hecho de llevar treinta años haciendo ruido, pero así es".

Lo que empezó en 1969 como una pareja de jóvenes músicos británicos bajo el patrocinio de un millonario suizo ha crecido hasta ser un grupo de popularidad internacional con clubs de fans en Brasil, España, Noruega, Italia y otros países.

Supertramp ha sido comparado con grupos de "rock arte" como Yes, King Crimson y Pink Floyd, y es conocido por su "abundancia de gemas sonando en los teclados", como les describió un periodista de Hollywood tras el concierto de 1997 en Los Angeles.

En East Hampton, el señor Davies y su esposa Sue (que también es su representante), se han establecido en una modesta casa que compraron en 1992. "Todo medía tres metros de alto: los arbustos, los hierbajos...", recuerda el señor Davies. "Es increíble que la gente no viera su potencial". Dice que según está el mercado hoy en día se la habrían quedado sin pensarlo un instante.

Ahora que han elegido vivir aquí en vez de en Los Angeles, ciudad sobre la que la señora Davies solía quejarse (demasiada gente "en el negocio"), están haciendo planes para remodelar la casa, hacerla un poco más grande y más divertida.

Uno de los encantos de East Hampton, dicen ambos, es la gente, y el año pasado hubo más de cien invitados en su fiesta anual del Día de San Esteban, un evento que la señora Davies lleva organizando varios años en honor de las raíces británicas de su marido.

Por su alegre mirada cuando habla de su nuevo lugar de adopción, está claro que al señor Davies le encanta vivir aquí. "Es un sitio precioso", dice. "Y hemos tenido mucha suerte por lo que respecta a los vecinos", entre los que se encuentran escritores, artistas, músicos y otros personajes interesantes. "Nos sentimos muy a gusto con la gente... Todos los días le doy las gracias a mi buena estrella".

Al vivir en Los Angeles, se perdían el cambio de las estaciones, dice la señora Davies. Disfrutar de las hojas en otoño, plantar flores en primavera y llevar ropa diferente en invierno es más atractivo que la monotonía del sol y el humo del Sur de California. Además, ella tiene sus raíces en Long Island, ya que creció en Amityville y pasó muchos veranos con su familia en East Hampton y Hampton Bays.

Alrededor de la familia Davies hay dos cariñosos perros de doce años, un "springer spaniel" llamado Lady (que era el perro de la madre de Sue) y Biffo, un "golden retriever". Lady aparece en la portada del álbum "Some things never change" de 1997.

Cuando no está en casa, al señor Davies puede encontrársele en su estudio de Hampton Bays, dedicado al blues y al jazz para un posible proyecto en solitario para el futuro. En una página web, este vocalista y batería convertido en teclista dijo lo siguiente sobre su proceso de composición: "Tengo que desaparecer y encerrarme en una habitación. Esto requiere concentración. Empiezas con sonidos, frases, ideas incoherentes, hasta que das con la línea que es la clave de la canción. Eso le da un significado, entonces empiezas a construirla".

Se inspira en todo tipo de jazz de todas las épocas, y también le gusta escuchar a "los viejos caballos de batalla: Beethoven, Haydn". Pero mientras el compositor está ocupado en escribir notas, el intérprete desea volver al escenario. "Nunca pierdes la necesidad de salir por ahí y tocar", dice el señor Davies.

Supertramp estuvo de gira por última vez en 1997, después de un descanso de ocho años durante el cual el grupo se disolvió sin ceremonias y de forma no oficial. Fue entonces, dice el señor Davies, cuando reunió a todos los músicos con los que quería trabajar, incluyendo varios miembros originales del grupo. Dentro de las ciento dos actuaciones por todo el mundo, hubo tres en el Albert Hall de Londres que dieron lugar a un disco doble recientemente publicado, "It was the best of times".

Con respecto a futuras giras, el señor Davies dice: "Probablemente hagamos lo mismo en 2002. Puede que sea la última gira o puede que no".

A juzgar por el entusiasmo de algunos fans de Supertramp, el grupo tiene un seguimiento fiel. "Creo que hemos vendido más de cincuenta millones de discos", estima el músico. En muchas páginas web, en varios idiomas, la gente participa con sus opiniones, mantiene grupos de discusión, intenta sorprender a los demás con curiosidades, y por lo general trata a la banda con alabanzas y adulaciones.

El encuentra divertido este seguimiento internacional. "Por alguna razón somos muy especiales en Francia. Nosotros y Jerry Lewis". Recordando un concierto en un parque francés a principios de los años 80 ante una audiencia récord de noventa mil personas, dice: "No teníamos ni idea de por qué les gustábamos tanto. Ninguno de nosotros hablaba francés ni nada de eso... No podíamos hacerlo mal".

Se descubrió también que Supertramp tenía una fan entre la realeza británica. "En Inglaterra, todos los grupos decían que eran el favorito de Lady Di", dice el señor Davies de sus contemporáneos musicales. Pero después de un concierto de homenaje al Príncipe en el Albert Hall, él y sus compañeros supieron que eran el grupo preferido de la princesa.

El señor Davies ha mantenido una actitud discreta respecto a la fama. El tipo de notoriedad de los artistas que pueden ser reconocidos fácilmente "puede estar bien durante un año, después no", dice. "No puedo imaginarme lo que sería ir al supermercado y ser acosado por gente a la que le atraen los famosos", dice.

Lo cual hace que él y su mujer disfruten más cuando salen por ahí, como por ejemplo a los conciertos ocasionales en en Guild Hall. Dice que han disfrutado recientemente de los conciertos del pianista Eliane Elias y del saxofonista de jazz Sonny Rollins. En resumen, son como muchas familias que se han mudado a East Hampton: tranquilos y buenos vecinos, manteniendo su intimidad.

De hecho, algunos fans de Supertramp se quejan de que el señor Davies es demasiado privado, al contrario que su antiguo socio Roger Hodgson, que dejó el grupo en 1982 para emprender una carrera en solitario y ha participado ocasionalmente en chats por internet, y que tiene varias páginas web dedicadas a él. Los comentarios hechos en una conferencia del grupo sugieren que el señor Davies es muy reticente a entablar amistad con los fans.

Pero las críticas parecen no afectarle, tal vez debido a su actitud de "vive y deja vivir" que expresa en "Goodbye stranger":

"Puedes burlarte de mi comportamiento,
eso nunca me molestará.
Puedes decir que me guía el diablo,
no te prestaré atención.
Yo seguiré reluciente,
reluciente como algo que es nuevo.
Nunca miraré atrás,
mis problemas serán pocos.
Adiós, desconocido, ha sido bonito,
espero que encuentres tu paraíso.
He intentado comprender tu punto de vista,
espero que tus sueños se hagan realidad..."

Ahora, veintidós años y once álbumes después de que esa canción entrara en las listas de éxitos, después de haber trabajado por todo el planeta y después de haber vivido en el "extraño pequeño mundo" de Los Angeles, Rick Davies está satisfecho de estar donde está. "Esto es para nosotros como el paraíso", dice, y aunque tiene ganas de satisfacer esa necesidad de cantar unas cuantas canciones delante de miles de fans que le adoran, también tiene ganas de llegar a casa.