Reportaje de Ira Kantor sobre la época del álbum "Famous Last Words" que fue publicado en el portal musical "Vintage Rock" e incluye las opiniones de dos miembros de Supertramp, John Helliwell y Bob Siebenberg.


Al margen de su relevancia comercial, Supertramp era una de esas bandas de rock peculiares que parecían no tomarse nunca un descanso, sobrellevando dignamente las críticas fáciles a lo largo de varias décadas. Da la impresión de que sus letras, su sonido y su estilo siempre han estado a nuestra disposición.

Aun así, no puede olvidarse un período (entre 1979 y 1980 para ser exactos) en el que Roger Hodgson, Rick Davies, Dougie Thomson, John Helliwell y Bob Siebenberg dominaron las emisoras de radio americanas. El sexto disco del grupo, ‘Breakfast in America’, fue el álbum de la época con cuatro singles de éxito y múltiples nominaciones a los Grammy, e impulsó a la banda hasta los anales del rock originando referencias posteriores en series de televisión como ‘Los Simpson’ y ‘The Office’ y en películas como ‘Alta Fidelidad’.

Una Katy Perry todavía desconocida también presentaría al grupo de forma involuntaria a un nuevo público, tras aparecer en el videoclip ‘Cupid’s Chokehold’ de Gym Class Heroes, que versiona una parte de la canción que da título a ‘Breakfast in America’. Por desgracia, ningún otro álbum de Supertramp se acercaría a ese nivel de ventas millonarias en los Estados Unidos. “Habíamos trabajado duro con ‘Breakfast in America’ y sabíamos que era un gran disco”, dice el saxofonista John Helliwell. “Parecía que habían encajado todas las piezas del rompecabezas del rock and roll, y estábamos abrumados por un éxito tan descomunal”.

Hace 40 años la fama de Supertramp era como una llama que arde a fuego lento, encendiéndose en 1974 con el álbum conceptual ‘Crime of the Century’ y permaneciendo hasta 1977 con ‘Even in the Quietest Moments’. Canciones notables como ‘Dreamer’, ‘Bloody Well Right’ y ‘Give a Little Bit’ le dieron impulso al grupo mientras el número de sus seguidores por todo el mundo iba en aumento.

Con ‘Breakfast in America’ la banda se volvió más introspectiva, con sus dos vocalistas y letristas, Roger Hodgson y Rick Davies, ofreciendo emotivas piezas desde la existencial ‘The Logical Song’ hasta la melancólica ‘Take the Long Way Home’. La táctica funcionó, pues Supertramp permaneció en el número 1 de las listas americanas durante seis semanas, alcanzando las mismas cotas que Pink Floyd, Eagles y Led Zeppelin con sus respectivos discos de éxito publicados en 1979 (‘The Wall’, ‘The Long Run’ e ‘In Through the Out Door’).

“Supongo que estábamos sorprendidos”, recuerda el batería Bob Siebenberg. “Nunca se sabe qué puede pasar, pero llevábamos algunos años apuntando alto así que sabíamos de qué iba la cosa. Teníamos la sensación de que habíamos grabado un buen disco, y el calendario decía que había llegado el momento de promocionarlo. Empezamos la gira antes de que el álbum fuese publicado, y en cada concierto nos dábamos cuenta de que venía más gente a vernos que en el anterior. Los recintos eran cada vez más grandes, y después empezamos a tocar dos noches en cada ciudad. A&M Records se portó muy bien con nosotros, volcándose con la promoción del álbum y dándonos esa gran oportunidad. La banda logró estar a la altura de lo que se esperaba de ella, y fue la bomba”.

Obviamente, como ocurre con cada disco que triunfa, pronto llegarían las presiones para grabar otro álbum. Supertramp no fue una excepción, y buscando una forma de ganar tiempo el grupo publicaría en 1980 el doble directo ‘Paris’, con una versión de ‘Dreamer’ que alcanzaría el Top 15 en la lista Billboard de singles. “Tras el éxito de ‘Breakfast in America’ y los seis años anteriores grabando y saliendo de gira, necesitábamos un descanso”, dice Helliwell. “A la discográfica le habría gustado que publicásemos otro disco de estudio, pero ‘Paris’ nos proporcionó ese respiro antes de empezar a trabajar sobre el siguiente álbum. Habíamos hecho grabaciones en varias ciudades, pero las de París eran las mejores en cuanto a interpretaciones y audiencia. Aunque grabamos allí tres o cuatro conciertos, la mayor parte de lo que seleccionamos procedía de una sola noche en la que hubo una compenetración especial con el público”.

“Siempre hay presiones de la discográfica, y además está la presión que tú mismo te pones”, añade Siebenberg. “Estoy seguro de que los dos compositores del grupo fueron quienes sintieron una presión mayor, pero tuvimos mucha suerte de contar con un gran equipo de representantes que tenía una relación muy buena con la casa de discos. Necesitábamos unas vacaciones después de la gira para volver a la vida real, estar con nuestras familias, calmarnos y tratar de entender qué era lo que estaba pasando ya que llevábamos algún tiempo en el ojo de la tormenta. Personalmente, yo estaba deseando tomarme un descanso porque hasta entonces me había pasado toda la vida tocando”.

Para el grupo como colectivo, la cuestión era cómo suceder a uno de los discos más grandes de los años 70. La respuesta fue el álbum de 1982, irónicamente titulado ‘Famous Last Words’, que incluye algunas canciones notables pero también destila tensiones en el seno de la banda, frustraciones e inseguridades. Su portada, en la que aparece un equilibrista caminando sobre una cuerda floja que está a punto de ser cortada, no dejaba de ser un mensaje subliminal respecto a lo que iba a ocurrirle al grupo.

Incluso con todos esos elementos, ‘Famous Last Words’ es uno de los mejores trabajos de la banda. Curiosamente el disco sería grabado en California, la misma región en la que triunfó el anterior. Pero mientras ‘Breakfast in America’ arrojó cuatro singles de éxito, ‘Famous Last Words’ solo tuvo dos: la pegadiza ‘It’s Raining Again’, que llegó al número 11 gracias al saxo, la melódica y sus rimas infantiles, y ‘My Kind of Lady’, que entró en el Top 40 y tenía reminiscencias de la música de los 50 y del ‘Donna’ de 10cc. “A veces el éxito lo jode todo”, dice Siebenberg. “Los problemas internos de la banda solo tenían un poco de fiebre y de repente se convirtieron en una enfermedad grave en estado avanzado que acabó matando a esa versión de la banda.

“Rick, Roger y sus respectivos asuntos domésticos no podían seguir juntos”, añade Siebenberg. “Teníamos preparadas algunas canciones nuevas y antiguas, pero como consecuencia de la separación Roger empezó a reservarse las mejores y eso provocó que Rick hiciera lo mismo. Hubo muy pocos conflictos durante las grabaciones, que se realizaron después de tomar la decisión de separarnos. Tirando de orgullo, todos nos comprometimos a permanecer unidos para grabar el álbum y hacer la gira, y a continuación Roger tomó un camino y los demás otro”.

Echando la vista atrás más de 35 años después, los miembros de la banda tienen diferentes opiniones respecto al álbum en su conjunto. “En retrospectiva yo veo ‘Famous Last Words’ como un disco de canciones, al estilo de ‘Crisis? What Crisis?’, sin ningún tema central”, dice Helliwell. “No esperábamos que vendiese tantas copias como ‘Breakfast in America’, porque el éxito de este álbum había sido extraordinario y masivo, así que no nos sorprendió ese descenso en las ventas”.

‘Famous Last Words’ es claramente distinto a ‘Breakfast in America’ en algunos aspectos específicos. Mientras ‘It’s Raining Again’ recuerda al Supertramp de antaño, otros temas como ‘Crazy’, ‘Bonnie’, ‘Waiting so Long’ y ‘Don’t Leave Me Now’ van más allá y le dan más solidez al sonido del grupo. ‘Bonnie’ es una cáustica canción de amor tan emotiva como siniestra, y es difícil escuchar ‘Don’t Leave Me Now’ sin pensar en la canción homónima de Pink Floyd. Tampoco está de más que la voz de las hermanas Wilson de Heart suene en dos canciones, ‘C’est Le Bon’ y ‘Put on Your Old Brown Shoes’, una digna pareja del ‘Join Together’ de los Who. “A mí me gustan mucho un par de canciones del disco”, dice Siebenberg. “Me encanta ‘Bonnie’ porque sus pistas de acompañamiento tienen mucha energía, y creo que ‘Know Who You Are’ es la mejor canción que Roger ha escrito jamás. Es preciosa”.

El álbum llegaría al Top 5 en América y daría paso a la gira más exitosa del grupo hasta la fecha. “Estados Unidos es un lugar muy variable”, dice Siebenberg. “Se trata de un mercado enorme y, a menos que no dejes de salir de gira o tengas singles sonando continuamente en la radio, pronto se olvidan de ti. Sin embargo, para ser justos, ‘Breakfast in America’ tuvo un éxito y unas ventas fenomenales que pocos discos pueden superar. El negocio de la música estaba cambiando mucho en 1983, así que había que centrarse y hacer un buen trabajo”.

Desafortunadamente, Hodgson se marcharía poco después dejando que la banda siguiera adelante sin él y desde entonces no ha vuelto a unirse a la formación. Todavía hay esperanzas para una reunión del quinteto clásico, pero hasta que eso ocurra debemos considerar ‘Famous Last Words’ un buen trabajo de la banda. Tal vez no alcanzó el nivel de ‘Breakfast in America’, pero fue capaz de dejar a los fans de Supertramp con ganas de más. “Creo que ‘Famous Last Words’ encaja bien con nuestra obra”, concluye Siebenberg. “Se quedó diluido por culpa de las peleas, pero sigue siendo una buena muestra de la música de Supertramp. Al escucharlo se aprecia claramente que somos nosotros, y contiene canciones e interpretaciones que son tan buenas como otras cosas que hicimos”.