Mary Campbell, del diario estadounidense "The Hour", habló con Rick Davies y John Helliwell en plena gira "World Migration Tour".


Supertramp actuó ante ciento treinta y siete mil personas en Sao Paulo (Brasil) el pasado mes de Enero. El vocalista, teclista y compositor de la banda, Rick Davies, dice que “fue una cifra récord para Supertramp”.

Después de encabezar el cartel de un festival en Rio de Janeiro y actuar en Sao Paulo, Supertramp ‘bombardeó’ Canadá durante dos semanas. El grupo comenzó su gira europea el 22 de Febrero en París y probablemente aborden una nueva gira americana en Mayo.

Su nuevo álbum se llama ‘Free as a bird’ y, al igual que los nueve anteriores, ha sido publicado por A&M Records. Tanto Davies como el saxofonista John Helliwell prefieren este nuevo disco al anterior, ‘Brother where you bound’.

El nombre de Supertramp se le ocurrió a Richard Palmer, el primer guitarrista que tuvo el grupo. “Se había graduado en Literatura Inglesa”, dice Davies, “así que pensamos que sabía de lo que hablaba. El nombre viene del libro ‘La Autobiografía de un Supervagabundo’, que fue escrito a principios de siglo por un tipo muy culto de Liverpool que vino a América en barco y después se dedico a hacer el vago viajando en tren. Es un libro extremadamente aburrido”.

Supertramp se creó en 1969, cuando el vocalista e instrumentista Roger Hodgson hizo una audición para Davies. Dos músicos más se unieron a ellos en lo que fue su primer disco homónimo, y otros tres músicos diferentes grabaron junto a Davies y Hodgson el segundo álbum.

Para el tercer disco, en 1973, se incorporaron Helliwell, el bajista Dougie Thomson y el batería Bob Siebenberg. Todos ellos permanecen aún en el grupo. Aquel álbum, ‘Crime of the century’, llegó a alcanzar brevemente el puesto número 1 en las listas inglesas.

“Pasamos de ser un grupo que daba conciertos en universidades a otro que llevaba luces, películas y efectos especiales”, cuenta Davies. “Y por la reacción que provocábamos en el público, sabíamos que estábamos haciendo lo correcto”.

‘Breakfast in America’, de 1979, sirvió para celebrar que la banda se había trasladado de Gran Bretaña a California tres años antes. Davies dice que el álbum fue todo un éxito porque el grupo estaba decidido a hacerse popular en los Estados Unidos.

“Tomamos impulso”, dice Davies, “y el disco fue directo hasta lo más alto. Ese empuje instantáneo sólo lo consigues una vez en la vida, y lo saboreas durante apenas veinte segundos. Estás demasiado ocupado pensando en el próximo concierto y preocupado de que todo siga saliendo bien. Ahora ya no me preocupo tanto. He aprendido unas cuantas cosas de John, que es nuestro estabilizador”.

“Después de ‘Breakfast in America’”, dice Davies, “Roger empezó a decir que se iba, o que debía haber cambios en Supertramp, o a proponer cien ideas diferentes sobre lo que había que hacer. No era feliz permaneciendo en Supertramp tal como era el grupo entonces”.

Sin embargo, Davies dice que él quería aprovechar el impulso creado por ‘Breakfast in America’, y a pesar de la situación con Hodgson fue capaz de mantener intacta la banda durante dos discos más: uno en directo y otro llamado ‘Famous last words’ (“un álbum difícil de grabar”, según cuenta Davies).

“La gira de 1983 fue la de la despedida de Roger”, dice Helliwell, “aunque hubo gente que se la tomó como si fuera la última gira de Supertramp. Pero Bob, Dougie y yo todavía disfrutábamos tocando con Supertramp y queríamos seguir adelante junto a Rick”.

Helliwell describe ‘Brother where you bound’ como un álbum de temática social y política. “Ya que el disco anterior había sido bastante ligero”, dice Helliwell, “decidimos hacer algo más fuerte y más duro en 1985. Contratamos a cuatro músicos de sesiones e hicimos una gira en la que tocamos la música del disco”.

“Aquella gira fue en realidad la prueba de si podíamos sobrevivir sin Roger o no”, dice Davies. “No interpretamos ninguna de las canciones que él había escrito, para ver si éramos capaces de mantenernos en pie por nuestra cuenta”. “Roger tenía una voz única”, añade Helliwell. “Ahora tocamos un par de canciones suyas, pero sin intentar imitarle”.

Davies grabó ‘Free as a bird’ en el estudio de su casa, construyendo él mismo las pistas, algo inédito hasta la fecha en Supertramp. No se trataba de una situación ideal. “Como los miembros del grupo ya no estábamos juntos”, dice Davies, “perdimos lo que hace funcionar a una banda, que es la interacción entre los músicos”.

“Esa es la forma en que se graba la mayoría de la música rock actualmente”, continúa Davies. “Creo que es algo terrible. Si lo hiciéramos a menudo no sería bueno, sobre todo cuando estás en casa y no tienes ningún otro sitio al que escaparte”.

“Después de seis meses, vi a Rick un poco rallado”, dice Helliwell. “Si no te rallas un poco”, replica Davies, “entonces es que no estás grabando un disco”. Davies y su esposa, que es americana, tienen dos perros y un gato. Helliwell y su mujer, que llevan dieciocho años casados, tienen dos hijos de 12 y 2 años de edad.

Antes de Supertramp, los caminos musicales de Davies no fueron tan refinados. Las cosas comenzaron a mejorar cuando conoció a un mecenas holandés enamorado de la música clásica.

“A mediados de los años 60”, recuerda Davies, “yo formaba parte de una banda que estuvo cuatro años sobreviviendo en Europa sin tener representante ni compañía de discos, haciendo versiones de clásicos del soul. El grupo se llamaba The Lonely Ones y había sido formado por Noel Redding, que después sería bajista de Jimi Hendrix, aunque cuando yo me uní a ellos él ya se había marchado”.

“Trabajábamos haciendo música para películas en Munich”, añade Davies, “pues éramos más baratos que las orquestas. Los fines de semana tocábamos en un club, y así íbamos sobreviviendo.  Gracias a ese trabajo conocimos a David Llywellyn, un galés que vivía allí. Nos dijo que en Ginebra había un millonario que podría estar interesado en financiar a una banda de rock”.

Efectivamente, Stanley August Miesegaes se mostró interesado. Se llevó al grupo a su casa y les puso a ensayar en el sótano. “Sam permaneció junto a nosotros hasta que publicamos el segundo disco de Supertramp”, dice Davies. Acumulamos una deuda de cien mil dólares con él, pero nos envió una carta en la que decía que nos la condonaba. Y prácticamente al día siguiente empezamos a montar lo que acabaría siendo la nueva banda”.

“Sam invirtió mucho dinero en nuestros dos primeros álbumes”, concluye Davies, “y ahora ha recuperado con creces aquella inversión, lo cual es estupendo. Nos complace mucho seguir en contacto con él, y cada vez que grabamos un disco nuevo le enviamos una copia”.