Artículo de Steve Rosen publicado en la revista musical británica "Sounds", en plena gira mundial de "Crisis? What crisis?".

John Helliwell, el chico gracioso del saxofón de Supertramp, mira con nostalgia a través de la ventana de la oficina de publicidad de A&M Records mientras observa atentamente un Ferrari de color rojo oscuro.

"No me importaría tener uno de esos", comenta. Entonces le digo "Vamos, tú puedes permitírtelo". Sus ojos se abren y una sonrisa cruza su cara. "No somos ricos, hombre", me dice, aunque esto pueda ser difícil de creer después del éxito que han tenido en Estados Unidos.

A pesar de que el grupo no está tan satisfecho con "Crisis? What crisis?" como lo estuvo con "Crime of the century", este disco también ha triunfado en las listas de América. Llevan poco tiempo en Estados Unidos pero, con ambos álbumes en lo más alto, su público irá en aumento. Aunque no les gusta el término "grupo intelectual", hacen música "para gente que sabe escuchar".

"Si estamos tocando y alguien grita '¡Fuera!', no nos molesta demasiado... Sólo les molestará a quienes tenga ese alguien alrededor. No nos afecta porque no suele suceder a menudo. No atraemos a gente que grita cosas malas. Normalmente lo que grita nuestro público es (imitando el acento americano) '¡Los Supertramp son muuuuuuuy bueeeeeenos!'".

"Lo mejor nos pasó una vez en Inglaterra", cuenta Helliwell. "Preguntamos al público si todos estaban prestando atención, dejamos de tocar y hubo un intervalo de cinco segundos de silencio total. Entonces alguien gritó '¡Perfecto!' y todo el mundo se puso a aplaudir".

La admiración hacia Supertramp va más allá de lo verbal. En un concierto, mientras Rick Davies abordaba la parte inicial de "Poor boy", una jovencita subió al escenario, se agarró a él y estuvo a punto de tirarle del taburete. Es algo que al grupo le gusta pero que no se dedican a promocionar.

En sus ochenta actuaciones durante esta gira en América y Canadá (después de la cual se dirigirán a Japón, Australia y Nueva Zelanda), tocan simplemente la música que han hecho durante estos seis años. Helliwell, Davies, Bob Benberg, Roger Hodgson y Dougie Thomson están contentos de producir material de considerable mérito y esperan encontrar un público para ellos. "Y cuando eso ocurra voy a comprarme uno de esos Ferraris", dice Helliwell.

"Yo sé que cuando voy a un concierto quiero escuchar música", comenta John. "Tienes que ser capaz de oir cada cosa, de ver al grupo tocar y de introducirte en la música. Todo está en el subconsciente. No intentamos hacer nada en un estilo particular. Tenemos cinco influencias musicales distintas y, si escuchas atentamente, puedes notarlo. Lo único que queremos es llegar hasta el mayor número de personas posible".