El que fuera responsable de iluminación de las giras de Supertramp y de Roger Hodgson en solitario informó a los fans sobre las novedades de éste en la época de las grabaciones del álbum "Open the door".

Roger quiere poner al día a sus fans respecto a sus actividades más recientes, pero lamentablemente ahora mismo no tiene tiempo. Así que, al ser un buen amigo suyo y al haber trabajado con él durante los últimos 28 años como técnico de iluminación de los conciertos de Supertramp y de su carrera en solitario, me siento capacitado para contaros algo sobre su trabajo actual y sus planes para el futuro.

Como casi todos sabéis, Roger empezó su gira mundial en Abril de 1998 por Norteamérica, actuando en solitario y tocando algunas canciones nuevas de su último álbum en directo (“Rites of passage”) y también algunos de los clásicos de Supertramp. Cada concierto supuso no sólo una gran ocasión para el público de conocer al hombre que había sido una parte integral en el éxito de Supertramp, sino también una oportunidad para él de interactuar con sus espectadores de una forma que habría sido imposible en una banda como Supertramp.

El espectáculo contaba simplemente con Roger y un pequeño equipo, compuesto por:
- Ian Lloyd Bisley (“Biggles”): responsable de la gira
- Trevor Coppen: ingeniero de sonido
- Peter Deitz: conductor
- Y yo mismo: técnico de iluminación

Viajamos por Norteamérica, Canadá y Europa, y volvimos a Canadá para actuar en otras zonas más remotas. Todos fuimos puestos a prueba en alguna parte.

Recuerdo que una vez, cuando estaba a punto de empezar el concierto, hubo un apagón y tuvimos que llevar cables desde el generador que había en nuestro autobús hasta el escenario, consiguiendo la energía suficiente para permitir que funcionara uno de los amplificadores y así Roger pudiese cantar y tocar la guitarra.

La iluminación consistía en todas las velas que pudiésemos sostener con nuestras manos. Y resultó que al público le encantó todo esto, y cuando volvió la luz a mitad del concierto, la gente empezó a protestar porque el ambiente volvía a ser el “normal”.

Las cosas cambiaron en Noviembre y Diciembre, durante la última parte de la gira. Primero, porque estábamos en Sudamérica, un lugar que nunca habíamos visitado. Y segundo, porque habíamos montado una banda con:
- Rich Stanmyre: el bajista
- Jeff Phillips: el batería
- Norbert Fimpel: un saxofonista argentino

Esto cambió considerablemente la dinámica de los conciertos, y fue un paso oportuno que hizo ganar intensidad a un ya de por sí divertido espectáculo. Sin embargo, las historias a contar aquí son de una índole muy diferente.

Por ejemplo, en Bolivia a Roger le pusieron sus propios guardaespaldas. Se trataba de 12 hombres armados y vestidos de militar (que eran muy simpáticos), quienes formaban constantemente un círculo alrededor de Roger allí donde fuese, incluso aunque se encontrase tomando el sol en su tumbona de la piscina del hotel. Ni siquiera hubo un amago de peligro en ninguna parte, pero esto le dio un toque más intrigante a aquel país.

En otro concierto en Chile, nuestro camerino fue simplemente un claro entre los arbustos que había detrás del escenario, y el camerino de Roger fue la parte delantera de un autobús antiguo. La parte trasera estaba ocupada por los propietarios del mismo, que vivían dentro de él.

Cuando la gira terminó, todos nos tomamos un merecido descanso, y hasta Febrero Roger no volvió a coger su ritmo normal. Lo primero que teníamos en la agenda era buscar una compañía de discos para el nuevo álbum, tarea nada sencilla. Nos llevó bastante tiempo encontrarla, pero por fin en Mayo, con la ayuda del artista francés Alan Simon y de Danijela Simon (secretaria, coordinadora e incluso cocinera), Roger firmó un contrato de grabación con Sony/LTC Tri-Star en Francia, y un contrato de publicación con EMI, también en Francia.

Una vez conseguido esto, Roger le quitó las telarañas a su estudio casero en las montañas del Norte de California, y empezó a preparar su siguiente álbum.

Algo interesante sobre las grabaciones de Roger es que tiene tantas canciones compuestas desde su adolescencia hasta la actualidad, probablemente unas 80, que ya es un trabajo en sí mismo escoger la mejor combinación de canciones para un disco. ¡Por supuesto que nadie se queja de ello!

El hizo su selección de canciones y estuvo hasta Junio experimentando con pistas, secuenciadores, FXs de sonido, grabadoras analógicas y digitales, y todo tipo de aparatos modernos de grabación. Después grabó algunos temas con Ken Allardyce (ingeniero, productor y viejo amigo suyo), y os puedo prometer que merecerá la pena la espera, pues las canciones están posiblemente entre las mejores de su carrera.

Más tarde, buscando un cambio de sabor musical, se trasladó a Francia para grabar el resto del disco con el co-productor del mismo Alan Simon, utilizando músicos europeos, instrumentos celtas y, según creo, una orquesta checoslovaca. Así que podemos esperar que el resultado final esté fuera de lo ordinario. Roger espera publicar el álbum en Marzo de 2000, y empezar una gira en primavera.