Jeff Parets, del programa radiofónico norteamericano "Acoustic Storm", entrevistó a Roger Hodgson un par de semanas antes del comienzo de su gira mundial 2010.


PREGUNTA: Empecemos haciendo un repaso a tus inicios… ¿Cuándo empezaste a interesarte por la música?

ROGER: Siempre asocio ese momento con el divorcio de mis padres. Mi padre se dejó su guitarra en casa, y a menudo me pregunto si fue el regalo de despedida que me hizo. El tenía una vieja guitarra acústica por la que se me caía la baba, aunque nunca me dejaba tocarla. Pero se la dejó al marcharse cuando yo tenía 12 años, así que pude llevármela al instituto, en Inglaterra. Un profesor me enseñó tres acordes, y en cuanto tuve la guitarra entre mis manos mi vida cambió para siempre. En cuanto podía me llevaba la guitarra a la habitación de ese profesor, que me dejaba tocarla entre clases y en mi tiempo libre. Al cabo de un año ofrecí mi primer concierto en ese instituto, formado completamente por canciones originales. Enseguida me entró el gusanillo y empecé a componer. Eran canciones bastante interesantes, aunque ahora no las toco nunca. Así que todo empezó a la edad de 12 años.

PREGUNTA: ¿Antes habías estado absorbiendo influencias musicales? ¿Tienes algún tipo de inspiración musical favorita?

ROGER: La primera banda que me llamó la atención fue The Shadows. No sé por qué, pero me encantaban y fue la primera banda de la que me enamoré. Pero cuando unos años más tarde aparecieron los Beatles, mi vida cambió. Yo fui un adolescente durante la época de los Beatles, y para ser sincero ellos fueron quienes más me influenciaron ya que me desarrollé como músico y como persona a lo largo de toda su carrera musical. No sólo cambiaron mi vida, sino que también cambiaron nuestra cultura y el mundo. Sin duda, el mundo de la música. Así que cuando me uní a Rick para formar Supertramp, yo quería ver qué éramos capaces de hacer para tener el mismo impacto que ellos, o dejar un legado tan bueno como el suyo. Con Supertramp yo quise seguir la excelencia, el valor y la apertura de nuevos caminos que me habían enseñado los Beatles.

PREGUNTA: Firmaste tu primer contrato discográfico antes de entrar en Supertramp, cuando sólo tenías 19 años, ¿no?

ROGER: Sí. Cuando dejé los estudios, no tenía ni idea de qué debía hacer para entrar en la industria musical. El único contacto que yo tenía en ese mundo era Traffic. La banda de Steve Winwood vivía sólo a unos kilómetros de mí, así que llamé a su puerta cuando tuve el valor suficiente para hacerlo y a través de ese contacto conseguí que una de mis maquetas llegara hasta las manos de un editor musical londinense. A él le gustó lo que escuchó, me hizo un contrato y me llevó a un estudio de Londres.

PREGUNTA: ¿Y cómo acabaste tocando con una banda de sesiones de la que formaba parte Reginald Dwight, que en el futuro se convertiría en Elton John?

ROGER: Aquella era la primera vez que yo grababa en un estudio, y uno de los músicos de sesiones que tocó conmigo se llamaba Reg Dwight y después se haría famoso como Elton John. El llevaba su propia banda, el guitarrista Caleb Quaye y el batería Nigel Olsson, que más adelante también saldrían de gira con él. Hicieron una gran versión de mis canciones y yo me limité a cantar. Ese editor publicó el single bajo el nombre de Argosy, y estuvo a punto de convertirse en un éxito en Inglaterra. Lo emitieron muchas veces en la radio, aunque no llegó a entrar en las listas. Pero aquella fue mi primera experiencia en un estudio de grabación y, desde luego, fue muy emocionante.

PREGUNTA: Tus fans tal vez quieran escuchar esa grabación para ver cómo sonabas antes de entrar en Supertramp…

ROGER: Bueno, me consta que hay algunas copias circulando por ahí. Yo he firmado algunas de ellas en mi camerino después de los conciertos, aunque no creo que el disco siga siendo comercializado. Estoy seguro de ello, mejor dicho. Pero se ha convertido en una especie de objeto de coleccionista y buscando en Ebay es posible encontrarlo.

PREGUNTA: ¿Se publicó con el nombre de Argosy?

ROGER: Sí, se publicó bajo el nombre de Argosy y la canción se llamaba “Mr. Boyd”.

PREGUNTA: Hablando de denominaciones de bandas, Supertramp es un gran nombre… ¿Cómo se os ocurrió?

ROGER: En realidad, nuestro primer nombre fue Daddy, pero nos vimos obligados a cambiarlo porque había unas cuantas bandas que estaban emergiendo con nombres parecidos. Un día estábamos todos sentados alrededor de la mesa de la cocina pensando un nombre para el grupo cuando uno dijo “tramp” y otro dijo “super”. Pusimos ambos nombres juntos y nos pareció que reflejaba nuestra identidad, porque por entonces estábamos sin blanca y apenas teníamos dinero suficiente para sobrevivir entre un concierto y el siguiente. Viajábamos por toda Gran Bretaña y nos sentíamos un poco vagabundos (“tramps”). A menudo dormíamos en el suelo y hacíamos lo que hiciera falta para salir adelante. Pero aún así pensábamos que alguna vez recorreríamos el mundo de una forma “super”, y por eso unimos los dos nombres. “Ya está, Supertramp”, dijimos. Por supuesto, no teníamos ni idea del éxito que nos esperaba en el futuro.

PREGUNTA: ¿Cómo conociste a Rick Davies y formasteis la banda?

ROGER: Uno de mis objetivos al publicar ese single bajo el nombre de Argosy era entrar a formar parte de una banda, y ese editor musical no me estaba ayudando con ello. Así que empecé a movilizarme por mi cuenta, intentando encontrar un grupo al que unirme o formar alguno nuevo con alguien. Vi un anuncio en el ‘Melody Maker’, la famosa revista musical inglesa, que había sido puesto por Rick para encontrar músicos. Yo fui uno de los 250 músicos que respondió a ese anuncio y, cuando nos conocimos, hicimos buenas migas y nos fuimos a un pub a beber algo. El me estuvo contando chistes durante una hora, pero creo que hubo una atracción musical entre nosotros y allí empezó todo.

PREGUNTA: Y finalmente decidisteis que os sentíais más a gusto escribiendo vuestras propias canciones, ¿no?

ROGER: Sí. Al principio componíamos juntos. Rick presentaba una serie de acordes, yo colocaba una melodía sobre ellos y un tercer miembro del grupo, Richard Palmer, escribía la letra de la canción. Por entonces todavía estábamos conociéndonos y explorando el potencial de los demás, sin saber muy bien qué hacíamos realmente. Pero a medida que nos fuimos desarrollando a nivel personal y musical, nuestra música se convirtió en una forma de expresión personal. Rick y yo necesitábamos estar a solas para crear, para componer, y eso fue lo que empezamos a hacer desde el segundo álbum, el anterior a “Crime of the Century”. Teníamos que componer por separado, no podía ser de otra forma.

PREGUNTA: ¿Nunca has vuelto a componer de forma conjunta?

ROGER: He probado a colaborar con otros músicos, pero al final siempre intentaba componer más con la cabeza que con el corazón o con mis emociones. Cuando estoy a solas y dejo que la música se adueñe de mí, entonces es cuando mi corazón, mis emociones y mi alma se expresan más fácilmente. Cuando me vacío por dentro y abstraigo mi mente, entonces se produce la magia de la composición. Es un proceso increíble, y en ocasiones, cuando estoy tocando alguna de esas canciones que he compuesto, pienso “¡Guau! ¿De dónde habrá salido esto?”.

PREGUNTA: Tal vez sea como escribir un libro… Se trata de un proceso creativo y la narrativa tiene que salir de ti de la forma más pura posible. No sé si vale el ejemplo, pero parece que te acercas más a la experiencia creativa cuando no tienes ninguna distracción y dejas que tu corazón hable por ti…

ROGER: Creo que lo que más se le asemeja es la meditación, porque no puedes meditar con otra persona (RISAS). Quiero decir que es una experiencia en solitario, y yo nunca he sido capaz de escribir una canción por el mero hecho de intentarlo. Así no funciona. No sé dónde ni cómo aprendí hacerlo, pero supongo que se debe al amor y a la pasión que yo sentía por la música cuando empuñé aquella guitarra a los 12 años. Allí fue donde, en cierto modo, me encontré a mí mismo, donde empecé a liberarme, a expresarme, pues tal vez no era capaz de hacerlo con mis amigos o con mis padres. La música se hizo mi mejor amiga y se convirtió en el lugar en el que yo podía desnudar mi alma y mi corazón

PREGUNTA: ¿Y entonces ya querías compartir tu música con el mundo?

ROGER: No, no pensaba en eso. Simplemente me limitaba a expresarme. Visto de forma retrospectiva, creo que tan sólo era una confirmación de mi pasión por la música, aunque me di cuenta de que también podía perderme dentro de ella dejando que se apoderase de mí en vez de intentar controlarla. Lógicamente, necesitas tener cierta técnica y saber cómo colocar los dedos, pero dejar que la música se apodere de ti es un proceso mágico. Es entonces cuando se produce la magia y unos acordes o una melodía surgen de no se sabe dónde. Es maravilloso. Empiezas a cantar y sigues el camino de la música, y así es como surgieron todas esas canciones, siguiendo ese proceso increíblemente mágico.

PREGUNTA: Así que para ti la música es similar a la meditación, en términos de proceso creativo…

ROGER: Sí. Se trata de una sensación asombrosa. También es una especie de pequeño romance amoroso porque una idea, o a veces toda una canción, puede surgir de una sola vez, pero a menudo se va revelando poco a poco a lo largo de un período de varias semanas. Entonces, cada vez que tengo un rato libre, me gusta ponerme a tocar la canción porque me siento muy a gusto. Es como si me enamorase de ella y la viera crecer poco a poco, desde que es sólo una semilla hasta que se convierte en una hermosa flor. Es difícil expresar con palabras todo ese proceso, pero es realmente increíble.

PREGUNTA: Es una respuesta muy estimulante… ¿Cómo compusiste entonces tus canciones con la banda?

ROGER: Es interesante, porque todas esas canciones que escribí son muy personales y las compuse a solas. Después solía grabar una maqueta de cada canción, con todos los arreglos y las partes de bajo. Digamos que registraba en una cinta la idea global de la canción antes de enseñársela al grupo. Esas canciones son conocidas como canciones de Supertramp, y mucha gente me pregunta cómo las componía con el grupo. Lo cierto es que nunca las compuse con el grupo. Me dí cuenta de que si no preparaba la idea global de cada canción, arreglos incluidos, entonces la cosa no funcionaba. Si les enseñaba a los demás la canción demasiado pronto, la idea original se perdía porque ellos aportaban sus propias ideas y entonces la canción se dirigía en una dirección diferente a la que yo había concebido al principio. Así que básicamente les enseñaba las canciones ya completas, con todas las partes de bajo ya escritas. Lógicamente, se trataba de una gran banda y ellos eran capaces de plasmar muy bien mis ideas, pero la verdad es que nunca compuse junto a ellos. Siempre era un proceso muy individual.

PREGUNTA: ¿Qué te parece que tus canciones sean conocidas como canciones de Supertramp? ¿No tienes la sensación de que deberías reivindicar tu música?

ROGER: Bueno, me doy cuenta de que tengo que vivir con algunas elecciones que hice a lo largo de mi vida para intentar ocultar mi propia identidad dentro del nombre Supertramp. Nunca pensé que dejaría Supertramp, porque yo había creado una buena parte de Supertramp y no podía imaginarme que Supertramp seguiría adelante sin mí. Así que fue todo un reto salir de gira veinte años después bajo el nombre Roger Hodgson, porque sólo los fans más acérrimos de Supertramp saben quién es Roger Hodgson. He tenido que trabajar duro para relacionar ambos nombres, y lo que ahora me dicen muchos fans es que, cuando asisten a uno de mis conciertos, experimentan el corazón, el alma y el espíritu de lo que debería ser un concierto de Supertramp. Por ese motivo, un buen número de ellos me han puesto el apodo de Señor Supertramp. Lo cierto es que no me importa a qué nombre me asocie la gente, lo único que sé es que todas esas canciones son muy personales para mí y que, cuando la gente viene a mis conciertos, quieren escuchar las canciones que llevan escuchando tantos años en la voz del hombre que las creó.

PREGUNTA: Así pues, a quienes nunca han visto actuar a Supertramp en directo, ¿les dirías que ver un concierto de Roger Hodgson hoy en día sería lo más parecido a ver a Supertramp, el verdadero corazón y la verdadera alma de la banda?

ROGER: Eso es lo que me dice la gente, y lo que yo siento. En Supertramp había dos fuerzas creativas: Rick Davies y yo. Ambos éramos muy diferentes, y hay personas que prefieren mis canciones y otras que prefieren las de Rick. Cuando dejé el grupo, acordamos que yo me llevaría mis canciones y mi voz, lo cual sería mi futuro, y Rick seguiría adelante con Supertramp utilizando sus propias canciones y llevando a la banda en una dirección más ‘jazz’ y ‘blues’. A algunos fans le gusta ese estilo, pero muchos otros quieren escuchar “Dreamer”, “Give a little bit”, “Take the long way home”, “Breakfast in America”, “School”, “It's raining again” y las canciones más famosas, que son casi todas mías y se convirtieron en los grandes éxitos del grupo. Muchas personas se llevan una gran desilusión si van a ver un concierto de Supertramp sin mí y no escuchan esas canciones.

PREGUNTA: ¿Todavía siguen saliendo de gira o grabando discos como Supertramp?

ROGER: No han vuelto a salir de gira desde 2002. Aquella fue la última gira que hicieron.

PREGUNTA: Supongo que eso te produce sensaciones encontradas, porque si siguen existiendo con ese nombre y un estilo ecléctico, ‘jazz’ y ‘blues’, entonces no representan la imagen que la mayoría de fans de Supertramp tienen del grupo…

ROGER: Sí, es una mezcla de sensaciones. Yo no me aferro al pasado, pero de vez en cuando experimento algunas emociones porque los discos que ha grabado Rick con Supertramp no han funcionado bien y, para ser sincero, no creo que sean demasiado buenos. El primero sí fue bastante bueno, pero lo que ocurre es que cuando la gente piensa en Supertramp, piensan en la época en la que yo formaba parte del grupo. Así que cuando salen de gira, esa es la banda que esperan ver.

PREGUNTA: Cuando estabas en Supertramp nunca necesitaste establecer tu nombre dentro del grupo, y lo mismo pasaba con Rick. Por ejemplo, en el caso de Pink Floyd la gente sabía que eran Roger Waters y David Gilmour, pero vosotros estabais tan unificados como Supertramp que la gente no os identificaba como Roger Hodgson y Rick Davies…

ROGER: Por entonces yo era un idealista y no tenía ningún sentido de los negocios. Incluso aunque yo fuera la fuerza creativa que había detrás de los discos y escribiera la mayoría de los éxitos, escondía mi identidad dentro de la del grupo. También pienso que ellos no querían que yo acaparase demasiado la atención. Además, yo era muy tímido e introvertido, así que me sentía feliz sumergido en la identidad de la banda. Sin embargo, no podía imaginar que me marcharía en el mejor momento comercial del grupo. Obviamente, fue la elección que tomé, pero me resultó muy difícil decir adiós a algo a lo que había dedicado catorce años de mi vida y formaba parte de mi identidad.

PREGUNTA: ¿Quieres recordar los motivos que te empujaron a abandonar Supertramp o prefieres no hablar de ello?

ROGER: Sí, no tengo ningún problema. Dejé Supertramp en 1983 después de haber pasado catorce años con Rick, y fue una elección muy difícil y muy dolorosa porque, como digo, Supertramp era mi bebé, mi creación y una buena parte de mi identidad. Pero me encontré en un cruce de caminos dentro de mi vida. Tenía un par de niños pequeños de los que ocuparme y me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo iba a hacer de padre si seguía en el grupo. No iba a ser capaz de seguir dedicando tanto tiempo a Supertramp como el grupo requería, y además quería aprender a ser un buen padre. Así que fue una decisión muy difícil, pero mi corazón me dijo que debía dejar la música en un segundo plano y dedicarme a criar a mis hijos, quedándome en casa junto a ellos mientras crecían.

PREGUNTA: ¿Crees que tomaste la decisión acertada?

ROGER: Sí, mirando atrás creo que hice lo correcto. Por entonces me hice muchas preguntas y me resultó muy complicado, pero no me arrepiento de lo que hice y mi familia permaneció unida. Ahora mis hijos están bien, y yo he vuelto a salir de gira y me encuentro mejor que nunca. Así que creo que la época que pasé apartado de la industria musical me vino muy bien y me dio otra perspectiva de mi vida, permitiéndome desarrollarme en otros terrenos, algo que necesitaba hacer.

PREGUNTA: Creo que aquella decisión demuestra a las claras el tipo de hombre que eres, poniendo a tu familia por encima de tu carrera musical. Dicen que siempre se puede encontrar un trabajo, pero nunca se puede volver atrás en el tiempo. Y ahora sigues con tu carrera intentando establecer el nombre de Roger Hodgson como parte de Supertramp, pero a la vez como algo distinto. Y has sido capaz de pasar todos esos años irrepetibles con tu familia, así que te aplaudo por ello.

ROGER: Gracias. Todo lo que dices es verdad.

PREGUNTA: Has publicado algún material en solitario bastante bueno, como el álbum “In the eye of the storm”. Pero, echando la vista atrás, hubo un incidente, un accidente traumático, que ocurrió en la época de uno de tus discos en solitario… ¿Qué pasó exactamente y cómo afectó a tu vida a nivel personal?

ROGER: Bueno, romperme las muñecas en 1987 fue algo muy importante, otro cruce de caminos, otro momento clave de mi vida. Antes de eso, como dices, publiqué mi primer disco en solitario, “In the eye of the storm”, porque incluso aunque había empezado a dedicar mi vida a mi familia me construí un estudio en mi casa, al norte de California, e intenté, ya que no iba a salir de gira, al menos publicar discos. “In the eye of the storm” fue el primero de ellos, y fue muy autobiográfico ya que realmente me sentía en muchos aspectos dentro del ojo de la tormenta, quedándome solo tras haber tomado la decisión, en contra de la opinión de todo el mundo, de abandonar un grupo que tenía tanto éxito. Y cuatro años más tarde grabé otro disco llamado “Hai hai”, pero para entonces yo había perdido mucha confianza en mí mismo porque empecé a escuchar los consejos de mi representante y de mucha gente, así que publiqué un disco con el que no estaba contento.

PREGUNTA: ¿Qué sensaciones tenías?

ROGER: Me sentía como si estuviera grabando un disco para todo el mundo menos para mí, lo cual, como artista, era algo así como besar a la muerte. Sin darme cuenta me adentré en una especie de crisis personal e, irónicamente (o no, pues creo que en cierto modo ocurrió porque tenía que ocurrir), una noche de la misma semana que se publicaba el álbum me caí al suelo desde cierta altura, golpeándome la cabeza y rompiéndome las dos muñecas. Fue un accidente importante, me llevaron al hospital y lo primero que me dijeron los médicos al ver mis muñecas fue que no volvería a tocar ningún instrumento. Eso detuvo mi vida y, lógicamente, también mi carrera. Todas las personas que trabajaban conmigo tuvieron que marcharse, y por primera vez me quedé totalmente solo junto a mi familia. Ellos fueron quienes me dieron ánimos mientras intentaba recuperarme, y yo tuve que enfrentarme a una vida sin música, obligado a verme a mí mismo como un hombre y no como un músico. Entonces comenzó un período de introspección y auto-aprendizaje que ahora veo como algo que me vino muy bien, aunque por entonces fue muy difícil.

PREGUNTA: ¿Cómo fue aquel período?

ROGER: Al principio sufrí una gran depresión, pues lo que me habían dicho los médicos era muy duro. Pero un par de meses y medio después, me levanté una mañana y dije “Me niego a aceptarlo”. La vida sin música sería insoportable. Era un don que yo tenía y debía seguir compartiéndolo con los demás. Así que me concentré en ello, me puse a rezar como un loco y empecé a hacer fisioterapia con mucha fuerza de voluntad. Estaba decidido a poder utilizar mis muñecas nuevamente y los médicos se quedaron muy impresionados porque las dos estaban hechas añicos. Pensaban que no podría volver a hacerlas funcionar correctamente, pero yo les demostré que estaban equivocados. Me llevó un año y medio recuperar mis muñecas, pero ahora se encuentran perfectamente y todo fue gracias a la decisión que tomé aquel día.

PREGUNTA: Supongo que esa experiencia te llevó hacia una dirección más espiritual… ¿Te importaría hablar también sobre ese tema?

ROGER: Bueno, yo siempre he tenido inclinaciones espirituales, incluso cuando era joven. Siempre he querido saber quién o qué era Dios. Nada tenía sentido en la forma en que me lo enseñaron, es decir, no podía entender que Dios fuera ese ser que habitaba en alguna parte del cielo y al que había que temer. Había algo que no me encajaba, y esa pregunta ardía en mi interior. Y eso fue canalizado a través de mis canciones. Muchas de ellas, incluso mis canciones de amor, son en realidad canciones de amor para Dios. Están disfrazadas de canciones de amor para una mujer, pero realmente no lo son.

PREGUNTA: ¿Qué intentabas expresar con esas canciones dedicadas a Dios?

ROGER: Quería encontrar mi hogar, averiguar quién era yo, descubrir mi conexión con la vida y con Dios, conocer el sentido de mi vida. Se trata de algo por lo que empecé a interesarme desde una edad muy temprana. Cuanto más viejo me hago y descubro más cosas sobre mí, sobre Dios y sobre la vida, encuentro una paz mayor. Y mirando hacia atrás me doy cuenta de que cuando mejor me han ido las cosas ha sido cuando me he dejado guiar por lo que llamo mi brújula espiritual, y cuando peor me ha ido ha sido cuando me he dejado llevar por otros caminos. Mi espiritualidad es lo que me ha mantenido a flote y todavía sigue haciéndolo, así que es lo más importante en mi vida. Creo que el objetivo de cada uno en su vida debe ser descubrir su propia alma para poder estar conectado con Dios.

PREGUNTA: Y la música es un hermoso vehículo para expresar eso…

ROGER: La música es, al menos para mí, una expresión de mi alma y de mi corazón, y yo siempre he expresado mi deseo de conocer a Dios a través de canciones como “Lord is it mine” y “Only because of you”. También tengo otras canciones con las que expreso mi necesidad de saber quién soy, siendo “The logical song” el ejemplo más clásico. De pequeño me enseñaron a ser prudente, intelectual, cínico y todo eso, pero para mí la pregunta más importante a lo largo de toda mi vida ha sido “¿Quién soy yo?”.

PREGUNTA: Ahora que hemos abordado el tema de títulos específicos de canciones y de cómo se ha manifestado tu expresión creativa a través de esas grandes canciones, hablemos de algunas de ellas en particular… ¿Puedes contarme algo más sobre “The logical song”?

ROGER: “The logical song” es una canción muy autobiográfica. Cuando yo era joven, la vida me parecía mágica. Tengo películas de 8mm de cuando yo era un niño y cuando las veo me doy cuenta de que, al igual que la mayoría de niños de mi edad, yo vivía en una burbuja de felicidad. Después me enviaron al instituto para enseñarme a ser prudente, y allí empezó la confusión. Me enseñaron cómo debía comportarme y, aunque aquello no era malo, sí era desde luego confuso comparado con lo que sentía cuando era más pequeño. Así que cuando dejé el instituto la principal pregunta que me hacía era “¿Quién soy yo?”. Y eso es básicamente de lo que trata la canción.

PREGUNTA: Dentro del mismo álbum, “Breakfast in America”, hay otra canción llamada “Take the long way home”…

ROGER: Creo que escribí “Take the long way home” durante, o tal vez justo antes de meternos en el estudio para grabar el disco, así que para mí fue una sorpresa de última hora. Pienso que la canción habla de un hogar (“home”) a dos niveles. Quiero decir que, por una parte, el protagonista no quiere volver a casa porque su mujer le trata como si fuera parte del mobiliario, pero también hay un nivel más profundo dentro de la canción. Creo firmemente que todos queremos encontrar nuestro hogar, encontrar ese lugar dentro de nosotros en el que nos sentimos como si estuviéramos en casa. Para mí, ese hogar es el corazón, y cuando estamos en contacto con nuestro corazón y vivimos nuestra vida desde el corazón es cuando sentimos que hemos encontrado nuestro hogar.

PREGUNTA: ¿Y la canción que da título al disco? ¿Cómo se te ocurrió el concepto global de “Breakfast in America”? Ese es vuestro título por antonomasia…

ROGER: “Breakfast in America” todavía provoca una sonrisa en mi cara cuando la canto sobre el escenario. No sé por qué, pero yo quería comprarme un órgano de fuelles, un armonio. Es un órgano en el que impulsas el aire que produce el sonido accionando unos pedales con los pies, y en Inglaterra había muchos de ellos en los trasteros de las iglesias, porque habían sido sustituidos por órganos eléctricos. Así que estuve buscando uno de esos órganos por las iglesias y al final encontré uno. Me costó 40 libras y me lo llevé a casa para empezar a componer un montón de canciones con él, pues tenía algo mágico. Todavía tengo ese órgano, y “Breakfast in America” fue una de las canciones que compuse con él. De hecho, el sonido de la canción lo grabé con ese armonio y con un piano. Creo que ese día debía encontrarme con un humor entre melancólico y juguetón, a juzgar por la interesante frase “Could we have kippers for breakfast, mummy dear, mummy dear”.

PREGUNTA: Da la impresión de que es la visión que un inglés tiene de América. Tú llevas viviendo muchos años en Estados Unidos, pero aparte de las giras que hacías por el país, no sé si conocías América antes de trasladarte aquí…

ROGER: Bueno, cuando escribí “Breakfast in America” lógicamente yo tenía muchos sueños. Uno de ellos era visitar América, y la América que veíamos por televisión era muy diferente a la que ahora todos conocemos. Había ciertos tópicos, como que “todos los que vivían en Texas eran millonarios”. Así que plasmé muchos de mis pensamientos juguetones en parte de la canción, como “ver a las chicas de California”, mientras soñaba que iba a América. Creo que los Beatles acababan de trasladarse a América por entonces, así que tal vez eso también me influyó, pero aquel día tenía ganas de divertirme soñando y así fue como surgió la canción. Creo que escribí toda la letra en apenas una hora, así que no me paré mucho a pensar qué era lo que estaba escribiendo. Simplemente salió así.

PREGUNTA: Hablemos de la portada del álbum “Breakfast in America” con la camarera, y con todos vosotros desayunando en la contraportada… ¿Puedes contarme cómo surgió ese concepto visual? Fue una portada memorable…

ROGER: Sí, fue una gran portada. Era como sobrevolar el espacio aéreo de Nueva York. Recuerdo que la primera vez que llegamos a América aterrizamos en el aeropuerto JFK, y ver aquello a través de la ventana del avión nos produjo un escalofrío. Así que unos años más tarde se nos ocurrió hacer una especie de maqueta con elementos de cocina representando el espacio aéreo de Nueva York, aunque creo que lo mejor de la portada es Libby, la camarera que elegimos. Mike Doud, que era el colega que estaba preparando la portada del disco, inicialmente había escogido a una camarera mucho más ‘sexy’ y exuberante, pero cuando la vimos le dijimos “No, eso no es lo que queremos”. Así que hojeamos un catálogo de modelos, encontramos esta maravillosa señora de media edad que tenía tanto encanto y dijimos “¡Es ella, es ella!”. Y ella era Libby (RISAS).

PREGUNTA: Estupendo… De “Crime of the Century” me encantan “Dreamer” y “School”…

ROGER: “Dreamer” apareció un día que me encontraba en casa de mi madre. Nos acabábamos de comprar nuestro primer piano eléctrico Wurlitzer y aquella era la primera oportunidad que tenía para tocarlo, así que me lo llevé a casa, lo puse en una sala y empecé a tocarlo. Creo que “Dreamer” fue lo primero que se me ocurrió. Hice una maqueta de la canción con una grabadora de dos pistas y aquello tenía tanta magia que cuando fuimos a grabar la canción unos años más tarde no éramos capaces de recrearla. Así que acabamos colocando esa maqueta en dos pistas de la grabación y duplicamos lo que yo había grabado, aunque lógicamente con una calidad mucho mayor. Creo que esa es una de las razones de que la canción tenga ese sentimiento tan maravilloso. Me encanta tocarla en directo porque consigue sacar el soñador que lleva dentro cada uno. Todos tenemos un soñador dentro, aunque a veces nos olvidemos de ese aspecto de nosotros mismos, y la canción nos ayuda, tanto al público como a mí, a mantener viva esa parte nuestro ser.

PREGUNTA: Es una canción edificante...

ROGER: Sí, muy edificante.

PREGUNTA: ¿Y “School”? ¿Está basada en tu experiencia como estudiante?

ROGER: Sí. Yo siempre he tenido unos sentimientos muy importantes sobre el colegio y sobre la educación, o sobre lo que echo en falta en ellos. “School” refleja algunos de mis pensamientos relacionados con mi experiencia como escolar y, lógicamente, esa canción tenía que ser el comienzo de un álbum conceptual como “Crime of the century”.

PREGUNTA: Siempre que he escuchado esa canción, desde que el disco fue publicado, he notado algunas sutilezas al principio de la misma. Se oye a los niños jugando en el recreo y, justo antes de que empiece la música, se escucha a una niña gritando. Siempre he creído que eso tenía un doble significado, y me hacía dudar si la niña gritaba porque se lo estaba pasando bien o por el terror que le producía estar a punto de embarcarse en el sistema educativo…

ROGER: Lo has cogido (RISAS).

PREGUNTA: ¿Tú también ves ahí un doble significado?

ROGER: Sí. Nada es casual. Cuando hago los arreglos de mis canciones, nada es por accidente. Todo, y especialmente ese grito del que estás hablando antes de que la banda empiece a tocar, representa muchas cosas, y tu interpretación es correcta. La escuela es un sitio bonito, y lógicamente los niños se están divirtiendo en el recreo, pero ese grito representa mucho más.

PREGUNTA: “Fool’s overture” es una gran pieza musical, así que tienes que darme al menos una breve descripción de cuál fue tu inspiración para escribirla…

ROGER: De todas las canciones que he compuesto, “Fool's overture” es una de mis favoritas. La forma en que tomó su aspecto final fue absolutamente mágica. En realidad se trataba de tres partes musicales diferentes que yo había escrito años atrás y de repente, un día, parecieron encajar en lo que creo que es una magnífica canción épica. Siempre he pensado en ella como una pieza orquestal, así que cuando empecé a actuar con orquesta en los años 90 me resultaba muy emotivo interpretarla. Todavía se me pone la piel de gallina cada vez que tengo la oportunidad de tocarla con una orquesta. Esta canción contiene muchas cosas, y es muy difícil entenderla en una sola dirección. Churchill aparece en ella, y también hablo de Jesús en la segunda estrofa… Creo que trata sobre los errores de la humanidad, o lo que yo percibo como la incapacidad del mundo de ver hacia dónde nos dirigimos o hacia dónde se dirige el planeta. No quiero ser demasiado conceptual, pero es una especie de mezcla de diferentes ideas que estimulan la imaginación.

PREGUNTA: ¿Dirías que “Give a little bit” es una de tus canciones más personales y más emotivas?

ROGER: Creo que esa canción ha adquirido vida propia. Es curioso, porque cuando la escribí no pensé demasiado en ella. Ni siquiera la toqué ante Rick o ante el resto de la banda durante cuatro o cinco años. Así que lo más interesante es que, aunque tal vez yo debería saber qué es lo que significa la canción, esta contenga un mensaje puro y sencillo que es lo que la hace tener más fuerza a medida que hay más problemas en el mundo y por tanto es más difícil ser caritativo porque hay que superar más obstáculos para vivir. Se trata de una canción que inspira a la gente a dar un poquito de lo que tiene, no mucho, y a sentirse a gusto demostrando que le importan los demás. Cada vez que la toco en un concierto, veo que todo el mundo empieza a sonreír, a abrazarse a los demás y a cantar. Es una canción que invita a que las personas se unan gracias a su mensaje simple y hermoso, y yo estoy muy orgulloso de ella y de seguir tocándola actualmente.

PREGUNTA: También ha sido utilizada como banda sonora de muchas causas benéficas para recaudar fondos…

ROGER: Sí, es la canción que más me han pedido para todo tipo de causas, y yo estoy muy feliz de que la utilicen para cualquier campaña de recaudación de fondos que merezca la pena. La usaron para las ayudas relativas a los desastres provocados por el Huracán Katrina, el maremoto asiático y muchos otros. Es muy bonito y muy gratificante tener una canción que puede ser utilizada de esa manera.

PREGUNTA: Además, es una de las canciones favoritas de la Princesa Diana, uno de los iconos internacionales de Inglaterra, quien apoyó muchas causas benéficas. Debió ser muy emocionante para ti actuar en su concierto homenaje de 2007 en el Estadio de Wembley…

ROGER: Lo fue. Yo estaba un poco triste por no haber podido actuar jamás para la princesa mientras ella estaba viva, pero me alegré mucho de que los príncipes me invitasen a tocar en su honor diez años después de su muerte en el Estadio de Wembley. De hecho, me encontraba bastante nervioso y estaba atravesando una laringitis, así que mi voz tuvo algunos fallos. Pero fue muy bonito ver a todo el público y a los príncipes ponerse de pie para cantar “Give a little bit” conmigo. Fue un momento mágico.

PREGUNTA: ¿Hay alguna canción con la que más te sientas identificado, o te estoy poniendo en un compromiso? Porque has dicho que todas esas canciones son como hijos tuyos, así que supongo que no puedes decir cuál es tu favorita…

ROGER: Sí, pienso en ellas como si fueran mis hijos. No hay dos que sean iguales (RISAS) y a todas las quiero por diferentes motivos, ya que todas ellas reflejan una parte diferente dentro de mí. Creo que una de mis favoritas es “Lord is it mine”, una de las menos conocidas del álbum “Breakfast in America”. Esa canción surgió de un lugar muy profundo dentro de mí y cada vez que la canto me transporta a ese lugar, es increíble. Para ser sincero, siento un gran aprecio por todas mis canciones y estoy muy agradecido por la vida que tengo, pues puedo cantar hermosas canciones que hacen feliz a la gente. ¿Qué más puedo pedir? Mi vida ha sido una bendición y doy gracias por ello.