Crónica de Mark Beaumont para la revista musical inglesa "Classic Rock" sobre el concierto que Roger Hodgson y su banda ofrecieron en el Royal Albert Hall londinense.

En 1979, Supertramp y su álbum ‘Breakfast in America’, que vendió 18 millones de copias, eran tan desafiantes como una pandilla de chalados. Han pasado 32 años y la música de Roger Hodgson es una parte integral del cancionero básico de la cultura popular.

De este modo, como fondo de cada anuncio de comedia romántica puede percibirse el brillo de la guitarra de doce cuerdas de ‘Give a little bit’, y en cada recopilatorio de música ‘dance’ puede encontrarse la versión que Scooter hizo de ‘The logical song’.

A pesar de ser consciente de ello, Hodgson interpreta con modestia, encanto y humildad lo mejor de sus contribuciones a Supertramp, salpicándolo con algunas de sus canciones como solista, entre las que destaca la alegre ‘In jeopardy’.

Por lo demás, el primer concierto de Hodgson con banda en Londres de los últimos 25 años estuvo repleto de clásicos duraderos que por momentos fueron verdaderamente sublimes, como ‘Two of us’, ‘Easy does it’ y la magnífica ‘Lord is it mine’, de la que podría decirse que es la balada definitiva y durante la cual a Roger se le saltaban las lágrimas.

Hubo otros momentos del concierto que fueron infecciosamente ridículos, como ‘Breakfast in America’, y arrolladores, como ‘Dreamer’ o ‘The logical song’, cuya condena del sistema educativo británico probablemente pasaron por alto los miembros de Scooter.

La actuación fue conmovedora y estimulante, pero Hodgson dio lo mejor de sí mismo cuando se dejó envolver por otros mantos más épicos, como hizo con la inolvidable ‘A soabpox opera’ o con ‘Child of vision’, en la que mezcla frases de un consumismo frenético con otras de una absoluta serenidad espiritual.

La voz pregrabada de Churchill estableció la atmósfera de ‘Fool’s overture’, que en realidad es una sucesión de varias canciones. Sin embargo, fue ‘Give a little bit’ el tema que hizo estremecerse el Albert Hall y devolvió a Hodgson al primer plano del panorama pop varias décadas después. Demasiado tiempo para él.