Crónica de Natalie Salvo sobre el concierto que Roger Hodgson y su banda ofrecieron en Sidney, publicada en el portal musical australiano "The AU Review".


No todos los días un cerebro musical como Glenn A. Baker aparece en tu concierto. Aunque, claro, Roger Hodgson no hay más que uno. Baker presentó al antiguo líder de Supertramp como el responsable de “uno de los sonidos más inconfundibles de los 70 y los 80”, y Hodgson estuvo a la altura de ese elogio con un concierto de dos horas que resultó ser un viaje al pasado durante una lluviosa noche de miércoles (aunque esta vez la famosa ‘It’s raining again’ no formó parte del repertorio).

Hodgson es un jovial caballero inglés y ofreció una actuación apacible y relajada que encajó a la perfección con su música pop y progresiva de tintes intelectuales. Su voz sigue siendo tan hermosa y melódica como antaño, y tiene reminiscencias de James Taylor y Cat Stevens. Se alternó entre el piano, los teclados y una guitarra acústica de doce cuerdas, y estuvo acompañado por la misma banda de su reciente álbum ‘Classics Live’: Bryan Head (batería), Kevin Adamson (teclados), David J. Carpenter (bajo) y Aaron MacDonald, su habitual multi-instrumentista.

‘Take the long way home’ fue la primera de las muchas canciones de Supertramp que sonaron. Es una pieza de pop inmaculado que incluye un sonido de clarinete tan evocador como el saxofón del tema ‘Baker Street’ de Gerry Rafferty. Fue seguida por ‘School’, que comparte contenido lírico con ‘Old schoolyard’ de Cat Stevens. Mientras la tocaba, Hodgson rompió una cuerda de su guitarra, pero ni siquiera se inmutó. Para parecer más relajado sólo le habría faltado tumbarse, y aunque él era la estrella de la noche y todos disfrutábamos de su catálogo de variadas creaciones, por momentos dejaba que el maravilloso Aaron MacDonald asumiera el protagonismo.

Luego vino la preciosa y romántica balada ‘Lovers in the wind’, en la que Hodgson hizo una brillante interpretación al piano mientras derramaba su corazón con una afectuosa carta de amor. ‘Hide in your shell’, por su parte, fue compuesta durante una época difícil para Hodgson, y aunque cuesta imaginarle como una persona introvertida, lo cierto es que la canción trata sobre eso y ha conseguido que muchas personas se identifiquen con ella. En realidad es sólo una de sus músicas creaciones musicales que lo han logrado. Parece como si todas ellas cobraran vida propia mientras ocupan un lugar muy especial en el corazón y en la mente de sus fans.

‘Breakfast in America’, al igual que el disco homónimo, es un buen ejemplo de ello. Se trata de una canción pop enorme que está gobernada por algunos punzantes sonidos de teclado. La voz de Hodgson sonó de una forma tan perfecta como cuando grabaron aquel álbum en 1979, y lo mismo hizo con ‘The logical song’. Hodgson también sabe componer material de ese que te invita a pensar, como es el caso de ‘Dreamer’ y ‘Death and a zoo’. Esta última canción plantea una pregunta muy importante: si fueras un animal salvaje, ¿preferirías morir o vivir en cautividad?

El público, totalmente entregado, estuvo formado sobre todo por fans de edad avanzada, algunos de los cuales ya habían visto a Hodgson tocar con Supertramp en 1976, quienes devolvieron el cariño y el respeto que recibían de la banda. El concierto siguió adelante y todos pudimos disfrutar de una nueva canción de Hodgson, ‘The awakening’.

La actuación tuvo un encantador toque casero, incluyendo las plantas y la alfombra que se encontraban sobre el escenario, y, por supuesto, estuvo repleta de montones de historias personales. Fue el equivalente musical a comerte el asado que tu madre prepara los domingos y después sentarte a tomar una taza de té mientras recuerdas los viejos tiempos antes de despedirte con un alegre y cálido abrazo.

La segunda parte del concierto fue culminada con ‘Fool’s overture’. Esta ópera rock de Hodgson tuvo su origen en tres canciones diferentes, y también supuso un viaje a través de los libros de historia aunque centrándose más en Inglaterra que en el pasado de ningún individuo. Fue recibida con una ovación impresionante, pero el mejor momento de la noche llegó al final gracias al gran éxito de Supertramp ‘Give a little bit’, cuando todo el mundo se puso en pie para cantar y dar palmas.

A lo largo de dos horas todos disfrutamos juntos de este colega inglés tan sensato que ofreció un concierto excelente formado por grandes éxitos y otras valiosas joyas de su amplio catálogo. Hay que reconocer que durante más de dos horas Roger Hodgson y su banda nos habían dado más que un poquito. Nos dieron mucho más que eso.