Reportaje de Nadie Lischick sobre el concierto de la banda de Roger Hodgson en Hamburgo, publicado en el diario alemán "Die Welt".

Hoy en día no tenemos muchos músicos que sean capaces de unir a varias generaciones. Roger Hodgson, antiguo cantante y compositor de la banda británica Supertramp, que actúa hoy en el Stadtpark de Hamburgo, es uno de ellos. El músico de 62 años acaba de interpretar su primera canción de la noche, ‘Take the long way home’, cuando descubre a un niño pequeño en la primera fila de asientos. “¿Sabes quién soy yo?”, le pregunta entre bromas.

Por supuesto que lo sabe. Hodgson ha vendido más de 60 millones de discos con Supertramp y hasta la fecha prácticamente todos los jóvenes conocen canciones como ‘It’s raining again’ o ‘The logical song’. Esa es la razón de que ese niño de la primera fila no sea el único menor que ha llegado al concierto acompañado por sus padres.

Sobre el escenario hay un hombre que es parte de la historia de la música. A través de un anuncio en la revista musical ‘Melody Maker’, Hodgson conoció a Rick Davies en 1969 y juntos fundaron Supertramp. Mientras Davies era el responsable de las canciones más complejas, los grandes éxitos fueron todos compuestos por Hodgson. Pero en 1983 tuvieron una disputa y Hodgson abandonó el grupo. Un año después publicó su primer álbum de estudio, y desde entonces ha visitado Hamburgo unas cuantas veces, aunque casi siempre acompañado únicamente por el saxofonista Aaron MacDonald.

Sin embargo, esta noche en el Stadtpark es diferente. Hodgson, que hace que te sientas como en 1970 gracias a su larga melena canosa y a su chaleco ‘hippie’, se ha traído una banda de cuatro músicos que le acompañan al bajo, la batería, los teclados y el saxofón. Esos cinco músicos en total obtienen sorprendentemente algo muy parecido al sonido original de Supertramp. Por supuesto, el principal responsable de ello es el propio Hodgson. Su gran voz no ha cambiado con los años y todavía sigue teniendo ese sonido característico y juvenil.

El repertorio de esta noche lo forman sobre todo canciones de Supertramp, entre ellas ‘School’ y ‘Lady’, pero también algunos temas que Hodgson lleva bastante tiempo sin tocar, como ‘C’est le bon’. Todo ello complementado por un par de piezas de los numerosos discos en solitario de Hodgson. ‘In jeopardy’, ‘Lovers in the wind’ y ‘Hide in your shell’ encajan perfectamente. La banda de Hodgson se ha traído consigo montones de instrumentos y las canciones son muy bien aderezadas, ya sea con pandereta, melódica o flauta.

Pero no sólo las canciones son calurosas y agradables, sino que también lo es el propio Hodgson. El británico es probablemente uno de los músicos más simpáticos de este mundo. “Es muy divertido veros a todos”, dice con una gran sonrisa. “Me encanta ver a la gente bailando y pasándoselo bien”.

Sus antiguos compañeros de banda no parecían tan contentos cuando actuaron en el O2 de Hamburgo el año pasado. Ellos consiguen llenar estadios sobre todo gracias a las canciones de Hodgson, pero incluso aunque esta noche los asistentes sólo supongan un pequeño porcentaje sobre las audiencias para las que solía tocar con Supertramp, no da la impresión de que Hodgson prefiriese estar ahora mismo en otro sitio que no sea el Stadtpark.

“La próxima canción es para todos los soñadores presentes, especialmente para los más pequeños”, dice Hodgson antes de interpretar ‘Dreamer’. Una vez más se dirige al niño de la primera fila: “¿Te lo estás pasando bien?”. Claro que sí. Hodgson no deja de tocar una canción detrás de otra durante un concierto variado y entretenido.

La mayoría de los temas son alegres como ‘Breakfast in America’, en el que Hodgson canta sobre su sueño de tocar un día en California, igual que hicieron los Beatles. Pero Hodgson siempre ha sido capaz de escribir también letras profundas. La larga y épica ‘Fool’s overture’, de diez minutos de duración y que incluye una parte de un discurso de Winston Churchill, tiene un alto contenido político y recuerda la Segunda Guerra Mundial.

A Hodgson y su banda también les gusta hacer experimentos. Durante ‘Death and a zoo’, Hodgson manipula un teclado que contiene sonidos pregrabados y convierte el Stadtpark en un zoológico lleno de ruidos de animales. Esa canción es de su álbum en solitario ‘Open the door’, que fue publicado en 2000.

“¿Alguien conoce ese disco?”, pregunta Hodgson. “¡Siiiiií!”, grita alguien cerca de nosotros. Según nos contaría después, Supertramp fue el primer concierto al que asistió en 1983, cuando tenía 13 años, en el estadio Volkspark de Hamburgo. Le llevaron sus padres y fue “un chute de felicidad”. Y, de algún modo, parece que hoy está experimentando lo mismo. Su hija es demasiado pequeña, pero algún día la llevará a un concierto de Roger Hodgson, igual que a él le llevaron hace años y otros padres han llevado hoy al niño de la primera fila. Eso es algo que no muchos artistas consiguen actualmente.