Crónica de Philippe Rezzonico sobre los conciertos de Roger Hodgson en Montreal con los que finalizó su gira 2011, publicada en el blog musical canadiense 'Rue Rezzonico'.


Cuando la pasada primavera Rick Davies anunció el regreso de Supertramp a los escenarios, mencionó que Roger Hodgson no formaría parte de la reunión. Cinco horas más tarde, Hodgson, cuyos conciertos de este otoño en Montreal ya habían sido anunciados, respondió a través de un comunicado diciendo que él no tenía nada que ver con esa gira. Por una extraña vez en 30 años, Hodgson y Davies se ponían de acuerdo en algo.

Si comparas el concierto que Supertramp ofreció este verano en el Belle Centre de Montreal con un concierto de Hodgson, éste último nunca va a salir perdiendo. Ya era así en años anteriores, incluso cuando actuaba acompañado por un único músico multi-instrumentista. El viernes y el sábado pasados, Hodgson, con la misma voz increíblemente aguda que tenía a los 25 años de edad, regresó a la Place des Arts junto a una banda.

‘Take the long way home’ (perfecta, para abrir el concierto), ‘Even in the quietest moments’ (mágica, a mitad de la actuación), o ‘It's raining again’ (cantada al unísono por todo el público como último bis) suenan igual de bien con una banda parcial o total. En ningún momento echas de menos la instrumentación. Pero, por lo que respecta a los otros clásicos, la diferencia es como la que hay entre el día y la noche.

La armónica corta el aire como una cuchilla al comienzo de ‘School’ pero, en la parte más rítmica de la canción, la batería y los múltiples teclados te transportan directamente hasta la versión de estudio del álbum ‘Crime of the century’. Y tal vez la diferencia es todavía más apreciable con ‘The logical song’, que es impulsada por el bajo como no había ocurrido en los conciertos de 2006 y 2009 celebrados en este mismo recinto.

Detrás de su teclado, sentado al piano o de pie con su guitarra, el británico, todavía delgado, va trasladándose de un instrumento a otro de una forma relajada, explicando el contexto y el origen de sus canciones. Pocas veces un cantante es tan bueno como Hodgson 42 años después de crear su antigua banda.

Sin embargo, es algo más que eso. Su sonido es similar al de los años 70 u 80, y sólo hay que cerrar los ojos para tener la impresión de estar escuchando el vinilo original. Bajo estas circunstancias, con los ojos cerrados, apenas pude ver nada en todo el concierto.

En cuanto sonaban las primeras notas de ‘Hide in your shell’, ‘Breakfast in America’ (que Hodgson dedicó a un caballero por su cumpleaños) o ‘Dreamer’, yo visualizaba la imagen e inmediatamente me sumergía en la música, como si me encontrara delante de mi equipo de música estéreo.

Fue precisamente durante ‘Fool’s overture’ cuando recordé cómo, en mi primer apartamento, usé esta canción para probar por primera vez, en 1987, aquella nueva máquina que se llamaba reproductor de CDs. Con las luces apagadas y con el volumen al 12 en una escala del 1 al 10. Inmersión total.

Cuando Roger anunció ‘Fool’s overture’, ya nadie en el auditorio podía esperar más. Once minutos de un sonido perfecto. Los momentos más tranquilos, con esa voz fabulosa; los ‘crescendos’ de teclado, la fuerza de la batería, la voz de Winston Churchill (imprescindible) y el saxofón…

Esa fue la única variación. En la versión de 1977, durante el pasaje final sonaba una flauta, mientras que en esta ocasión se escuchó el saxofón. Sin embargo, a nadie se le ocurrió pedir que le devolvieran el dinero de sus entradas. Una obra maestra, una banda al completo, el cantante auténtico… ¡Impresionante!

Y, de hecho, ese es el veredicto… Rick Davies puede pensar lo que quiera, pero Supertramp es Roger Hodgson y nadie más. Incluso con los ojos cerrados.