Crónica del concierto de Roger Hodgson en la ciudad alemana de Heinsberg, escrita por Thomas Mauer y publicada en el portal de noticias "RP Online"

No, las nubes no tuvieron compasión y estuvo lloviendo toda la noche. Pero al público formado por 3.000 personas no le importó en absoluto. Todos se olvidaron de la climatología gracias a una estrella como Roger Hodgson. Además, cada uno de ellos llevaba un chubasquero.

En el centro de la plaza del mercado de Heinsberg hay una cabina telefónica que la pasada noche fue utilizada para otros fines distintos a los habituales. Uno de los asistentes al concierto encontró dentro de ella un refugio seco, mientras que sobre su techo se acumulaban los vasos de bebida.

La plaza estaba repleta por una multitud de espectadores envueltos en plástico que se quedaron embelesados cuando sonaron las primeras notas de ‘Take the long way home’. Era la generación de más de 40 años la que estaba presente, aquellos que durante su juventud celebraron fiestas y bailaron al son de Supertramp.

El músico que le imprimió su carácter a aquella banda se encontraba ahora sobre el escenario de Heinsberg. “Jamás pude imaginarme hace 40 años que tocaría un día aquí”, decía uno de los asistentes. Mientras tanto, el gran músico ya había activado a su audiencia con ‘In jeopardy’ y ‘Lovers in the wind’.

Sobre un pequeño trozo de papel pegado a sus teclados se encontraba escrito el repertorio para la velada. Sólo hizo falta que sonara ‘Breakfast in America’, una canción conocida por todo el mundo, para que un vaivén rítmico se extendiese como una ola entre los espectadores.

Había personas de edad avanzada que conocían las letras de todas las canciones sorprendentemente bien y no dejaron de cantar. Cuando se oyeron los primeros acordes de ‘The logical song’, ni siquiera la lluvia tuvo la más mínima oportunidad de arruinar el ambiente, por mucho que la luz de los focos del escenario resaltase el diluvio.

Tanto los grandes éxitos de Supertramp como los posteriores temas en solitario de Hodgson ofrecieron unos arreglos magníficos. Tal vez sus dulces baladas se merecían una resplandeciente puesta de sol, pero ‘Don’t leave me now’ y sobre todo ‘Dreamer’ consiguieron que el público disfrutase al máximo de sus recuerdos de juventud.

Cuando llegó el momento de los bises, con ‘Two of us’ y ‘Give a little bit’, ya nadie permanecía sobre su asiento. Todo el mundo se acercó al escenario y acabó bailando frenéticamente ‘It’s raining again’, la canción más apropiada para acabar la actuación.

“A nivel personal, por supuesto que he disfrutado mucho del concierto”, dijo el alcalde Wolfgang Dieder, que se había ocupado de organizarlo todo con el grupo. “Nosotros elegimos a nuestros representantes votando democráticamente, y Roger Hodgson es el mejor candidato para representar a la música de mi juventud”.