Crónica del diario alemán "Gmunder Tagespost" sobre el concierto ofrecido por la banda de Roger Hodgson en el castillo de Kapfenburg.

Al final de la húmeda noche en el castillo de Kapfenburg llegó el momento para Roger Hodgson de entonar “Give a little bit”. Hasta entonces, el antiguo líder de Supertramp les había regalado a unos 1.600 fans (que disfrutaron con él y con su excelente banda desde el principio del concierto) un montón de canciones de su casi inagotable colección de éxitos. Todo ello con una radiante sonrisa, buen humor y la mejor dedicación musical.

Cuando tiene razón, tiene razón… “Está lloviendo otra vez”, dice Hodgson antes de buscar palabras tranquilizadoras para una audiencia que, envuelta en chubasqueros, da la impresión de estar formada por pingüinos. Al fin y al cabo, su trabajo consistía en darles calor interior.

Después el cantante aseguró ante el público que su trabajo es el más bonito del mundo: hacer que la gente sea feliz. Y de inmediato hay que creer en las palabras de este hombre de pelo largo y cuidado. Es difícil imaginar que todos esos “soñadores” que abandonaron el lugar sobre las 11 de la noche y probablemente siguieron el consejo de “tomar el largo camino a casa” no se sintieran como Romeo y Julieta antes de sellar su destino.

Hasta entonces, esta apretada y extasiada colonia de pingüinos (la mayoría de los cuales ya han recorrido un montón de kilómetros en su vida) había agitado sus alas con intensidad y se había movido al ritmo irresistiblemente impulsivo de las canciones de Supertramp.

Hodgson, que todavía es capaz de cautivar al público con su voz aguda, desliza un par de temas de su carrera en solitario como “Along came Mary” o “Puppet dance”, disimulándolos entre clásicos como “Breakfast in America”, “School” o "The logical song".

La banda alterna baladas (especialmente adorable fue la versión del tema de John Lennon “Across the universe”) con explosivas canciones rock dignas de los mismísimos Queen, encadenándolas de una forma suave por los ingeniosos comentarios de Hodgson.

Los músicos son el propio cantante, guitarrista y teclista; Aaron MacDonald con su impresionante presencia, responsable de los efectos especiales durante el escalofriante himno “Fool’s overture”; el bajista Ian Stewart; el batería Bryan Head detrás de su barricada de plexiglás; y el omnipresente teclista Kevin Adamson.

Hodgson le confiesa al público que él, un inglés, en Alemania se siente como en casa porque aquí la música y los músicos son tomados muy en serio y los espectadores escuchan con mucha intensidad.

Y eso fue exactamente lo que hicieron sus seguidores a lo largo de toda la noche en el romántico marco del castillo de Kapfenburg, permitiéndole al músico de 61 años transportarles a su juventud para demostrar no que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino que hasta el día de hoy esa música sigue siendo fantástica.