Visto: 2165
Michael Dwyer, del diario australiano "Sydney Morning Herald", habló con Roger Hodgson a pocos días del comienzo de su gira por Oceanía.




Puede llamarse “Síndrome Roger”. En la mitología del rock británico, Roger es el chico tímido que condujo a su banda hasta una popularidad increíble y después se marchó con elegancia en el momento oportuno para seguir escuchando como sonaban sus canciones en directo sin él durante los siguientes veinte años.

Igual que Roger Waters en Pink Floyd, Roger Hodgson fue el corazón de un fenómeno de masas durante los años 70 y ni siquiera su marcha evitó que el grupo de pop progresivo Supertramp siguiese teniendo una gran repercusión.

“Firmé algunas cosas que no debería haber firmado”, dice al cantante y compositor de grandes éxitos como ‘Dreamer’, ‘Give a little bit’, ‘The logical song’ e ‘It’s raining again’. “El trato fue: ‘De acuerdo, Rick (Davies, el otro fundador de la banda), tú te quedas con el nombre y yo me quedo con mi voz y con mis canciones’”.

“Por desgracia, Rick empezó a tocar mis canciones en directo unos años más tardé, así que rompió nuestro acuerdo. En aquel momento, para mí fue un golpe emocional muy fuerte. Me había quedado sin mi bebé, pero no tenía un buen abogado… ¿Qué más puedo decir?”.

Davies había formado un buen contraste junto a Hodgson desde que dieron su primer concierto juntos en 1969. Pero como autores, igual que Lennon y McCartney, habían acordado firmar todas las canciones de forma conjunta, aunque el proceso de composición de cada uno de ellos fuese muy distinto.

“Davies y Hodgson eran dos personas muy diferentes”, dice Hodgson. “De hecho, la música era uno de los pocos terrenos en los que éramos capaces de comunicarnos”.

“Yo fui la principal fuerza creativa que hizo que Supertramp llegase a ser lo que era. Fueron mi energía, mi pasión y mi idealismo, algunas cosas que los demás no entendían. Las toleraban porque nos llevaron a alcanzar ese nivel de éxito. Pero ninguno de ellos comprendía mis preocupaciones espirituales, por ejemplo”.

Las esposas, las familias y otras “fuerzas enemigas” llevaron Hodgson a abandonar Supertramp en 1983.

Su búsqueda espiritual que aparece de forma subliminal en discos como ’Crisis? What crisis?’, ‘Even in the quietest moments’ y ‘Breakfast in America’ tuvo una gran aceptación entre enormes audiencias. Y él descubrió que todavía estaba presente cuando regresó a los escenarios sin su banda.

“Todas las experiencias que tuve que atravesar durante los veinte años que estuve alejado de la música fueron buenas para mí”, dice. “Cuando estaba en Supertramp, yo era muy tímido y muy inseguro de mí mismo, y me sentía reprimido en muchos aspectos porque nadie en el grupo me entendía. Así que me encontraba oculto, aunque fuese dentro del grupo”.

“Ahora he descubierto la conexión que puedo tener con el público. Interpretar las canciones a solas supone una conexión muy profunda y más íntima. Es algo que impacta a la gente porque el sonido es muy grande y muy rico, y todo el mundo puede sentir mi voz sin que esté recargada con otros sonidos”.

La primera visita de Hodgson a Australia en veinticinco años tiene un toque de surrealismo. En el escenario adyacente del Byron Bay Bluesfest, este domingo actuará el hombre que se ha pasado una buena parte de los últimos veinte años cantando sus canciones en el Supertramp de Rick Davies. Mark Hart es ahora más conocido como miembro permanente de Crowded House.

“Sería estupendo encontrarme con él”, dice Hodgson. “Sé que es un gran músico. Creo que sólo le diría: ‘Siento mucho por ti que Rick te haya hecho cantar mis canciones’. Mark siempre parecía no sentirse a gusto cuando las cantaba, y tengo la sensación de que Rick le obligaba a hacerlo. Será interestante comprobarlo”.

Roger Hodgson actuará en el Palais, con 10cc como grupo telonero, el próximo martes.