Lynn Saxberg, del periódico canadiense "The Otawwa Citizen", habló con Roger Hodgson poco antes del comienzo de su gira 2009 por el país.

 

Abandonar Supertramp fue una de las decisiones más difíciles de la vida de Roger Hodgson, según cuenta este cantante y compositor de 59 años, aunque pensó que debía hacerlo por el bien de su familia.

“Tenía dos hijos pequeños y me di cuenta de que no podía dedicarme por completo a ambas cosas”, dice el músico británico. “Supertramp había consumido toda mi energía, mi tiempo y mi pasión durante catorce años, y por fin había algo más que debía tomarme en serio y a lo que tenía que dedicar mucho tiempo”.

Corría 1983 cuando decidió marcharse. Los miembros de la banda llevaban más de una década juntos, interpretando las canciones distintivamente melódicas que escribían y cantaban Hodgson y su socio musical Rick Davies. Se convirtieron en estrellas internacionales y llegaron a lo más alto con una serie de discos que se inició con ‘Crime of the century’ en 1974 y continuó con ‘Crisis? What crisis?’, ‘Even in the quietest moments’, ‘Breakfast in America’ y ‘Famous last words’.

Espoleados por el interés que despertaban en Quebec, una región repleta de aficionados al rock progresivo, el grupo se hizo especialmente enorme en Canadá, donde vendieron millones de álbumes. Según las cifras de ventas de ‘Crime of the century’ y ‘Breakfast in America’, se estima que uno de cada quince canadienses compró ambos discos.

Tras la separación, Davies siguió trabajando bajo el nombre Supertramp, mientras Hodgson se centraba en criar a su hija y a su hijo. Durante años se convirtió en un padre de familia como cualquier otro.

Transcurrieron veinte años y los niños se hicieron mayores. Y cuando llegó el momento de que Hodgson considerase volver al trabajo, se quedó impresionado al comprobar que el producto de sus años en Supertramp, sus canciones, habían seguido adelante sin él, encontrando el camino hacia el reconocimiento público. Temas como ‘Take the long way home’, ‘Give a little bit’, ‘The logical song’ y ‘Dreamer’ seguían en conexión con su audiencia, ayudando a la gente a enfrentarse a la vida.

Hodgson reapareció ante un público masivo que había pasado mucho tiempo esperando oirle cantar. Daba la impresión de que lo único que tenía que hacer era subirse a un escenario, pues a nadie parecía importarle la ausencia del resto de la banda.

El tipo de concierto en solitario que Hodgson ha desarrollado es un espectáculo íntimo. Junto a su voz, clara e intacta, las canciones exhiben su habilidad instrumental con el piano y la guitarra. Entre canción y canción, se dedica a contar las experiencias que vivió al escribirlas.

En los inicios de su viaje en solitario, Hodgson publicó un DVD, ‘Take the long way home’, que fue filmado durante un concierto ofrecido en 2006 en Montreal, una ciudad repleta de fans devotos de Supertramp. “Sabía que me encontraba en un lugar donde mis canciones habían sido aceptadas y muy queridas”, dice Hodgson, aún sorprendido por la cantidad de cariño que encontró allí. Recibió largas y numerosas ovaciones, con todo el público puesto en pie, incluso antes de empezar el concierto.

Regresar a los escenarios a solas fue una experiencia aleccionadora que consiguió que Hodgson valorase el poder de la música y su propio talento. “Todas esas canciones tienen algo que hace que no sean triviales”, dice. “Como surgieron de un lugar muy profundo dentro de mí, también alcanzan un lugar muy profundo dentro de mucha gente. Canto las canciones que han formado parte de la vida de un gran número de personas durante muchos años, por lo que se encuentran muy unidos a ellas”.

Para este sensible padre de pelo largo, aquello fue una especie de renacimiento espiritual. “No se trata de una fe o una religión determinadas, sino de una conexión interior con mi corazón y de un compromiso con los valores de la vida”, explica. “Estoy convencido de que sólo experimento esa conexión cuando vivo mi vida desde mi corazón. Es lo mejor que tiene vivir una vida espiritual”.

Hodgson también se ha dado cuenta de que, cuanto más espiritualmente satisfecho se encuentra, mejor es su interpretación. “Cuando me siento conectado y mi corazón se abre, es increíble ver lo fácil que me resulta alcanzar cualquier nota y lo afinado que me encuentro”, dice.

Nunca ha dejado de componer, y estima que tiene unas sesenta canciones inéditas. El veterano músico está empezando a introducirlas en sus conciertos, pero de momento no tiene ningún plan para publicarlas.

En cuanto a sus hijos, ambos se encuentran bien y no parecen tener prisa por darle algún nieto. “Me resultará extraño tener nietos”, dice Hodgson, mientras uno se pregunta si convertirse en abuelo podría hacerle desaparecer durante otra década…