Reportaje de Denis Armstrong publicado en el diario "Ottawa Sun", coincidiendo con el comienzo de la gira canadiense de Roger Hodgson.

 

Por muy popular que fuese Supertramp en su mejor época, se trataba de una familia dividida. Cuando Rick Davies y Roger Hodgson, fundadores del grupo, consiguieron el sonido adecuado (desde ‘Crime of the century’, de 1974, hasta ‘Breakfast in America’, de 1979), ya habían trazado una línea de separación entre ambos.

A Davies le iban los temas rock con un toque blues, como ‘Rudy’ y ‘Bloody well right’, mientras que Hodgson prefería melodías más contemplativas como las de ‘The logical song’, ‘Fool’s overture’, ‘Give a little bit’, ‘Dreamer’ y ‘Take the long way home’.

Hodgson, de 59 años, cree que “sus pequeñas”, como él llama a sus canciones, han envejecido relativamente bien. Podría decirse que fueron las mejores de Supertramp, a pesar de que el curioso sentido de la espiritualidad que albergaban podía ser tomado por algo existencialmente cómico cuando Hodgson las cantaba con esa voz tan aguda.

Así que cuando mañana aparezca sobre el escenario de Scotiabank Place, mientras se cumple el 35º aniversario de ‘Crime of the century’, los fans podrán disfrutar de esa mitad de Supertramp.

“La gente tiene una relación muy estrecha con esas canciones porque les hacen recordar sus sueños, sus esperanzas y sus anhelos”, dice Hodgson desde Montreal. “‘The logical song’ es una canción profunda que pregunta por qué nos enseñan a comportarnos en vez de enseñarnos quiénes somos, quién es Dios y dónde reside el amor verdadero. No nos cuentan nada importante sobre nosotros mismos”.

Hodgson recuerda cómo surgió ‘The logical song’. “Tenía los acordes de la canción y solía interpretar algunos de ellos durante las pruebas de sonido con Supertramp. Es curioso, pero no les daba demasiada importancia. Un día empecé a cantarla y la primera palabra que me vino a la cabeza fue ‘liberal’, y a partir de ahí empezó a tomar forma la canción”.

“No fui consciente de lo que estaba creando hasta que la canción estuvo terminada. Probablemente, tuve suerte de no darme cuenta de lo que estaba creando, pues si hubiera pensado ‘esto va a ser un single monstruoso’, es posible que me hubiese olvidado de ella y de la magia que desprendía”.

Hodgson demuestra ser en persona tan introspectivo, sensible y sorprendentemente espiritual como parece serlo a través de sus canciones, lo cual, según dice, es el secreto de su longevidad musical: su búsqueda de Dios.

“Mis canciones proceden de mi corazón”, explica. “La gente busca el amor, y yo lo reduzco todo al amor, a aprender a amar y a estar en contacto con nuestro corazón. Somos una especie castigada, y yo me dedico a darle a mi público energía de la buena. Por suerte, consigo que se encuentren mejor cuando vuelven a casa, y eso me hace sentirme muy bien”.

Desgraciadamente, no se siente tan bien respecto a su antiguo colega en Supertramp Davies y su esposa, que fue la representante del grupo y la principal razón de que Hodgson abandonase la banda en 1983. Para entonces, Supertramp se había convertido en uno de los grupos más famosos de los 70, consiguiendo incluir nueve singles en el ‘Top 10’ de Inglaterra y Estados Unidos.

Tras dejar el grupo, Hodgson consiguió un single de éxito (‘Had a dream’, de su primer disco en solitario, ‘In the eye of the storm’, de 1984). Tres años después publicó ‘Hai hai’, su último álbum hasta que en 1997 editó ‘Rites of passage’ antes de retirarse de los estudios de grabación en el año 2000 con ‘Open the door’.

Sin embargo, no importa lo que Hodgson haga con su carrera en solitario, pues siempre se le ha identificado con Supertramp. Así que, a pesar de tener sesenta canciones nuevas en su arsenal, no le preocupa si no hablamos de su trayectoria como solista: él siempre será ‘Roger Hodgson de Supertramp’.

Incluso ahora, después de haber perdido la cuenta del número de intentos para reunir la banda que han resultado infructuosos, todavía sigue interesado en hablar sobre una reunificación de Supertramp. “Nunca diré ‘nunca jamás’. Ya veremos qué nos depara el futuro”.

De momento, el futuro nos depara más del pasado. Y para Hodgson, eso es suficiente.