Craig McKee, del diario "The Suburban" de Montreal, charló con Roger poco antes de la llegada de la All Starr Band a Montreal en el verano de 2001.

Todo tiene su lugar para Roger Hodgson. El responsable de canciones de búsqueda del espíritu como "Dreamer", "The logical song", "Give a little bit", "Take the long way home" y "Even in the quietest moments", que caltapultaron a Supertramp con récords de ventas de más de ochenta millones de discos en todo el mundo, ha encontrado por fin la paz a sus 51 años. Hodgson dice que se encuentra en un período sabático espiritual y creativo, y que con la ayuda de su mentora espiritual, Anandi Devi, está encontrando un gozo y una alegría en la vida que antes no tenía.
 
"Hay mucha música bullendo dentro de mí, y noto que mi período más creativo está aún por llegar. Me estoy tomando tiempo para esta época sabática, esta gran transición que estoy atravesando, la cual incluye un divorcio, y ya veremos qué sale de esto", dijo Hodgson en una entrevista la semana pasada. "No tengo prisa. Hay una presión increíble en esta industria, y por una vez he decidido no sucumbir ante ello".
 
A pesar de su descanso en la música, Hodgson ha aceptado unirse a Ringo Starr y su banda para una gira que llega a Montreal el 27 de Julio. El grupo también incluye a Howard Jones, Ian Hunter, Greg Lake y Sheila E. "Me gusta la idea de ir por ahí con otros músicos y ver cuánta magia somos capaces de crear", dice. "Es el factor riesgo lo que me atrae". Añade que Ringo cantará la mitad de las canciones, una selección de temas de los Beatles y de su carrera en solitario, mientras que los demás interpretarán dos o tres canciones cada uno. "Evidentemente soy un gran fan de los Beatles. Ellos me influyeron mucho mientras crecía, así que para mí es un honor haber sido invitado por Ringo", dice Hodgson. "Y me gusta la idea de tocar en el mismo concierto canciones de los Beatles y de Supertramp".
 
El teclista fundador de Supertramp tiene recuerdos muy cariñosos de Montreal, una ciudad que recibió al grupo con los brazos abiertos antes de que éste triunfara en todas partes. "Habíamos estado en Louisville, Kentucky, recorriendo las calles y regalando entradas para atraer a la gente al concierto de aquella noche, y pocos días más tarde estábamos en Montreal actuando ante quince mil personas. Fue una sensación increíble, nunca lo olvidaré. Montreal nos entregó su corazón más que cualquier otra ciudad de Norteamérica, y para mí sigue siendo un sitio especial".
 
Hodgson dice que la pasión que tenía por hacer música en su juventud ha vuelto desde que conoce a Devi, a quien describe como la maestra a quien siempre ha estado buscando, alguien con quien cree que estaba destinado a encontrarse. "Ella está teniendo un profundo efecto sobre mí, curando muchas heridas y abriendo mi corazón, y un profundo efecto sobre la música que fluye a través de mí. Si quiero obtener música de un mayor calibre, lo que yo llamo una octava más alto, lo primero que tengo que hacer es trabajar sobre mí mismo. Como artista, creo que no hemos empezado a ver lo que es posible con la música. Para mí, la música es el principal alimento para el espíritu".
 
Hodgson dejó Supertramp después de una exitosa gira mundial en 1983. Siguió con el éxito en 1984, con el álbum "In the eye of the storm", que fue doble platino, pero el siguiente, "Hai hai", de 1987, marcó un punto bajo en la vida y la carrera de Hodgson.

"Hice un álbum por completo para la industria, para satisfacer a la industria o a otra gente, y después me lo eché en cara y fui el hombre más desgraciado del mundo". Aquello marcó un punto de retorno dramático para Hodgson, una transición que se acentuó dos semanas después de la publicación del disco merced a un accidente que sufrió cuando se cayó desde el desván de su casa. Se rompió las dos muñecas y se hizo una gran herida en la cabeza.
 
"Me costó un año y medio recuperar mis muñecas, y me di un gran golpe en la cabeza. Me crujió toda la cabeza, lo que probablemente despertó algún sentido dentro de mí". Hodgson dice que cree que el accidente fue una bendición dentro de la desgracia, y una llamada de atención, porque le obligó a reconsiderar hacia dónde iban su vida y su carrera. "Estaba tan atolondrado por lo que había hecho con el álbum, que creo que puse algo de mi parte para que ocurriera el accidente", dice.
 
"Literalmente me puse unas esposas y me rompí las dos muñecas para detener el rumbo que estaba tomando mi vida. Y eso me enseño la lección de lo importante que es la sinceridad y ser sincero conmigo mismo como artista". Dice que este accidente y una grave enfermedad que contrajo en Ecuador en 1996 le arrastraron a nuevos niveles en la búsqueda por el sentido de la vida. "Nuestras mayores llamadas de atención pueden ser nuestras mayores oportunidades para desarrollarnos y avanzar".

Esas heridas y su experiencia con "Hai hai" condujeron a Hodgson a desaparecer de la circulación durante los siguientes trece años. Publicó un álbum en directo en 1997 llamado "Rites of passage", en el que aparecía su hijo Andrew a la batería. También intervino en el álbum "Talk" de Yes en 1990. Su trabajo más reciente es "Open the door", publicado en el año 2000. Y otra pregunta que le hacen a menudo: ¿Habrá una reunificación con Supertramp? "Si la reunión fuera por una buena razón, entonces sí, siempre es posible. Pero si sólo es por razones económicas, eso no va a suceder, por lo menos conmigo".

Dice que a menudo los grupos se reúnen años después de separarse porque, al hacerse mayores sus miembros, sus posturas pueden ser más flexibles. "Por eso yo no cierro la puerta a Supertramp, porque me gustaría arreglar algunas relaciones que necesito arreglar allí, y esa podría ser una oportunidad para hacerlo". Hodson estuvo con Rick Davies, el otro fundador de Supertramp, en 1993, con la idea de crear un nuevo álbum de Supertramp, pero las diferencias entre ambos llevaron a Hodgson a apartarse del proyecto. Desde entonces, él y Davies no han vuelto a hablar.
 
Hodgson dice que sus objetivos ahora son la nueva fase en la que ha entrado su vida y la música que espera crear. "Hace un par de días canté ‘Even in the quietest moments’, y cada palabra de la canción me llegó muy adentro. Casi acabé llorando. Y me di cuenta de que durante muchos años he estado cantándola, pero no sintiéndola. Todo depende del grado de conexión que exista", dice.
 
"Creo que culturalmente estamos desconectados de nuestro corazón. Estamos atrapados en nuestra cabeza y en la televisión, y eso es lo que nos alimenta, hemos perdido el contacto con nuestro corazón. Y yo me siento una de las personas más afortunadas del mundo por haber encontrado a alguien que me ha ayudado a volver a llegar hasta mi corazón y volver a conectarme a él".