Artículo de Robert Haagsma aparecido en el periódico holandés "Algemeen Dagblad" tras la publicación del disco "Open the door".

Durante un período de quince años, la vida de Roger Hodgson estuvo bajo el signo de Supertramp. Todo ese tiempo tardó en separarse de aquel su antiguo amor. Ahora, siendo un quincuagenario maduro, el británico vuelve a sentirse en pie. Algo que tiene mucho que agradecer a su disco en solitario ‘Open the door’, que puede compararse con lo mejor de Supertramp.
 
Según Roger Hodgson, autor de éxitos mundiales como ‘The logical song’ y ‘Breakfast in America’, no debemos considerar este nuevo disco como una de sus últimas convulsiones. "Mi mejor música todavía está por llegar", dice el inglés.
 
"En 1987 sucedió algo que cambió mi vida para bien", nos cuenta entre dos sorbos de té. "Había estado trabajando en el disco ‘Hai hai’ durante un año y medio. El proyecto había consumido mucho tiempo y dinero porque yo ya no sabía qué era lo que quería hacer conmigo mismo. Me dejé influenciar en muchas cosas, como que el disco debía tener alguna canción de éxito. No me gustó el resultado, pero había que publicarlo. Se había invertido mucho dinero en él".
 
El cantante hace una breve pausa para acabarse el té. "Las perspectivas eran todavía más tristes, con todas las entrevistas que tenía que conceder durante muchos meses, en las que tenía que hacer creer a la gente una y otra vez que había publicado una obra maestra. La mañana del día que el disco se publicaba, me desperté sobresaltado con la alarma del reloj y me caí de la cama, desde unos dos metros y medio de altura, al suelo de piedra. En cuanto llegué al suelo sabía que me había roto las dos muñecas con el golpe".
 
"Lo más curioso es que no me pareció que aquello fuera una desgracia, sino todo lo contrario. Me di cuenta de que todo se había acabado, que necesitaría por lo menos un año de rehabilitación, y prefería eso a lo otro. Esa perspectiva me transmitió una sensación de paz. Antes de dirigirme al teléfono, me quedé tumbado sobre el suelo frío y duro durante horas. Aproveché ese tiempo para pensar sobre mi vida y sobre las cosas que tenía que cambiar".
 
Roger Hodgson cuenta su historia tranquilamente, incluso con algo de ironía, como sólo puede hacer un británico de verdad. Sigue siendo el “hippy” vegetariano y macrobiótico de su época en Supertramp: todavía lleva pelo largo y barba, unas gafas que alguna vez estuvieron de moda y una camisa deslumbrante. Por encima de todo, es un ser humano amable, que después de la entrevista me pregunta qué discos le recomiendo que se compre, y anota con diligencia todas mis sugerencias.
 
En los años 70 y 80, Roger Hodgson y Rick Davies formaron juntos la cara de Supertramp. Como compositor y cantante de éxitos como ‘School’, ‘The logical song’, ‘Breakfast in America’ y ‘Dreamer’, Hodgson tuvo gran parte de culpa en el inmenso éxito de este grupo británico. También nos cuenta que el contraste entre él y su colega Davies fue beneficioso para la banda.
 
"Como cualquier chico de mi época yo era un idealista, pero utilicé las drogas y también tuve acceso a todos los excesos que me ofrecía la vida por entonces. Rick era cinco años mayor, y al contrario que yo, procedía de la clase obrera y tenía los pies sobre el suelo, no quería saber nada de esas cosas. Esa tensión proporcionó buena música durante mucho tiempo, pero a principios de los años 80 me di cuenta de que había desaparecido la vida dentro del grupo. Entonces decidí marcharme".
 
"Durante una temporada seguí adelante, hasta que ocurrió aquello. Poco a poco empecé a darme cuenta de lo mucho que Supertramp había marcado mi vida desde mi juventud. Le había dado tanto a Supertramp que fui incapaz de desarrollar mi propia personalidad. Tenía que empezar de nuevo, cuando ya tenía más de 35 años".
 
"Y tuve que hacerlo cayéndome y levantándome de nuevo. Una vez me había hecho músico para tenerlo más fácil con las mujeres. Por entonces ya estaba casado, y necesitaba nuevas motivaciones para hacer música. Las encontré a nivel artístico. Debido a todas aquellas peleas durante la última fase con Supertramp, había olvidado lo que era disfrutar actuando y grabando discos. Busqué el contacto con otros músicos que me ayudaran a descubrir de nuevo ese placer. Y así pasé de ser Supertramp a Solotramp", dice sonriendo.
 
Roger Hodgson nos cuenta que ‘Open the door’, que ha sido grabado con la ayuda de decenas de músicos, sobre todo franceses, es el primer fruto de su segunda juventud. Es un álbum con un sonido vital, que demuestra que hay mucha más música cuando se combinan el rock sinfónico y el pop. Las primeras canciones tratan sobre los años oscuros de su vida. Las últimas están llenas de alegría y esperanza. "Mi vida en un cascarón", dice sonriendo el creador de todas esas cosas tan hermosas.
 
Cuando oye la palabra "reunión", la reveladora historia del amable británico se detiene por un momento. "Ojalá fuera tan fácil como coger el teléfono", se lamenta mientras pide otra taza de té. "Con los otros tres miembros de Supertramp todavía mantengo un contacto regular, pero entre Rick y yo las cosas están muy mal. Llevamos años sin hablar".
 
Roger Hodgson cuenta que, tras su marcha en 1983, llegó a un acuerdo con Rick: su colega podría seguir con Supertramp, pero a cambio de usar el nombre del grupo no podría interpretar las composiciones de Hodgson en los conciertos. Como se demuestra en el disco publicado en directo el año pasado, ‘It was the best of times’, Davies no cumplió su parte del trato.
 
"Sucumbió ante la presión del público, que todavía quiere escuchar mis canciones", señala Roger Hodgson con una sonrisa apesadumbrada. "Eso me ha decepcionado mucho, pero todavía espero que volvamos a hablar algún día. Nos estamos haciendo viejos y por tanto un poco más sabios. Afortunadamente, el tiempo se ocupará de todo lo demás".