Artículo escrito por Andrew Dreschel para el "Hamilton Spectator" coincidiendo con la publicación de "In the eye of the storm".

Su nombre y su cara tal vez no resulten familiares de inmediato, pero una escucha del primer disco en solitario de Roger Hodgson trae rápidamente algunos recuerdos a la cabeza. El álbum se llama ‘In the eye of the storm’ y, al igual que su creador, posee una inconfundible denominación de origen: Supertramp.

Cofundador y miembro de la superbanda británica durante doce años, Hodgson vivió la fabulosa eclosión del grupo, que pasó desde una relativa oscuridad a convertirse en una de las bandas con un éxito más duradero del mundo.

Hodgson dejó el grupo a la conclusión de la publicitada gira norteamericana del año pasado, pero durante su estancia Supertramp vendió más de treinta millones de discos por todo el planeta y cosechó tantos premios de oro y platino que los cinco miembros del grupo podrían dedicarse a nadar en la abundancia durante el resto de sus vidas.

Aunque nunca fue un grupo demasiado prolífico, los álbumes que Supertramp publicó durante su largo salto a la fama siguen siendo piezas clásicas en muchas colecciones de discos. Después de la inocencia melancólica de su primer álbum, también llamado ‘Supertramp’, y de la poca relevancia del siguiente, ‘Indelibly stamped’, el grupo se mantuvo en primera línea con los discos ‘Crime of the century’, ‘Crisis? What crisis?’, ‘Even in the quietest moments’, ‘Breakfast in America’ y el proféticamente titulado ‘Famous last words’.

Hodgson era un poco el chico floral y etéreo del grupo, y, junto a su colega fundador Rick Davies, fue el encargado de ensamblar la configuración de músicos en Supertramp y de proporcionarle a la banda su inconfundible sonido.

También compartió las tareas compositivas con Davies y se le considera el responsable de mantener el pop como uno de los ingredientes activos en la mezcla progresiva de Supertramp. Sus composiciones incluyen clásicos como ‘Dreamer’, ‘Hide in your shell’, ‘The logical song’, ‘Fool’s overture’, ‘Give a little bit’, ‘Breakfast in America’ e ‘It’s raining again’.
 
Pero tal vez su contribución más notable al grupo es la inagotable sensación de optimismo que abunda en la mayor parte de sus trabajos, actuando como contrapeso al punto de vista más cínico de Davies. Ahora que va por libre, el optimismo de Hodgson parece más fuerte que nunca, y no se arrepiente de decir adiós a una gran etapa de su vida. ¿Por qué decidió marcharse?

“Fue básicamente debido a la frustración”, explica. “Tenía la sensación de que las cosas no iban a mejorar, y también de que creativamente la banda ya había llegado todo lo lejos que podía llegar. Tardé cuatro años en decidirme, pero incluso mientras estábamos grabando ‘Breakfast in America’ yo ya empezaba a sentirme frustrado y notaba que la banda estaba comenzando a estancarse. Hicimos ‘Famous last words’ para ver si todavía éramos capaces de grabar un disco juntos. Pero aquella no fue una experiencia agradable para ninguno de nosotros, y por eso el álbum se llama así”.

Dice que su salida del grupo fue todo lo amistosa que podría ser dentro del complejo mundillo del rock and roll, donde la amistad a menudo pasa a un segundo plano, por detrás de los intereses económicos. Después de todo, Supertramp era una gran industria, tanto en el estudio como en los conciertos. Aún así, su amistad con Davies ha sobrevivido a las tensiones.

“Durante los últimos meses he hablado con Rick un par de veces. Todavía estamos muy unidos. Y creo que cuando todo se calme probablemente volveremos a hacer música juntos, aunque no creo que como Supertramp, sino simplemente como dos músicos que quieren trabajar juntos de nuevo”.

Mientras eso ocurre, Hodgson, de 34 años, está totalmente ocupado en sus propios proyectos. ‘In the eye of the storm’ ha sido grabado durante siete meses en el estudio de 48 pistas que tiene en su casa de Nevada City, California. Aparte de componer, hacer los arreglos, cantar y producir el álbum, Hodgson también ha tocado la mayoría de los instrumentos: los teclados, el bajo, la guitarra e incluso la batería en un par de temas.

Aunque cree que no podrá salir de gira hasta 1986 (“Necesito hacer muchas cosas antes, incluyendo posiblemente un álbum doble”), reconoce que el nacimiento de su carrera en solitario significa la muerte de la imagen de músico sin rostro que junto a los demás miembros de Supertramp cultivó intencionadamente. Pero la perspectiva de perder su amado anonimato no le preocupa.

“Ahora tengo que dar un paso adelante”, dice. “Estoy preparado. Sé lo que eso significa, pero creo que cuando eres un artista en solitario debes hacerlo. Y creo que es más fácil para un artista que para una estrella de rock”.

‘Artista’ es una palabra que aparece continuamente en su conversación. “Yo no persigo el estrellato”, dice. “Persigo ser un artista”. ¿Cuál es la diferencia? Según Hodgson, un artista es alguien como Bruce Springsteen, que se entrega por completo a su público, que es sincero e íntegro y que intenta difundir un positivo mensaje de esperanza.

“Obviamente, hoy en día hay muchas razones para deprimirse. Es fácil caer en el pesimismo. Pero eso no ayuda a la gente, y yo creo que la gente necesita un poco de ayuda. Creo que es algo que necesito hacer y lo hago a través de mi música. Y también es algo que siento”.

“Esta época presenta muchos desafíos para los que la vivimos. Estamos viendo que el mundo está fuera de control en muchos aspectos y creo que un artista tiene un papel que interpretar dando un mensaje de esperanza y haciendo que la gente esté unida”.

Su auto-impuesta gozosa misión incluye escribir el guión y componer la música para una película de dibujos animados sobre un unicornio, y colaborar en el proyecto de otra película junto a un conocido productor alemán.

“Hay que vivir el presente y disfrutar cada día venga como venga, dando lo mejor de cada uno. Esa es mi filosofía de vida”.

Y a juzgar por sus trabajos pasados y presentes, también es la filosofía que utiliza cuando se pone a componer canciones...