Artículo de Jeff Spevak publicado en el portal de noticias norteamericano "Democrat and Chronicle" con motivo de la actuación de Roger Hodgson en Rochester.
Roger Hodgson quiere empezar aclarando una cosa sobre su concierto de este miércoles: se trata de un concierto de Supertramp. “Yo escribí la mayoría de los éxitos del grupo, y muchas de las canciones en general”, dice. “La gente que vio a Supertramp en el pasado ahora asiste a mis conciertos y dice ‘Guau, he sentido el mismo espíritu que la primera vez’. Y muchos jóvenes también vienen para tener una idea de lo que era aquello”.
En realidad nada es como antes. Hodgson es el primero de los dos músicos de rock que en los años 70 llenaban estadios y ahora visitan el festival de Rochester. El viernes, Peter Frampton también actuará en el Eastman Theatre. Su gira ‘Guitar Circus’ ha puesto de manifiesto su predisposición a los cambios, tocando con B.B. King, Roger McGuinn, Sonny Landreth, Larry Carlton y Kenny Wayne Shepherd. Aquí tocará con Robert Cray y el antiguo miembro de los Eagles Don Felder.
Hodgson enfoca el siglo XXI de una forma muy diferente, ofreciendo nostalgia sin ningún reparo: ‘Give a little bit’, ‘The logical song’, ‘Take the long way home’, ‘Dreamer’, ‘Breakfast in America’, ‘It’s raining again’… Todas esas canciones han sido recuperadas del catálogo de rock progresivo de Supertramp y de álbumes tan enormes como ‘Breakfast in America’, que ha vendido veintiséis millones de copias.
Hodgson se enfrenta al mismo problema que otros muchos músicos de rock de los años 70 que no poseen su propia identidad. “Mi mayor desafío es no tener un nombre”, dice. Hodgson cree que también atrae a las nuevas generaciones porque fue una persona adelantada a su tiempo. Un vegetariano apartado del mundo que educó a sus hijos en casa y dedicaba su tiempo a buscar lo que quería ser.
Nacido hace 63 años en Portsmouth (Inglaterra), durante algunos años de su vida Hodgson fue el típico niño inglés. “Mis padres pertenecían a la Iglesia de Inglaterra, pero eso nunca tuvo ningún sentido para mí”, dice. “Me pasé diez años en un internado masculino inglés, descubriendo muchas cosas que no me resultaban congruentes. De ahí surgió ‘The logical song’”.
“Llegué a California cuando tenía 25 años”, dice, “y en cierto modo me sentí como si hubiera encontrado mi verdadero país. Había mucha gente buscando respuestas alternativas, había sol, algo bastante inusual para un inglés, y la comida era saludable. Me había hecho vegetariano en Inglaterra, y allí todo el mundo pensaba que yo era un tío raro. Ahora es algo más normal, pero entonces no lo era. En California había tiendas de comida sana por todas partes, y la gente practicaba el yoga y la meditación. Era una forma de vida, y yo me sentí identificado con ella”.
Esto ocurría sólo unos años después de que Supertramp se hubiera forjado de la forma más inusual: una banda británica de rock financiada por un millonario holandés. Stanley August Miesegaes se ofreció a patrocinar una banda creada por Rick Davies, quien de inmediato llamó a Hodgson para que formara parte del proyecto.
Aquel fue el comienzo de un viaje eufórico y tumultuoso que todavía sigue adelante gracias a las emisoras de rock clásico. A lo largo de los años, veinte músicos diferentes han tocado en Supertramp, pero Davies y Hodgson son las constantes en la historia del grupo. Según la cuenta Hodgson, esa historia (en realidad, su vida) es una larga serie de búsquedas y encuentros. Supertramp creó a Hodgson tanto como Hodgson y Davies crearon la banda. “Yo era tímido e introvertido”, dice Hodgson. “Necesitaba al grupo a mi alrededor para tener más confianza”.
La banda consiguió triunfar comercialmente en 1974 con su tercer álbum, ‘Crime of the century’. Sin embargo, pronto aparecerían las grietas. Davies y Hodgson eran dos personas muy distintas y procedían de entornos diferentes. Davies tenía sus orígenes en la clase obrera, mientras que Hodgson era un espíritu artístico que acababa de descubrir California con su comida sana y sus prácticas de yoga, incluyendo el LSD.
“No creo que me encontrara perdido, pero sí confundido e intentando averiguar quién era yo mismo”, dice Hodgson en clara referencia a la frase “Who I am” de su canción ‘The logical song’. En 1983, Hodgson dejó la banda. “Cuando decidí convertirme en un artista en solitario, ningún miembro del grupo compartía mis creencias”, dice Hodgson, que por entonces estaba entusiasmado con sus objetivos espirituales. “Las canciones eran muy profundas”, dice.
“La banda había completado su recorrido”, dice Hodgson. “Había sido mi bebé durante catorce años. Había dedicado toda mi pasión y mi energía vital a la banda. Yo crecí con los Beatles, y ellos tuvieron un gran impacto en mi vida y en la capacidad de cambiar el mundo. Esa había sido mi inspiración desde el principio, pero catorce años después todo se había vuelto muy difícil. Así que, siendo fiel a mi corazón, me marche”.
Durante años, Supertramp ha estado saliendo de gira en dos direcciones, como dos hijos gemelos de padres diferentes. Una de ellas está liderada por Davies, que es el propietario del nombre, y otra por Hodgson, que posee la voz inconfundible. El divorcio en la banda no fue exactamente como el de Paul McCartney y Heather Mills, pero la tensión es similar a la que pueden sentir los cables del Golden Gate.
“Conseguir dinero y fama no me proporcionó la recompensa interior que yo esperaba”, admite Hodgson. En 2010 le envió una carta a Davies. “Yo estaba haciendo mi propia gira, y le ofrecí unirme a ellos. Básicamente, Rick ese el dueño del nombre y no quiso compartirlo. Pensó que no necesitaba hacer eso y rechazó mi oferta”.
Así que la historia de Hodgson sobre eternas búsquedas y encuentros también es una historia de fracasos. Pero él tiene otras palabras para ese conflicto y esa evolución. La música puede sonar familiar, pero el tono ha cambiado.
Hodgson nunca publicó su primer álbum en solitario, y los siguientes recibieron una acogida desigual. Ha seguido adelante con su carrera de viejo músico de rock saliendo de gira con Ringo Starr y apareciendo en el programa ‘Canadian Idol’. Jamás ha podido apartarse de Supertramp, del mismo modo que Supertramp jamás ha podido apartarse de él.
“El año pasado di ochenta y cinco conciertos, y este año haré lo mismo”, dice. “Intento llevar una vida hogareña, y salir a la naturaleza cuando puedo. Caminar y recargar las pilas, porque las giras son agotadoras. Pero soy más viejo y más sabio, y puedo conectar con el público de una forma que no podía hacer cuando estaba en la banda”.
Según Hodgson, los años de búsquedas y encuentros le han conducido a esto: “Derribar barreras entre artistas e intérpretes y promover la unificación. Sobre el escenario, ser yo mismo y no un gran ego. Divertirme, disfrutar de lo que hago... Si consigo que el público se ponga de pie para cantar ‘Give a little bit’, entonces puedo marcharme a casa con una sonrisa”.