Fue un maravilloso placer el ir al concierto de Roger Hodgson en Vigo acompañado de mi mujer, de Oscar, amigo nuestro una eternidad, de Jesús Santos y esposa. Con este último no estaba con él desde el One More for the Road Tour de 2002 en La Coruña.

A riesgo de ser pesado, todo el mundo sabe que yo identifico clara y meridanamente el sonido Supertramp a Rick Davies, no obstante reconozco que Roger ha sido el contrapunto maravilloso a ese sonido y pienso que, sobre todo en los muy últimos tiempos juntos, a pesar de que escribían las canciones por separado ambos debieron de hacer esfuerzos soberbios para que las melodías de uno y otro se fusionaran en aquellas famosas palabras postreras.

Con un aforo en el Parque de Castrelos lleno a rebosar (más de 6000 personas) esperando en una agradable noche a la puntualidad británica de Roger, el concierto empezó a caldear al personal desde el mismo momento en que hizo su aparición al escenario con un atuendo bastante discreto aunque conservando cierto aire desenfadado e inconformista. Acompañado de unachuleta de dos o tres folios hizo él mismo de maestro de ceremonias en español afirmando a lo largo del concierto que gustaba mucho de España, que nos consideraba un tanto locos o atolondrados y lo excepcionalmente satisfecho que se hallaba con Vigo prometiendo regresar en más ocasiones a esta población que le era desconocida pero ya por no más tiempo.

Y es que no fue para menos. Desde los primeros acordes del Take The Long Way Home, se fue ganando a un público de distintas edades que ya entró entregado esperando escuchar las melodías de Supertramp que habían marcado indeleblemente a muchos de los que estábamos allí y que las volviamos a sentir como nuestras, con toda la magia primigenia, en estos tiempos de crisis que nos toca vivir. ¿O no? como diría Rodriguez: ¿Crisis? ¿Qué crisis?

Como he dicho, tuvo a un público vibrante, entregado. Un público que no dejó de homenajearlo y ovacionarlo en cada momento. Yo creo que un público como pocas veces debe de ver en sus giras en solitario. Y no exagero en mis apreciaciones cuando además digo que Roger ha quedado gratamente impresionado y satisfecho de su presencia en Vigo. En medio de la muchedumbre se hallaba una hermosa rubia de aspecto británico que no dejaba de destacar y que a la postre resultó ser la Consul británica en Vigo que, por supuesto, tuvo un encuentro personal con Roger al finalizar el Concierto pues la vi salir de los camerinos entrada la noche.

La puesta en escena es la que se puede apreciar en otros conciertos a lo largo de España. Como es sabido, tuvimos la presencia de Carlos Nuñez y el hermano Xurxo en mitad del espectáculo en la que interpretaron con Roger dos canciones consecutivas. Personalmente es el momento más desagradable del concierto. No porque lo hicieran mal, pero para mi es un histriónico y me hacía parecer en mi opinión que chupaba protagonismo de la estela que dejaba Hodgson.

En The Logical Song y en Child of Visión, aunque estuvieron maravillosamente interpretadas y acompañadas por el muliinstrumentista MacDowall, le faltaba clarísimamente la banda de Rick por detrás. Muy especialmente en la última en la que el piano de cola soberbiamente tocado por MacDowall buscando el golpe jazzístico de Rick, desgraciadamente no lo lograba o no en toda su intensidad que requiere la canción (al menos como yo interpreto escuchándola del album).

En los bises falta una melodía que omití a propósito. En el paroxismo del público que ya habíamos saltado a las cercanías del escenario por petición de un Roger entusiasmado y cuando este se retiraba... se empezó a entonar el OE OE OE interminablemente y este, haciéndose de rogar, regresa,se enfunda la guitarra y comienza a tocar y a cantar los acordes de tal melodía.

Al finalizar el concierto, nos encontramos con el maravilloso Carlos Magalhaes y encantadora familia (en medio del concierto Roger le entregó a una de sus hijas un osito de peluche) y los amigos Joaquim y Flavio. Allí montamos guardia a la espera que saliera Roger. Y fue increible el poder estar todos juntos, brevemente, con él. Hacernos fotos. Unas pocas palabras y un sinfin de apretones de mano.

En palabras de Oscar, mi amigo: todo un Gentleman, todo un caballero como los que ya no hay.

Carlos Carvalho
(supertrampas)