El conocido guitarrista, antiguo cuñado de Bob Siebenberg, recuerda cómo estuvo a punto de unirse a Supertramp en 1973.

Al principio llegué a Inglaterra para entrar en Supertramp. Mi cuñado, Bob Siebenberg, acababa de unirse al grupo y tocaba la batería con ellos.

Bob regresó a California durante un par de semanas, mientras le arreglaban el pasaporte para poder volver a Inglaterra. Tenía una cinta de cassette con las maquetas de lo que se convertiría en su álbum ‘Crime of the century’, y me dijo: “Tienes que escuchar esto, es material del bueno”.

Así que escuché aquella cinta, y vaya si contenía material del bueno… Bob me dijo: “Si te vienes a Inglaterra, yo puedo intentar que seas nuestro guitarrista. Roger Hodgson está dudando si tocar la guitarra o los teclados, y además también canta”. Y la idea me pareció muy interesante.

Pero tardé bastante tiempo en reunir el dinero para comprar el billete de avión y, cuando por fin llegué a Inglaterra, Roger había decidido que iba a tocar la guitarra y los teclados, que iba a cantar y que iba a hacer todo.

Así que me quedé un poco chafado con eso, pero creo que al final fue un guiño que me hizo el destino, pues Supertramp habría sido el cementerio para cualquier guitarrista, dado el uso mínimo que hacían de ese instrumento.

Después conocí a alguien del entorno de Thin Lizzy, y aquella persona me pareció un auténtico enviado de Dios. Hasta entonces nunca había oído hablar del grupo porque sus discos no habían triunfado en América y en Inglaterra sólo habían sacado una canción de éxito, ‘Whisky in a jar’.

Finalmente hice una prueba con ellos y allí fue donde empezó mi romance con Thin Lizzy. Era Agosto de 1974.