El que fuera representante de Supertramp en las giras de los 70 ofrece una visión desde dentro de la banda en su camino hacia el éxito.

Han pasado muchas cosas en Supertramp desde que hace un año publicaron el aplaudido álbum "Crime of the century". El éxito ha hecho que el grupo haya recibido las mayores ofertas de su carrera hasta la fecha. Cómo han superado este ajetreo inicial y cómo se enfrentan al futuro es sobre lo que pretenden tratar estas palabras.

Ellos abrigan ese aura de misterio que es parte tan integral de Supertramp como "Crime of the century". Les gusta contar pocas cosas sobre ellos mismos, aparte de sus antecedentes musicales. La música de Rick Davies y Roger Hodgson es el vehículo que usan y es lo que les hizo permanecer unidos desde un principio. Pero no sonarían igual sin el resto de la banda: Dougie Thomson, John Anthony Helliwell y Bob C. Benberg.

Mi primer contacto con ellos fue al principio de su primera gira norteamericana. Por entonces yo trabajaba en Canadá dentro del mundo publicitario. El álbum "Crime of the century" corría como la pólvora por todo el país y el grupo iba a dar cuatro conciertos. Todo el mundo esperaba su llegada con ilusión. Cualquier prejuicio que yo pudiera tener sobre ellos se disolvió rápidamente en cuanto nos conocimos para transformarse en una cordialidad única y creciente.

Mis experiencias con Supertramp son relativamente recientes, pero ya he pasado con ellos momentos buenos y extraños, a veces simultáneamente. Más de quince personas viajan con el grupo y contribuyen al espectáculo. Las broncas son variadas y constantes, y todo crea una especie de presión que podría afectar a la gente que no estuviera preparada.

El representante, Dave Margereson, el primer empleado de A&M que entró a formar parte de Supertramp, colabora con su personalidad y su energía a que todo funcione bien. Dave era el director de artistas y repertorios de A&M en Gran Bretaña hasta hace un año, cuando le pidieron que representase al grupo. Su carácter ha influido considerablemente en el estado de ánimo colectivo de Supertramp.

Uno de los aspectos característicos del estado de ánimo del grupo es su constante búsqueda del perfeccionismo. Recientemente Dave y yo nos hemos extasiado ante algún concierto y no hemos podido ocultar lo que sentíamos. El sonido había sido espléndido y el público se había marchado pidiendo más, pero la escena en el camerino después del concierto era pesimista: ¡los músicos creían que podían haber estado más inspirados y que el sistema de sonido podía haber funcionado mejor! Esta escena se ha repetido constantemente durante los últimos meses. Los perfeccionistas nunca están satisfechos.

Esto no es algo sorprendente, pues sucede también en el estudio, donde se presta aún mayor atención a que todo suene bien y en el momento preciso. Grabar un álbum de Supertramp es un proceso largo y penoso. La creación de este tipo de música requiere una preocupación esmerada hasta el detalle. Aunque era difícil reconocerlo abiertamente cuando empezaron las sesiones de grabación de "Crisis? What crisis?" a principios de este verano, todos éramos conscientes de que la sombra de "Crime of the century" se extendía sobre este proyecto.

Ha sido importantísima la participación en las nuevas canciones de Ken Scott, todo un maestro en la producción y miembro honorario de Supertramp, gracias a sus profundos conocimientos sobre el funcionamiento de un estudio. Aparte de lo inmaculado de la producción, no se pueden establecer comparaciones entre "Crime of the century" y "Crisis? What crisis". La diferencia de emociones es muy grande. "Crisis? What crisis?" ha captado otro lado absorbente de Supertramp.