El batería de Supertramp habló con Adam Budofsky, de la revista musical estadounidense especializada en percusión "Modern Drummer", con motivo de la publicación de la edición especial del 40º aniversario del mítico álbum "Crime of the century".


Supertramp siempre ha sido difícil de clasificar. ¿Es una banda pop que tiene debilidad por los arreglos complejos, un grupo de rock progresivo con un impecable toque pop, o algo totalmente distinto? Una cosa sí es segura: la dificultad a la hora de clasificarles nunca ha parecido mermar su popularidad, y sus discos más triunfales, entre los que se encuentran “Even in the quietest moments” y “Breakfast in America”, les mantuvieron en lo más alto de las listas desde mediados hasta finales de los años 70.

El álbum con el que consiguieron despegar en 1974, “Crime of the century”, acaba de ser remasterizado y aderezado con un segundo disco que contiene un concierto de 1975 en el Hammersmith Odeon de Londres, el cual ha sido mezclado a partir de las cintas originales por el habitual mentor de Supertramp en el estudio, Ken Scott, que antes había trabajado con los Beatles, David Bowie y la Mahavishnu Orchestra, entre muchos otros artistas.

Le hemos pedido al batería Bob Siebenberg, a quien los seguidores de Supertramp conocen por los créditos de los discos con el nombre de Bob C. Benberg, que haga memoria sobre las grabaciones de aquel disco, el cual todavía sigue sonando con una vitalidad extraordinaria.


PREGUNTA: Es difícil no utilizar superlativos cuando se habla de “Crime of the century”. Las canciones, los sonidos, las interpretaciones y las ideas tienen mucha fuerza… ¿Erais conscientes entonces de que estabais grabando algo tan especial y dando un salto gigantesco como banda?

BOB: La banda era completamente nueva. Rick Davies y Roger Hodgson habían grabado dos álbumes anteriormente con otras dos formaciones distintas pero sin demasiado éxito. En el nuevo grupo había una verdadera sensación de optimismo y todos nos compenetrábamos muy bien. Sabíamos que formábamos un conjunto de personalidades muy interesante y teníamos una confianza total en nosotros mismos. Aquel fue el primer disco de esa nueva formación, y sentíamos que podíamos hacer algo muy especial. Teníamos todos los ingredientes, el apoyo de la discográfica y entusiasmo a raudales.

PREGUNTA: Tu forma de tocar siempre ha sido elegante, aunque muchas veces tus partes son inesperadas… El ritmo principal de la batería en “Dreamer” y su forma de deslizarse durante la progresión de la canción no son nada típicos. El toque distante en las estrofas de “Bloody well right” es realmente genial. El timbal base y la caja retardada en “Hide in your shell”, los curiosos toques de platillo durante la doble parte vocal de “Rudy”, ese gran acompañamiento cuando entras en la canción que le da título al álbum… Son muchos detalles formidables. ¿Tenías la costumbre de probar diferentes ideas mientras preparabas tus partes en el estudio o en la sala de ensayos?

BOB: Gracias por tus palabras, son muy importantes para mí. El ritmo de “Dreamer” se desarrolló a partir de una idea de Roger. El siempre tenía ideas muy poco convencionales sobre la batería, y a veces resultaban realmente interesantes. Yo filtraba esas ideas y les daba mi propio toque. Lo que mencionas sobre “Bloody well right” es lo que yo entendí que mejor se ajustaba a esa parte de la canción. Sí, siempre he intentado ser creativo y sólido. Mi trabajo era proporcionar un armazón firme pero interesante. Si una parte no requiere que toques, entonces no lo hagas. Las transiciones también pueden hacerse usando sólo sonidos de bombo o baquetas. Y si una parte requiere que toques, entonces hazlo. Dale un sentido y mantén el pulso constante. Todos esos ejemplos que has puesto surgieron de una forma muy natural. Siempre era un proceso basado en hacerlo sencillo, volver a escucharlo y decidir si quedaba bien o no. Eso empezaba en los ensayos, pues solíamos registrarlos con una grabadora de dos pistas y después nos sentábamos a escucharlos y dar forma a las canciones. En el estudio todo evolucionaba a partir de las pistas de acompañamiento, y una vez que escuchábamos los sonidos las cosas podían cambiar. Lo que comentas sobre “Hide in your shell” fue una idea de la fase de producción, es decir, originalmente yo no tocaba así. Se les ocurrió a Roger y a Ken Scott durante una noche especialmente loca.

PREGUNTA: Se aprecia mucha nitidez en tu trabajo con las baquetas… ¿Tuviste un aprendizaje básico mientras empezabas con la batería?

BOB: Debo admitir que nunca tuve ese tipo de entrenamiento. Siempre he seguido mis instintos, y es así como aprendí a tocar: escuchando, imitando y experimentando sensaciones. Crecí tocando en un montón de bandas, y nunca viví en ningún sitio donde pudiera practicar con la batería.

PREGUNTA: En tus ideas creativas sueles utilizar los timbales base más que la mayoría de baterías. En la parte que conduce hasta los coros de “Asylum”, por ejemplo, tienen mucha fuerza. Y la forma en que están tratados con reverberación les hace sonar aún más dramáticos. Es fácil imaginarse que esos momentos eran el resultado de las discusiones entre la banda y Ken Scott… ¿Es así?

BOB: Bueno, lo primero que hay que decir es que tuvimos mucha suerte de tener a Ken al mando de todo. Nunca ha habido en el estudio un productor e ingeniero de sonido mejor que él. Y no quiero menospreciar a nuestro buen amigo Pete Henderson, con el que más adelante trabajamos en varios discos, entre ellos “Breakfast in America”. Pero con Ken era una época diferente en nuestra carrera, y él estaba totalmente absorbido por nuestro álbum y trabajó muy duro para crear algo que impactase a la gente. Ken marcó la pauta de lo que iban a ser nuestros discos durante el resto de nuestra trayectoria. En el caso de “Asylum”, yo había preparado esos sonidos durante los ensayos y luego en el estudio los modificamos ligeramente. Ken los grabó y los hizo sonar como suenan. En el estudio siempre hubo mucha interacción entre nosotros. Todos estábamos en esto juntos, todos nos respetábamos unos a otros, y todos queríamos ir en la mejor dirección, incluido Ken.

PREGUNTA: La calidad de sonido de “Crime of the century” es tan buena como la de cualquier disco que se publique ahora, cuarenta años después, y parece haberse beneficiado de las mezclas… ¿Recuerdas algún detalle de la grabación en términos de micrófonos o mezclas?

BOB: Los arreglos de esas canciones son muy eficaces y están muy bien pensados. Rick y Roger estaban totalmente involucrados en el proceso de grabación, igual que los demás, pero se trataba de canciones que ellos llevaban bastante tiempo preparando, y tenían una idea bastante clara de hasta dónde querían llegar con cada una de ellas. Respecto a las mezclas, fue una tarea en la que todos estuvimos implicados. Cada uno tenía cosas que aportar. En una época previa a la automatización y a la era digital, el trabajo era muy manual.

PREGUNTA: ¿Recuerdas qué equipo utilizaste en aquellas sesiones?

BOB: Cuando me marché de Los Angeles a Londres en 1971 me llevé conmigo mi batería, una Champagne Sparkle de Ludwig que había comprado en 1965. Tenía un bombo Ludwig de 26 pulgadas con dos timbales encima y otro en el suelo, un Rogers 16x18 que conseguí en Londres. La caja era una Gretsch de madera. Los platillos estaban bastante deteriorados después de tantos años de uso. Todos eran Zildjian excepto el plato aéreo, que era un Zyn de la época en que tocaba con Bees Make Honey. Todo el equipo, excepto los platillos dobles, lo cambié después de grabar el álbum y ganar algo de dinero.

PREGUNTA: Algunas canciones de “Crime of the century” tienen entradas de batería muy dramáticas, que a veces se producen incluso un par de minutos después del comienzo de la canción… Cuando las interpretas en directo, ¿estás deseando empezar a tocar mientras la tensión va en aumento antes de que llegue tu turno?

BOB: Bueno, sí, supongo que se puede decir que sí. Estar sobre el escenario con Supertramp por entonces era algo que requería mucha concentración, y yo siempre estaba atento y muy metido en la canción. Empezaba a tocar en mi cabeza a medida que se aproximaba el momento de entrar, y mi cuerpo comenzaba a moverse como si ya estuviera tocando. Así que se puede decir que yo ya estaba tocando antes de empezar a tocar. Se trata de una gran banda de la que formar parte, y siempre ha estado muy centrada en la música.