Phil Sutcliffe, de la publicación musical británica "Sounds", asistió al concierto de Supertramp en el Hammersmith Odeon de Londres durante su gira "Crisis Tour".

Nunca había visto un público tan fervoroso como el de la otra noche en Hammersmith. Casi todas las canciones fueron recibidas con una explosión de aplausos como si se tratase de Sinatra interpretando las primeras notas de "My way".

Sin embargo, imagino que las razones son distintas. Creo que el público ha reconocido en Supertramp un nuevo talento y quiere que este dure mucho tiempo para disfrutar una gran cantidad de música que les ayude a superar esta crisis (¿qué crisis?).

Así pues, la gente quiere a Supertramp, y eso es una sorpresa, porque es uno de los grupos más fríos que he visto en mucho tiempo. John Anthony Helliwell es el único que parece conectar con el público, y probablemente sus ademanes casi de marioneta hablen por sí mismos: ese no es el hábitat natural de los demás músicos. Incluso la iluminación se utiliza casi por completo para el escenario. No hay rayos de luz que nos unan a ellos desde el auditorio.

Y su música, interpretada con precisión suprema, rara vez te hace ponerte a saltar, así que la reacción de un observador imparcial difícilmente sería de excitación, excepto por supuesto cuando tocan sus singles "Dreamer" y "Lady". Sean o no temas preparados para llegar a las listas de éxitos, a mí me parecieron los momentos culminantes del concierto, porque el sudor empezó a inundar mi frente, y es entonces cuando este animal musical sabe que se está divirtiendo…

Sin embargo, incluso teniendo una sensación más académica respecto al resto del concierto, algunas de las nuevas canciones destacaron bastante, como la melancólica e interesante “Poor boy”, o la voz de duende furioso de Hodgson rompiendo la calma del auditorio en “The meaning”, o el derroche de energía a base de piano y guitarra estridente que hicieron en “Ain’t nobody but me”. También me quedé admirado con una secuencia de “fade out” que jamás había visto ejecutar tan bien a ninguna banda.

Antes del concierto, Joan Armatrading, exquisitamente acompañada por The Movies, demostró una vez más que es la mejor cantante de Gran Bretaña de cualquier forma, tamaño o sexo. Y si alguien insiste en que es de St. Kitts, me callo porque no he escuchado a ningún otro cantante de St. Kitts y es posible que los haya mejores. Pero ella me pone la piel de gallina y el vello de punta.