Crónica de Marie France Pellerin sobre el concierto de Supertramp en Montreal, publicada en el periódico "Le Journal de Montreal".

Genesis sobrevivió dignamente a la marcha de Peter Gabriel, quien fue sustituido con energía por Phil Collins. Supertramp, sin embargo, difícilmente podrá recuperarse de la ausencia de su cantante, Roger Hodgson.

Durante su actuación en el Bell Centre la noche de este jueves dentro de su gira ’70-10’, la banda de rock británica ofreció un espectáculo que seguramente no pasará a la historia, aunque sí vivió algunos momentos de cierta envergadura.

Esta gira celebra simultáneamente el 40º aniversario del grupo y la publicación de su primer álbum homónimo, que fue editado en 1970, pero faltaba un músico muy importante. Las frías relaciones entre Rick Davies, fundador, cantante y teclista de Supertramp, y Hodgson, que dejó la formación a principio de los años 80, no son un secreto de estado.

Por otra parte, Davies ha afirmado que decidió no reclutar para la gira a su antiguo colega con el fin de preservar la armonía dentro del grupo. Le concedemos el beneficio de la duda, pero es evidente que el registro vocal de Hodgson es mucho más reconocible que el de Davies.

Acompañado por los miembros originales John Helliwell (saxofón) y Bob Siebenberg (batería), Davies arrancó el concierto con ‘You started laughing’ y ‘Gone Hollywood’. Sin embargo, hubo que esperar a ‘Ain’t nobody but me’ para que el público empezase a disfrutar de la actuación.

“Tenemos una relación muy especial con Montreal. Fue aquí donde dimos nuestro primer concierto en Canadá, allá por 1975”, dijo Helliwell (Davies apenas se dirigió al público) antes de lamentar el hecho de haber tenido que desayunar en Toronto. La anécdota, evidentemente, sirvió para presentar ‘Breakfast in America’.

‘Cannonball’ y ‘Poor boy’ volvieron a rebajar la energía hasta un punto muerto, mientras que ‘From now on’ cosechó una ovación parcial entre el público. Temas inevitables como ‘Give a little bit’, ‘Downstream’, ‘Rudy’, ‘Bloody well right’ y ‘Another man’s woman’, este último con un endiablado solo de piano a cargo de Davies, llenaron el graderío de un fervor popular.

La máquina musical estuvo en todo momento bien engrasada, repasando convenientemente los discos más relevantes de la formación, pero faltó ese pequeño toque de magia, y probablemente también de entusiasmo, tanto en los músicos como en los 9.469 espectadores que permanecieron sentados prácticamente a lo largo de todo el concierto.

Las limitaciones vocales de Davies también se hicieron notar en algunas canciones, sobre todo en ‘Rudy’. En otras canciones les cedió el micrófono a Jesse Siebenberg (hijo del batería) y Gabe Dixon (uno de los cantantes de acompañamiento). Fue el caso de temas como ‘Give a little bit’, ‘It’s raining again’, ‘Take the long way home’ y ‘The logical song’, que fueron algunos de los más aplaudidos.

Aunque la interpretación de todas estas canciones fue bastante digna, no es sencillo reemplazar a una voz que hizo historia. Roger Hodgson sigue siendo inimitable, y los fans más incondicionales podrán comprobarlo el 28 y el 29 de Octubre en la Sala Wilfrid Pelletier de la Place des Arts.