Crónica de George Kanzler en relación al concierto de Supertramp en la localidad norteamericana de East Rutherford durante la gira "Famous Last Tour", aparecido en el diario regional "New Jersey News".


Los preludios y las codas, junto a otros mecanismos orquestales, siguen formando parte del rock de Supertramp. Por eso se han ganado la etiqueta de "rock artístico".

Pero, a juzgar por la actuación en East Rutherford, este grupo británico hace un pop que podría ser fácilmente catalogado de "rock cinemático en pantalla a todo color".

Supertramp presenta uno de los espectáculos más elaborados del circuito en cuanto a iluminación, un caleidoscopio con los colores del arco iris que cambia constantemente y que impregna el blanco escenario de todo tipo de matices. Con tres pedestales y media docena de teclados, el escenario es ideal para absorber todo el impacto de las luces de colores.

Pero a pesar de lo pretencioso de las películas, las oberturas, los pasajes rapsódicos y los ocasionales intentos de profundidad en las letras, Supertramp tiende a suavizar todo con lo que los británicos podrían llamar una alegre afinidad por las brillantes melodías y el gancho pop. "The logical song", "It's raining again", "Give a little bit" y muchas otras canciones tienen un lado pop que asoma como una golosina entre las densas texturas instrumentales.

Y aunque los momentos de rock están muy cotizados en los conciertos de Supertramp, se compensan con versátiles acercamientos al colorido instrumental, casi tan rico y variado como su espectáculo de luces. Dominan los teclados, pero los saxofones de John Helliwell le proporcionan una nota humana a todo el proceso, y la guitarra acústica de Roger Hodgson le da un bonito contraste a los masivos acordes de los sintetizadores y los teclados.

Vocalmente el grupo también ofrece contrastes. El tono suave de Hodgson contrasta como voz principal con el de Rick Davies, más áspero y de estilo blues. Y los otros miembros de la banda, junto a dos músicos adicionales, cantan algunas armonías de falsete a los coros, algo que contrasta bruscamente con la voz principal de Davies en "Goodbye stranger".

El nivel del sonido y la forma de mezclarlo fueron muy buenos, y llevaron la música de Supertramp a todos los rincones del recinto.