Susan Green, redactora de "The Burlington Free Press", habló con Roger Hodgson y Dougie Thomson en plena gira del álbum "Even in the quietest moments"...

 

¿Por qué será que nunca sucede nada normal en este estado? Todo parece estar tocado por algún extraño recodo del destino, tal vez para recordarnos que somos minúsculos dentro de la gran estructura de las cosas.

La mañana del martes no parecía prometer una entrevista con Supertramp, el grupo de rock que había tocado el lunes en el Memorial Auditorium. Después de toda una noche caótica intentando oir el concierto, no me encontraba en condiciones de hacer ninguna pregunta inteligente a los tres ingleses, el escocés y el americano que componen Supertramp.

Así que se concertó una cita provisional para la mañana siguiente con su publicista, quien prometió reunir a los miembros del grupo. El publicista fue incapaz de localizar a ninguno, por lo que me fui tranquilamente a ocuparme de mis asuntos, los cuales, a primera hora de la tarde, incluían la compra en un supermercado local.

Mientras me inclinaba hacia un tonel de arroz marrón, vi con el rabillo del ojo al guitarrista, vocalista y compositor de Supertramp exprimiendo pomelos orgánicos al otro lado de la tienda.

Me presenté yo misma a Roger Hodgson, cuya voz aguda y fascinante había atraído la fantasía de la audiencia universitaria de la noche anterior. El me presentó al bajista, Dougie Thomson, y acordamos una entrevista para después de terminar nuestras compras.

En la cocina, después de unas cuantas tazas de té de trébol rojo, nos pusimos a hablar sobre el estilo de música de Supertramp.

"Si volvemos a tocar aquí, traeremos seguridad con nosotros", dice Hodgson, natural de Oxford, Inglaterra. "Es un buen lugar para tocar. No pasa nada con esos chicos del concierto. Sólo fue una interrupción en la comunicación".

"Siempre hemos pensado que nuestra música era algo así como lo contrario a la violencia. Nos gusta hipnotizar a la gente con nuestro espectáculo. Ellos se liberan con la música y las letras", dice Thomson con un melódico acento escocés de Glasgow.

Les pregunto por la letra de la canción "School", de su famoso álbum "Crime of the century", que dice cosas como: "No hagas esto y no hagas aquello. ¿Qué están intentando lograr? Hacer de ti un buen chico. ¿Saben lo que es eso? No les critiques, son mayores y sabios. Haz lo que te digan, no querrás que el diablo aparezca y te saque los ojos. Tal vez yo esté equivocado esperando que luches..."

Hodgson se lo piensa un momento. "Hay dos tipos diferentes de revolución en las letras. Una de ellas incita a los que escuchan a levantarse y empezar a gritar "esto está mal, esto está mal". Y la otra, que les sugiere que deben tener cuidado con lo que está pasando y que busca originar un cambio. El mundo necesita eso ahora", dice.

"La canción "School" arremete contra el sistema educativo, lo que es fácil para nosotros después de haber pasado por él. Al llegar a nuestra edad (los dos tenemos 27 años) y mirar hacia atrás conlógica, vemos que la escuela no nos enseñó demasiado, o si nos enseñó algo fue cómo no educar a los niños".

Thomson añade "No es tan fácil si estás dentro. Obviamente puede ser frustrante".

"Supertramp tiene muchas caras", dice Hodgson. "Hay una cara ‘boogie’, una cara de improvisación, una cara ‘jazz’, una cara dramática (lo que es realmente ‘Crime of the century’). Lo único que pasa es que parece que mucha gente nos ha etiquetado únicamente dentro de esa cara".

Ambos coinciden en que todos los miembros del grupo han cambiado mucho desde que llegaron a Estados Unidos y, por consiguiente, su música ha evolucionado hacia nuevas esferas, una de ellas la espiritual.

"La música en sí misma es espiritual a todos los niveles", dice Hodgson. "Yo busco lo espiritual. Lo que la mayoría de los músicos buscan (la mayoría de mis ídolos en el pasado) es el éxito. Y después, cuando lo consiguen, parecen destrozados porque no hay ningún sitio más al que llegar. Y entonces su obra se desmorona. A casi todos los grupos de los años 60 les he visto en esa situación. Muchos de ellos se dedicaron a las drogas, o a su mansión, o a su coche, se divorciaron de la realidad. Afortunadamente, si el éxito te hace volverte un poco loco, al saber que estoy buscando algo más, espero seguir cuerdo".

¿Qué es ese "algo más"? "Bueno, darle un sentido a mi vida. Dios me ha dado la música. Por suerte puedo ser un vehículo para aprender más de mí mismo y también ayudar a otros con lo que aprendo", dice Hodgson. "Todos nos dejamos llevar por el sueño de los Beatles. Los Beatles nos demostraron cómo la música puede cambiar el mundo".

"Necesitamos respetarnos unos a otros individualmente", dice Thomson.

"La música rock de hoy en día parece desprovista de algo significativo", dice Hodgson. "En los años 60, había esperanza de verdad, porque fue una explosión, porque la gente cantaba sobre cosas que significaban algo. Esto va por ciclos. Tal vez haya otra explosión en los 70".

"Sí", dice Thomson. "Se ha pasado de moda expresar preocupaciones. La gente tiende a eludirlo. Pero, en el fondo, detrás de la fachada, cada uno está tan confuso como los demás".

El siente que América es "el espejo de lo que está pasando en el mundo. Aquí están todos los problemas y todas las soluciones. En Inglaterra, la gente todavía va por ahí con anteojos. Esa resistencia a cambiar es lo que les hace estar anclados, mientras que aquí la gente está deseando hacer cambios".

"Siempre me pregunto de dónde salen las canciones", dice Hodgson mientras ríe. "Si supieras cómo empezó Supertramp hace siete años, tendrías que creer en una especia de fuerza guía. Si esa fuerza guía está ahí, entonces tiene que haber también una fuerza que guía nuestra música. Supongo que todos los pensamientos y la música se extraen del cosmos. La música llega a través de mí. Soy una especie de emisora. Y así, cuanto más positiva y pura haga la transmisión, mejor será la música".

En su último álbum, "Even in the quietest moments", hay una canción dedicada a "Babaji", un "gran espíritu como Cristo y Krishna".

"Toda mi vida", dice la canción, "he sentido que estabas escuchando, buscando formas de ayudarme a seguir entonado. Señor de mis sueños, aunque la confusión sigue intentando engañarme, ¿qué es lo que me hace creer en ti? Babaji, ¿no vas a venir hacia mí? ¿No vas a ayudarme a enfrentarme a la música? Hazla pública para que podamos
cantarla, ayúdanos a encontrarla antes de que la perdamos..."

Tras unas horas de té y conversación, los dos rockeros se marcharon en su fantástica caravana, hacia la próxima ciudad y el próximo concierto.

¿Que si me quedé impresionada por su música, su misterio y sus modales? Tenéis toda la jodida razón ("bloody well right"), es cierto.