Amplio e interesante reportaje de Harry Doherty para la revista musical inglesa "Melody Maker", realizado en plena gira de "Breakfast in America" y en el que se pueden apreciar claramente las fricciones existentes entre Rick Davies y Roger Hodgson en aquella época.

 

Son las 2 de la madrugada en el aparcamiento del Coliseum de Cleveland, y la correa del ventilador de la caravana de Roger Hodgson acaba de romperse. Nos hemos quedado tirados, y el bebé llora. Y Roger quiere hablar de los poderes psíquicos de la música. Le presto atención.

"El rock and roll sólo está rozando lo que es posible para la música", afirma. "Yo pienso en el rock and roll como en algo muy primitivo, pienso en lo que hacemos como en algo muy primitivo. Ni siquiera hemos empezado a explorar. Nos hemos olvidado del poder de la música. En la Antigüedad lo conocían, y nosotros lo estamos redescubriendo muy despacio. La música tiene el poder de curar, de hipnotizar, de hacer que la gente esté triste, contenta, alegre. Me gustaría descubrir cómo hacerlo".

Rick Davies probablemente diría que eso no son más que sandeces. Roger Hodgson y Rick Davies son las personalidades opuestas, el filósofo y el realista, que componen, cantan y tocan con Supertramp. Ahora mismo Supertramp es un gran negocio en América. Han hecho un álbum que bajó del número 1 al número 2 y que esta semana ha vuelto al número 1. Su gira actual por Norte América, una ronda de cincuenta conciertos de masas, atrae a audiencias de más de diez mil personas por noche.

Los Supertramp son británicos, han publicado seis álbumes (cuatro con la actual configuración de músicos) y ahora residen en Los Angeles. "Breakfast in America", el último disco de la saga, puede ser interpretado como una visión cínica del estilo de vida americano. Ellos mismos tienen opiniones contradictorias sobre el tema: algunos admiten que se trata de una visión de los Estados Unidos, mientras que otros lo niegan.

"Es una equivocación", dice John Anthony Helliwell, el ligeramente excéntrico saxofonista del grupo, "mirar en profundidad las letras. Seguramente el tono hurga en ciertos elementos del estilo de vida americano, pero la cosa no pasa de ahí". Sin embargo, frases como "demasiados lameculos en Hollywood" y "ves la televisión, que te dice lo que debes hacer" consiguen que sea difícil tragarse esa diplomacia.

Bob Benberg, el afable batería californiano, está realmente sorprendido por esa interpretación. No se le había pasado por la cabeza. "No creo que deba tomarse como un gran comentario social", propone no demasiado convencido.

Al bajista, el escocés Dougie Thomson, no le importa vivir en California. De hecho, le encanta. El buen tiempo le permite dedicarse a actividades (como navegar) que le resultaría imposible llevar a cabo en su querida tierra natal.

Así pues, corresponde a los compositores, Hodgson y Davies, aclarar el asunto. Aquí somos testigos por primera vez de las grandes diferencias que hay entre ambos.

El curioso Davies, que parece el más cansado mientras la gira se acerca a su fin, confiesa de inmediato su aversión por la Costa Oeste en particular. Entonces, ¿por qué se han instalado allí?

"Bueno", explica pausadamente, "mientras vivamos en Los Angeles será difícil decir que no nos hemos asentado en América. No creo que sea un sitio en el que nadie quiera asentarse, ni siquiera los americanos. Es una especie de limbo, una relación amor-odio para mí. Suelo dar un suspiro de alivio cuando llego allí. La televisión de aquí es horrible".

Hodgson no le da mucha importancia a la interpretación sobre "Breakfast in America", aunque algunas de las observaciones contenidas en el álbum son suyas. Pero no puede disimular que la libertad social en California le permite expresar sus creencias religiosas mucho mejor.

"Empecé con el yoga y los temas espirituales en Inglaterra, pero puede decirse que la cosa fructificó en California. El yoga se considera algo raro en Inglaterra, pero no en California. La gente lo respeta y muchas personas lo practican. Pasa lo mismo con lo de ser vegetariano. En Inglaterra, si eres vegetariano eres un tío raro. También está lo del clima. En California te gusta vivir sano porque te sientes bien. En Inglaterra, desafortunadamente, vives prácticamente dentro de un impermeable. Esa es mi mejor razón para vivir en California".

Así que parece que no hay un concepto deliberado para el álbum. Lo que pasa es que la gente lo busca, según dice, a modo de resaca de la época del "Crime of the century", el disco que captó la atención del público en 1974.

"Sólo se trata de una colección de canciones. Elegimos ese título porque nos pareció divertido. Representa lo divertido del álbum. Hay algún comentario sobre América, pero no es premeditado".

Sería mejor, según sugiere Rick Davies, que los oyentes sacaran sus propias conclusiones. También habla del proceso de grabación en los discos de Supertramp: "No hay ningún músico que sobresalga en el grupo", explica. "Por eso creo que tenemos que ser bastante quisquillosos con la producción". Pero parece especialmente afectado con que hayan tardado ocho meses en grabar el álbum. "En realidad, es un período de tiempo ridículo".

Dice que Roger domina la producción. "Y se le agradece. Si yo hiciera un álbum en solitario, elegiría al mejor productor y le dejaría hacer. Yo me he escaqueado bastante, se me hace muy aburrido. Entras ahí y están trabajando con cierta parte, y cuando vuelves cinco horas después, siguen con lo mismo. Pero estoy muy agradecido con el resultado. Sólo habría añadido confusión si me hubiera quedado por allí".

Hodgson asegura que el responsable de su fama de alta fidelidad es Ken Scott. "Tenemos una reputación que habla de una gran calidad, así que no podemos publicar nada con un mal sonido. Es algo que merece la pena, pero si por mi fuera, me iría a casa con mi grabadora estéreo de ocho pistas y sacaría un álbum a partir de ahí".

"Los discos que me gustan no tienen una gran calidad de grabación. Si escuchas el material de los Beatles, es terrible. Está grabado de forma abominable, pero no te das cuenta porque el ambiente es perfecto. Nosotros vamos haciendo eso poco a poco. Hay mejor ambiente en el 'Breakfast in America' que en discos anteriores. De alguna forma, por eso hemos tardado tanto. Estuvimos a punto de perderlo y tardamos tres meses en recuperarlo".

Otro ingrediente esencial en Supertramp son sin duda sus largas giras. Cuando graban, se meten en un estudio durante meses, y cuando salen de gira, no dejan las cosas a medias. Esta no es la primera gira de nueve meses en la que se embarcan. De hecho, está será la última gran gira de Supertramp, uno de los pocos asuntos en los que Rick Davies y Roger Hodgson están totalmente de acuerdo. La decisión parece que ya ha sido tomada.

Los dos compositores saben que es necesario ir más despacio para que su creatividad, conjunta y por separado, pueda alcanzar el máximo potencial. Cuando hablamos sobre la gira, Davies pone una expresión de dolor. "Creo que tendremos que usar el tiempo de una forma un poco más creativa que en giras que nunca se acaban, porque esto va a terminar matándonos. Tendremos que comprenderlo".

Dougie Thomson señala que Supertramp está atrapado en el círculo comercial de salir de gira - grabar un disco - salir de gira, y lamenta que eso sea algo difícil de romper.

En realidad, podría parecer sorprendente que Supertramp tenga una gran reputación como grupo de giras. Ellos deberían ser considerados, sobre todo, un grupo de estudio, con intereses secundarios sobre salir de gira, lo que les permitiría respirar creativamente. Pero ese no es el caso y Davies está particularmente obsesionado con romper este sistema, confiando en que puedan hacer giras más reducidas en el futuro.

Sus composiciones, dice, han sufrido mucho con esto. "Las cinco canciones que escribí para 'Breakfast in America' son las únicas que he compuesto en tres años. No puedo concentrarme cuando estamos de gira. Sólo pienso en el lugar al que nos dirigiremos el día siguiente".

"El problema es que tres miembros del grupo no componen. Depende de ellos encontrar sus huecos para cuando el grupo no está de gira. La cosa se reduce a preguntarse '¿podremos sobrevivir sin los demás mucho tiempo? ¿Podremos existir en nuestro pequeño mundo y después volver a reunirnos como Supertramp?'. Es difícil, porque a John le encanta salir de gira. Es lo que más le gusta, mientras que yo estoy deseando irme a casa. Lo siento por él. Es cuestión de ser capaz de soportar eso".

Roger, más pragmático en algunos temas que el ultra-sensible Davies, no tiene ninguna crisis de conciencia. Ya lo ha decidido: está dispuesto a acabar con las giras antes de que las giras acaben con él.

"Salir de gira cada vez me gusta menos. Creo que esta va a ser la última para mí. Probablemente será la última para todos nosotros. Hay más cosas en la vida. Todavía nos gusta tocar ante la gente porque eso va en la sangre de un músico, pero prefiero tocar la guitarra acústica en una sala llena de gente que actuar ante quince mil personas. Me siento mejor recompensado, es totalmente distinto, pero prefiero la intimidad, que pierdes por completo cuando tocas en sitios así".

"Esto es un espectáculo. Me siento parte del espectáculo, no me siento como yo mismo. Pero en una sala llena de gente sabes que cada pequeña sutileza va a ser captada. Artísticamente, nuestro espectáculo es como una representación. Salimos por ahí y hacemos la misma representación cada noche, tal vez variándola un poco en función de cómo nos sintamos y cómo nos compenetremos los actores. Así es como lo veo. Es como una experiencia que la gente viene a ver. Esa es nuestra mayor motivación, que la gente quiera verlo, y creo de verdad que este es uno de los mejores espectáculos de rock que ha habido jamás".

"Pero por ahora no siento que esto me enriquezca musical o artísticamente. De momento, se trata básicamente de mi trabajo. Es algo que tenemos que hacer con el fin de ganarnos la libertad para poder desarrollarnos artísticamente, lo que significa apartarse de las giras".

"Es algo que tengo muy claro. No creo que podamos hacer mucho más con las canciones. Ya lo hemos hecho, el espectáculo es lo mejor que puede ser. Lo único que podríamos hacer ya con las canciones y la iluminación es aumentarlas, y no veo el sentido de ello, porque no queremos algo más grande. Al final de esta gira será el momento de dar un paso adelante".

“Rick dijo una vez algo sobre los Beatles: que su período más creativo llegó cuando dejaron de hacer giras. Pudo ser una coincidencia, pudo ser el LSD... Pero creo que hay una gran verdad detrás de eso. Ir de gira es vivir en un mundo irreal. No tienes los pies sobre la tierra. Es curioso, pero aunque tengo confianza en el espectáculo, no lo echaré de menos cuando dejemos de hacerlo".

Vi dos veces a Supertramp tocar en América, una vez delante de quince mil fanáticos en Búfalo (una ciudad donde afirman que fueron los primeros en adoptar al grupo, y donde una emisora de radio local fue la primera en apostar por "Crime of the century" y su single "Dreamer"), y otra ante diez mil personas más críticas en Cleveland, una zona nunca visitada antes por la banda. En ambas ocasiones me quedé impresionado, por no decir que me convertí a la causa.

Lo cierto es que el grupo cumple con lo que el público les pide, con un espectáculo agotador de dos horas y media que puede no ser suficiente para un fanático de Supertramp, pero que yo encontré un poco largo. Ellos aseguran que no pueden recortarlo más y que ya han eliminado algunas canciones.

Me pareció interesante y curioso que, por su reputación como ases en el estudio, tuvieran un directo tan potente. Canciones que carecen de vitalidad en el vinilo cobran vida milagrosamente en un concierto. Me refiero, sobre todo, a la espléndida y conmovedora balada "From now on" de Davies y a la poderosa epopeya "Fool's overture" de Hodgson. Ambas resultan enormes sobre el escenario.

La faceta conmovedora de Supertramp no suele destacar al examinar la música del grupo, pero yo me la he encontrado en abundancia, aunque a veces disimulada (no me preguntéis por qué) tras un par de arreglos duros. Casi siempre emana de la personalidad sombría de Rick Davies, pero el saxofón de John Helliwell ayuda a darle énfasis.

Helliwell también intenta darle al grupo otra imagen distinta de la de poetas entregados, consciente del peso de los arreglos musicales y la necesidad de proyectar algo más. Su encantador descaro inglés encuentra el favor del público americano, con frases como "la banda que me acompaña y yo tocaremos ahora..." o "Roger Hodgson tocará conmigo en la siguiente canción".

Helliwell es un veterano de la eclosión del jazz de principios de los 60 (por entonces tenía 14 años), y su saxofón ha tocado con Jimmy Ruffin, Johnny Johnson y Arthur Conley, además de estar una época con Alan Bown Set. Ahora ya sabéis de dónde viene su estilo, que encaja a la perfección en "The logical song".

Esa puede ser una de las razones por las que Supertramp ha despegado con fuerza en Estados Unidos. El grupo confiaba en que el mercado estaba aquí, lo cual se reflejó en su decisión de dejar Inglaterra, después del paso que dieron con "Crime of the century", e irse a vivir a Los Angeles, quedando a entera disposición de A&M, y suplicando virtualmente ser "explotados".

Pero pocos podían pensar en el impacto que tendría "Breakfast in America" a este lado del Atlántico. Benberg apostó cien dólares con Rick Davies a que el álbum se colocaría entre los cinco primeros en las listas. A Davies nunca le alegró tanto perder una apuesta.

Roger Hodgson, por su parte, estaba convencido del destino del disco. "Siempre supe que iba a ser un gran álbum. Sabía que nuestra hora había llegado, y si no hubiera sido así, el gran hombre del cielo nos estaría gastando una broma. Tenía la sensación de que esto iba a suceder, por el mero hecho de que llevábamos mucho tiempo luchando por ello".

"Breakfast in America" es un álbum muy distinto de sus predecesores y el grupo lo sabe. Se habían ganado una reputación produciendo epopeyas conceptuales, y han decidido cambiar las tornas publicando un álbum pop, incluida la canción que da título al disco, escrita ocho años atrás por Roger Hodgson.

"Si de Rick dependiera", revela Roger furtivamente, "esta canción tampoco habría sido incluida en este álbum. Nunca le ha gustado la letra, es muy intrascendente: 'échale un vistazo a mi novia...'. A él le va más darle forma a una canción, habría preferido que cambiara la letra por otra más extraña o más relevante. Yo lo intenté, pero no funcionaba, así que me quedé con la original".

"Elegimos las canciones para el disco buscando un sentimiento de diversión y cordialidad. Creo que teníamos la sensación de que habíamos hecho tres álbumes muy serios (‘Crime of the century’, ‘Crisis, what crisis?’ y ‘Even in the quietest moments’) y de que era la hora de mostrar nuestro lado más ligero".

Davies admite que no estaba muy entusiasmado con la canción ni con el título del álbum, pero se aproximó a la forma de pensar de Roger al ver el disco en un contexto más amplio. "Ese título casi anuncia canciones pop. El tema 'Breakfast in America' no dice gran cosa, ni tampoco 'Oh darling' y 'Goodbye stranger'. El lado pop siempre ha sido parte del carácter del grupo. Tal vez haya estado un poco oculto por las comparaciones con Genesis, pero siempre ha estado ahí. En cierto modo, es más fácil componer obras menores que una canción pop pegadiza. Eso no es nada sencillo. Roger tiene montones de ellas, ¿sabes?".

Rick Davies y Roger Hodgson gobiernan Supertramp con puño de terciopelo. Su influencia es discreta pero firme. Hay una regla no hablada por la que la intimidad de los individuos del grupo no debe ser infringida. Supertramp es una familia cerrada.

En tres días con el grupo, no vi a Davies y Hodgson conversar ni una vez, aparte de los saludos de cortesía. Son dos personalidades muy diferentes, pero ambos componen canciones interesantes, con una profundidad de contenidos que a menudo es pasada por alto al aplaudir (o criticar) la delicadeza y la belleza de su música. ¿Quién puede negar su comprensión por la letra de "The logical song"? La exactitud de esa letra no es casualidad, es la marca de la mayoría de las canciones de Davies y Hodgson. Con respecto a "Crime of the century", "The logical song" tiene su precedente en "School". Fue, sin embargo, tras "Crime of the century" cuando Hodgson y Davies empezaron a distanciarse. El filósofo encontró a Dios. El realista encontró la realidad.

Rick Davies da  vueltas en el camerino mascullando incoherencias. Dougie Thomson dice en voz baja que lleva un par de días que parece una cría de oso. Le duelen los oídos. La gira está acabando con él.

Davies es introvertido y protege celosamente su intimidad. No habla mucho con nadie. Ocasionalmente muestra su socarronería, como cuando llegamos al Holiday Inn de Cleveland, donde estaban reconstruyendo la fachada. "Esto es nuevo, ya nos destrozan los hoteles incluso antes de que lleguemos", dijo. Siempre está en guardia.

"Tenemos una relación extraña", comenta Hodgson. "Siempre ha sido así, los dos somos un poco raros, y nunca hemos sido capaces de comunicarnos mucho verbalmente. Hay un vínculo muy fuerte entre nosotros, pero es a nivel musical. Cuando tocamos juntos, hay una empatía increíble. Su forma de componer, más terrenal, muy rock and roll, se compensa con mi estilo más ligero y melódico".

"Sin embargo, él nunca ha sido un tipo con el que sea fácil comunicarse. Conozco a muy pocas personas capaces de contactar con él. No es nada abierto con la gente, aunque quiera serlo. Se preocupa mucho, ese es el problema. Es muy susceptible".

Davies está al corriente del aire de desesperación, paranoia y cinismo que caracteriza sus canciones, pero no está dispuesto a revelar mucho más del contenido de sus letras. "Son sentimientos que tienes de vez en cuando", señala. "Lo cierto es que el álbum 'Crime' tenía ese aspecto de cinismo. Fue calculadamente un poco más cínico que sentimental".

Cito las conexiones entre "School", el primer tema del "Crime", y "The logical song". "School fue un engaño, de alguna forma. No sé si Roger podría establecer muchas relaciones con esa canción, aunque yo noto la conexión con 'The logical song'". Sonríe maliciosamente. "Roger pasó desde un colegio privado a un grupo de rock, así que su experiencia personal en ese área está un poco limitada. El es de un colegio privado".

Acosado sobre los elementos paranoicos de sus canciones, Davies revela algo más. Se hace evidente que el deterioro de su relación con Hodgson es una razón significativa para el tono de sus letras.

"Es algo muy personal", dice tímidamente. "No creo que haya podido expresar ni la mitad de las frustraciones que he sentido. Tal vez lo hice con 'Nervous wreck', pero no tanto como con 'Casual conversations'. Esa canción es muy personal para mí. Puede aplicarse a la gente, y también a una relación de pareja. Pero supongo que somos Roger y yo en cierto modo, yo intentando comunicarme con él sin conseguirlo". Una parte de "Casual conversations" dice "no importa lo que te diga / tú nunca me escuchas / no sé qué es lo que estás buscando".

Parece que hay varios puntos críticos. "Oh, sí. Eso es lo que le pasa a este grupo. Tenemos muchos puntos de crisis, pero nunca explotamos. La gente no quiere llegar hasta ese extremo. Supongo que eso es lo que nos hace seguir juntos".

Un aspecto apasionado de controversia con Davies son las letras de las canciones. Se preocupa mucho por ellas, y le afecta que la otra mitad no se comprometa igual en este área. "Probablemente yo me molesto con las palabras más que nadie", dice. "Creo que 'Logical' es bonita. Me gusta 'Casual conversations', pero creo que 'Goodbye stranger' y 'Oh darling' podrían haber sido un poco más profundas. Siento como si me faltara alguien que me ayudara con las letras. En los otros aspectos (cantar, tocar, hacer arreglos), siempre tengo a alguien encima para sacar lo mejor".

A veces Davies se ha opuesto con fuerza a algunas letras específicas. Por ejemplo, no le gusta que Hodgson se meta en la religión con las canciones de Supertramp. "Le insistí a Roger con respecto a 'Lord is it mine', pero él lo hizo a su manera". Se calla durante un segundo. "Normalmente lo hace. Quiero sacarle un poco de ese terreno, si no lo hace él, porque está muy metido".

Pero como artista, ¿no tiene derecho a escribir lo que sienta? Davies no está de acuerdo. "En un grupo, tienes que ser un poco flexible. Estaría bien si hiceras un álbum en solitario, entonces tú eres el artista. Pero en este contexto lo más importante debe ser el grupo, y creo que eso ya se ha comprobado varias veces".

Irse a América, aunque ha lanzado la carrera de Supertramp, ha enfatizado las crecientes diferencias de fondo y filosóficas entre Davies y Hodgson. Davies, por ejemplo, cree que es significativo que él se haya casado con una chica de Nueva York ("algo totalmente distinto"), mientras que Hodgson se ha casado con una californiana. Con una gran dosis de sarcasmo, se explica: "Roger, especialmente en California, ha encontrado mucha gente de esa que busca el alma y el espíritu, y se va a su comuna, y todo eso...".

Roger Hodgson levita alrededor como el Espíritu Santo. Vestido de blanco, como un retrato angelical, podría hacerse pasar fácilmente por el doble de Robert Powell en "Jesús de Nazaret".

Es el polo opuesto a Rick Davies, más dispuesto a compartir sus sentimientos y menos gruñón, mientras se ocupa de su búsqueda de La Luz. Cuando Davies parece llevar todas las preocupaciones del mundo sobre sus hombros, la perspectiva despreocupada de Hodgson crea un llamativo contraste.

Su poco ortodoxa forma de ir de gira es una de las razones por las que él no está tan acomplejado como su homólogo. Mientras el resto del grupo recorre América en jet privado, Hodgson, su mujer y su hija de ocho semanas les siguen en su caravana.

"Una de las razones por las que ir de gira es tan agotador es porque no tienes un lugar como referencia", explica. "Lo mejor de una caravana es que tienes tu propio espacio. Una caravana es una habitación de hotel con ruedas, pero por lo menos es tu propia habitación de hotel".

El está al corriente de sus diferencias con Davies, y cree que básicamente proceden de sus orígenes. Hodgson entró en Supertramp desde el colegio privado de Stowe. "Yo era un escolar muy ingenuo".

El primer obstáculo entre ambos, según recuerda Roger, se presentó en 1972. La diferencia de clases se vio acentuada cuando Hodgson decidió tomar ácido. Davies, decidido a mantener sus pies sobre la tierra, declinó la invitación a participar en ello.

"El resultado de colocarme fue que yo abrí mi mente en todos los aspectos que él no podía. Eso creó una barrera, porque no pudimos compartir la experiencia. El LSD es una droga muy extraña. Volvió a educarme de nuevo... por completo. Te permite ver la vida de una forma totalmente diferente, y consigue que te liberes de todo lo que ha estado condicionándote a lo largo de tu vida. Me enseñó realmente a desarrollar mi potencial, todo lo contrario de lo que me habían enseñado en el colegio privado y durante toda mi vida".

Davies y Hodgson no han vuelto a componer juntos desde "Crime of the century", y mientras el tiempo transcurre, Hodgson admite que cada vez será más difícil volver a hacerlo. Varias diferencias siguen emergiendo: "Escribimos sobre cosas totalmente distintas, así que es complicado unificar las canciones".

Cuando sugiero que debe ser difícil trabajar dentro de un grupo con personalidades tan opuestas, Roger sonríe. "Si fuera esa la única diferencia, nos lo tomaríamos a risa", señala. Le recuerdo las controversias que sus creencias religiosas han originado.

"Sí, pero eso es bueno para mí, porque Rick me conduce a ir en esa dirección, una dirección peligrosa de todas formas. Tuve que aprenderlo de forma dolorosa. A nadie le gusta que le den sermones, y menos a mí. Así que algunas de mis canciones espirituales deben haber nacido de esa experiencia".

"De todas formas, ha sido una buena prueba para mi fe. Es bueno que hagan chistes sobre ti. Quiero decir que todos somos raros a nuestra manera, cada uno de nosotros. Básicamente lo que tenemos es tolerancia, y por eso seguimos todos juntos. Socialmente no tenemos muchas cosas en común, pero cada uno respeta las creencias y los estilos de vida de los demás. Es un elemento muy sencillo que hace que esto sea posible".

La llegada de su bebé ha hecho disminuir aún más la dependencia de Hodgson con respecto a Supertramp. Está dedicado a su familia y a su desarrollo espiritual. "Estoy en el proceso de intentar dejar de condicionarme a mí mismo. Voy a intentar no volcar mi experiencia en esta niña. Es casi como un rol a la inversa. Esta niña ha venido al mundo para enseñarme cómo volver a ser un niño, más que para que yo le enseñe a ella a ser un adulto. No quiero enseñarle a ser un adulto. Sólo quiero volver a descubrir la diversión y la alegría que los niños tienen por naturaleza, y que en realidad todos tenemos. Debería haber diversión en todas las cosas".

Aunque la relación de Hodgson con Davies y Supertramp no queda muy clara, él desea cimentar una vez más una sociedad para componer. "Creo que ambos necesitamos un descanso, para apartarnos de todo y mirarlo desde fuera. Creo que los dos queremos trabajar juntos de nuevo, porque entonces es cuando surge la magia. Llevamos cinco años sin tener la oportunidad de componer juntos o improvisar juntos".

"Supongo que es culpa nuestra. Para empezar, hay que querer, y supongo que hemos tenido otras cosas en la cabeza y no hemos tenido tiempo. Afortunadamente, el éxito de este álbum nos ha dado ese tiempo para hacerlo".

"Rick y yo tenemos ganas de desarrollarnos musicalmente. Hemos escalado hasta la cima de la montaña. ¿Qué hacemos ahora? Muchos grupos se quedan en la cima y siguen cantando las mismas canciones de siempre, pero eso a nosotros no nos dice nada. Sentimos que tenemos que desarrollarnos. El grupo permanecerá unido mientras sigamos creciendo. Si alcanzamos una cumbre, podríamos buscar otros músicos y hacer otras cosas".